LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Que la legislatura dependa de un verificador internacional, no es ni medio normal"

Marta García Aller reflexiona sobre el misterioso verificador internacional que supervisará la reunión entre el PSOE y Junts este sábado en Ginebra, Suiza. Es el acontecimiento más novedoso, extraño y noticioso del que depende la legislatura de Sánchez.

Marta García Aller

Madrid | 30.11.2023 07:23

Había ayer muchas cámaras en el solemne acto de inauguración de la XV Legislatura en las Cortes. Mucha atención para ir contando todas las referencias de Su Majestad a la Constitución, a qué si no, a la Transición y a la convivencia. Muchas miradas también para medir el afecto en los saludos, para contar los aplausos que se dieron y, sobre todo, los que no se dieron.

Andábamos escrutando cada palabra, cada gesto y cada aplauso, cuando en realidad el acontecimiento más novedoso, el más extraño y noticioso del que depende esta legislatura no estaba ayer en el Congreso de los Diputados. Ni sale en el guion de ningún acto solemne ni la Constitución lo prevé.

¿Qué dice el protocolo de los verificadores internacionales? ¿No habría que haberlos invitado solemnemente a la inauguración de esta legislatura en la que tan relevantes van a ser? No sé, aunque fuera dejándolos detrás de una cortina de terciopelo para preservar su anonimato; o detrás de un biombo, como en un programa de protección de testigos o un concurso de citas de la tele. Mejor biombo que pasamontañas, que haría el anonimato aún más inquietante.

Al fin y al cabo, del misterioso verificador internacional cuya identidad es secreta va a depender esta legislatura. A él van a irle a rendir cuentas el sábado PSOE y Junts. A Suiza. Eso de ir a rendir cuentas era algo, ¿te acuerdas? que los políticos solían hacer en el Congreso. Pero los tiempos cambian. También los ritos.

Podríamos llevar el baldaquino a Ginebra y esperar allí el sábado al verificador y, de paso, dejarle una copia de la Constitución que tan mencionada fue ayer, por si quisiera prometer también su cumplimiento. A lo mejor se anima también a dar algún discurso el verificador. No se preocupe por el idioma, que el pinganillo ya está resuelto.

Ya sabemos que las partes quieren discreción, pero algo solemne habría que hacer con el verificador para que la legislatura no nos quede a medio inaugurar.

¿Moraleja?

Que la legislatura dependa de un verificador internacional, no es ni medio normal.