Macron ha elegido como primer ministro a Gabriel Attal, de 34 años, que no solo es el sustituto de la ya ex primera ministra Elisabeth Borne, es favorito para ser sustituto del propio Macron en las próximas elecciones.
Además de su edad, se está destacando también que es el primer ministro abiertamente gay en ocupar el cargo. La ventaja de que haya un primero es que el segundo ya no será noticia por algo que a estas alturas debería ser normal.
Su predecesora, Elisabeth Borne no fue noticia por ser la primera mujer en ser primera ministra en Francia porque era la segunda después de Édith Cresson, en el 91. Con suerte, ser homosexual o ser la primera mujer en llegar a un cargo relevante dejará pronto de ser noticia. Pero para eso siempre tiene que haber alguien que llegue primero.
Ser noticia por la edad es también algo efímero. La juventud, igual que la novedad, se pasa con los años. De Macron se destacó mucho que tenía 39 años al llegar al cargo de presidente hace siete años, el más joven, pero no es por eso por lo que lo recordaremos. Si haces historia de verdad la edad se queda en anécdota. Napoleon tenía 35 cuando fue coronado emperador.
Así que la oportunidad del nuevo primer ministro para pasar a la historia no es su edad. Sino suceder a Macron como candidato a las presidenciales del 27. Su mayor desafío entonces podría ser vencer a otro candidato más joven que él. La extrema derecha de Marine Le Pen saca diez puntos en las encuestas al partido de Macron. Uno de sus aciertos ha sido mostrar una cara nueva que asuste menos. El líder visible es ahora Jordan Bardella, un joven eurodiputado de 29 años que supera en valoración a su mentora. Si el líder de la extrema derecha llegara a ser el próximo presidente de Francia su edad no sería precisamente la noticia.
¿Moraleja?
Lo que preocupa a Macron es que su legado acabe siendo Le Pen, y con razón.
