Buenos días, Carlos
En la entrevista que ayer hizo el presidente del Gobierno en el Canal 24H al único miembro de su Gobierno que mencionó fue a la vicepresidenta Yolanda Díaz. No fue para desacreditarla, como han hecho otros ministros acusándola de que su propuesta de fijar un tope a la cesta de la compra es inviable. A la pregunta insistente de Xabier Fortes al presidente de si el Gobierno va o no a fijar un tope al precio de los alimentos Sánchez apeló a la responsabilidad compartida como respuesta.
Podría parecer que pedía responsabilidad a sus propios ministros para que se pusieran de acuerdo antes de salir a hacer declaraciones contradictorias. Pero no, el presidente Sánchez a la responsabilidad compartida que apelaba era a la de las grandes empresas de supermercados. Es a ellos a los que les anima a buscar soluciones.
El ejemplo que puso fue el de la ley de cadena alimentaria, un guiño, pero sin nombrarlo, al buen hacer del ministro Luis Planas, el que más tajantemente se ha opuesto a la propuesta de Díaz. El presidente quiere aparecer como un árbitro salomónico en esta disputa entre ministros y queda la duda de si realmente esto le hace parecer más presidencial o menos coordinado, por los jaleos que sus ministros se traen entre sí.
No hubo respuesta a la pregunta de si el Gobierno va o no a hacer algo concreto para frenar los precios de la cesta de la compra. Y en esa falta de concrección está la verdadera respuesta. Debatir sobre los precios empieza a parecer el fin en sí mismo. La vicepresidenta lanza el mensaje de que el Gobierno trabaja en tranquilizar el bolsillo de las familias y los ministros socialistas que se le oponen transmiten a su vez el mensaje a las empresas de que no tienen de qué preocuparse. Parecen descoordinados, sí. Pero ya no tengo tan claro que realmente lo estén. Ni si este debate terminará concretándose en alguna medida. Aunque eso no quiere decir que no resulte útil al Gobierno.
¿Moraleja?
No hay debate que haga sombra al de los precios de la cesta de la compra.