LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Será un éxito ver explotar un cohete, pero no dan ganas de comprarse un billete"

Marta García Aller reflexiona sobre la reacción de Elon Musk tras la explosión de su cohete SpaceX, quien aseguró que la operación había sido todo un éxito.

Marta García Aller

Madrid | 21.04.2023 08:00

“Desmontaje rápido no programado” significa, por lo visto, explosión. Así terminó ayer el vuelo de SpaceX, el que era el cohete más potente de la historia. Digo era porque después de la explosión acabó desintegrado. Y no hace falta ser ingeniera aeroespacial para deducir que no es bueno que un cohete explote cuatro minutos después de su lanzamiento. Ni viene mal saber algo de comunicación para interpretar que llamar “Desmontaje rápido no programado” a que explote durante un vuelo de prueba es un eufemismo un poco forzado. Eufemismo nivel cósmico, lo llama The New York Times.

La empresa, sin embargo, lo ha considerado un éxito. Elon Musk, el dueño de SpaceX, dio en seguida la enhorabuena a todo el equipo tras la explosión y se felicitó en Twitter por lo mucho que el lanzamiento ha servido para aprender. Hubo hasta un ingeniero que roció una botella de champán sobre sus colegas para celebrar - ¿cómo era?- el “desmontaje rápido no programado”.

Estamos tan acostumbrados a esconder los fracasos, a avergonzarnos de ellos, que es difícil interpretar la reacción de Elon Musk como algo más que un postureo estudiado por su equipo de marketing para tapar el desastre. Pero es mucho más que eso. En Silicon Valley, más que en ningún otro sitio, combinan la exaltación del éxito a toda costa con ese discurso trivial de ver siempre en los fracasos algo positivo, escondiendo su crudeza. Estos milmillonarios pueden frivolizar con el fracaso porque se lo pueden permitir una y otra vez.

Dice el filósofo Valerio Rocco en su ‘Glosario del Fracaso’ que tenemos que aprender a visibilizar los fracasos y normalizarlos. Y más allá del postureo marquetiniano, hay algo de cierto en que la explosión del SpaceX resulta útil a la empresa. A los expertos les permite aprender más rápidamente en su carrera espacial. Lo habitual es hacer muchas más pruebas teóricas para evitar fracasar en público. No todos pueden permitirse el lujo de ir explotando cohetes para aprender más rápido. La NASA, no. Elon Musk, sí. Ver explotar el cohete, además, consigue que le hagamos más caso a la noticia, recuerda lo complicado que es y valoraremos más el día que lo consiga. Eso también es marketing.

¿Moraleja?

Será un éxito ver explotar un cohete, pero no dan ganas de comprarse un billete.