LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Sospecho que opinamos más de lo que necesitamos"

Marta García Aller reflexiona en 'Más de uno' sobre el descanso que supone también no tener que opinar.

Marta García Aller

Madrid | 02.09.2024 07:51

Espero que hayas descansado en vacaciones. En vacaciones descansamos de muchas cosas. Y, además de no madrugar, por supuesto, hay algo que voy a echar mucho de menos. De opinar. Qué descanso no tener que opinar. Opinar poquito, lo justo. Y no será que no han pasado cosas.

¿Que vuelve Puigdemont? No me digas. ¿Que vuelve a marcharse sin que la policía lo detenga? Mira tú. ¿Que Illa ya es president? Ahá. ¿Y los Presupuestos Generales? Ya veremos.

¿Y la candidatura de KamalaHarris? ¿Y las protestas contra el turismo masivo? ¿Y del viaje de Sánchez por África? ¿Y de la moda ir a ligar al Mercadona?

Pues aunque parezca mentira es posible, incluso recomendable, no opinar de nada de esto. Se puede incluso no opinar de la fideua del chiringuito. Ni siquiera de Mbappé. ¿Te imaginas que todo el país se tomara de pronto vacaciones de opinar? Un mes. Bueno, una semana. O un día. Venga, un ratito. Solo un ratito. Así, por probar. Como pasaba en el ‘Ensayo sobre la lucidez’ de Saramago, pero en vez de todo un país votando en blanco, un país entero dejando de opinar. Anda que no sería desconcertante.

A lo mejor es demasiado pedir. Otra opción es que igual que bares y restaurantes, lo mismo que los hoteles y los aeropuertos están libres de humo, imagina que estuvieran libres de opiniones no solicitadas. Que hubiera que ir a un área acotada para opinar donde no se pueda molestar a nadie. Así no habría opinadores pasivos sufriendo quejas y opiniones ajenas en silencio. Quejarse a menudo es opinar. O podríamos empezar por preguntarle al de al lado, como gesto de buena educación, si le molesta que le opinemos mientras come y, en tal caso, levantarnos de la mesa a la ventana más cercana a opinar hacia fuera.

Así que ahora que estamos de vuelta, a punto de volver a opinar de todo, reconozco que además de la playa, la fideua y el chiringuito, echo un poco de menos esas otras vacaciones. Las de opinar.

¿Moraleja?

Sospecho que opinamos, más de lo que necesitamos.