Ahora que Juan Lobato se va de la política dando un portazo, tras un órdago a Moncloa que duró 48 horas, es el mejor momento de hacerse esa pregunta que periódicamente intriga a los politólogos: ¿Por qué Madrid es de derechas y las demás capitales de izquierdas? Londres, París, Berlín, Washington…
Da igual cómo de derechas se vuelva un país, su capital suele quedarse en la izquierda. Esa brecha que crece en el mundo occidental, entre el voto de las grandes ciudades, más progresista, más ecologista y cosmopolita, frente al voto del interior, más conservador y proteccionista, más del Brexit, de Trump y los chalecos amarillos. Las grandes capitales permanecen como fortín de la izquierda al margen de las mayorías nacionales conservadoras… Excepto aquí.
Madrid, la región, lleva 30 años gobernada por la derecha. Y salvo el paréntesis de Carmena, el Ayuntamiento, también. Desde los tiempos de Barranco y Leguina. Tres décadas en las que, por cierto, el PP madrileño ha estado plagado de casos de corrupción que han acabado en la cárcel con algún ex presidente y no pocos investigados. Y, sin embargo, la derecha sigue ganando. Y la izquierda, perdiendo. ¿Por qué?
Tendrá su mérito Ayuso, claro. Es la que mejor capitaliza el descontento con Sánchez y el voto contracorriente. Boris Johnson también fue alcalde de Londres antes de primer ministro. Sin embargo, no basta para explicar tantas décadas en el poder.
Sería injusto no atribuirle el mayor mérito de todos, reconocerle el esfuerzo y el crédito indiscutible, a la izquierda madrileña. Al partido socialista, en concreto. Y a Sánchez en particular por esta última década. Porque en Madrid no es solo la derecha la que gana es la izquierda la que pierde. El PSOE se empeña en nombrar a dedo candidatos desde Moncloa, fichajes estrellados que se supone que tendrían que funcionar en las urnas solo por haber sido ministros o entrenadores de baloncesto. Ese empeño ha fracasado una y otra vez. Lobato quiso revertir esa tendencia. Pero Moncloa ya tenía su candidato preparado.
¿Moraleja?
Del Tamayazo a Lobato y a este paso habrá Ayuso para rato.