No fue una bala perdida. Ni un misil descarriado. Los coches de World Central Kitchen que transportaban comida fueron masacrados por tres misiles del ejército israelí, que estaba avisado de la ruta. Mataron a siete cooperantes de la ONG del chef José Andrés. Un palestino, un australiano, un polaco, tres británicos, un estadounidense y un canadiense.Y cuanto más detalles conocemos, más indignante resulta.
No es nuevo que haya trabajadores humanitarios asesinados en Gaza. Van unos 200 cooperantes muertos ya, asesinados mientras trataban de distribuir comida o ayudar en hospitales, escuelas y refugios. 200 trabajadores humanitarios y cien periodistas asesinados en estos 150 días de ataques sistemático en Gaza.
Así que un ataque israelí como el que ha matado a los 7 cooperantes de José Andrés no es nuevo, pero sí es diferente. Esta vez la indignación es mayor, porque también lo es el eco mediático. No solo porque los asesinados sean trabajadores humanitarios. Sino porque las víctimas son de países que han apoyado a Israel. El propio José Andrés fue contundente reivindicando el derecho de Israel a defenderse. Y no hay manera de acusar a World Central Kitchen de nada ni sembrar sospecha alguna. Netanyahu justifica que ha sido un error.
Las organizaciones de ayuda humanitaria llevan tiempo avisando de que Israel está bombardeando indiscriminadamente, sin tener en cuenta víctimas civiles. Este ataque lo hace más obvio todavía. Da una idea de la impunidad total con la que está actuando Israel mientras buena parte de la comunidad internacional mira para otro lado.
Si pueden ser asesinados indiscriminadamente los trabajadores humanitarios mientras llevan comida a los civiles que mueren hambre por el bloqueo, si el ejército israelí mata así a los cooperantes de una organización tan mediática de un reconocido chef que apoya a Israel, es que cualquiera puede serlo. Es que lo están siendo.
Israel, el país que vende la mejor tecnología y armas de precisión está matando civiles indiscriminadamente en Gaza. Cuando el error es sistemático deja de ser un error. Es un modus operandi.
¿Moraleja?
Con tanto inocente asesinado, no se puede mirar para otro lado.