Hay algo cómico, no me digas que no, en que sean huevos, precisamente huevos, lo que le falta al país que se pone gallito amenazando al resto el mundo con sanciones comerciales. El orden mundial se desmorona y a Estados Unidos, al Gobierno de Trump, le faltan huevos. De hecho, cuenta Reuters, que este fin de semana Estados Unidos se ha puesto en contacto con Dinamarca y otros países europeos para pedir a ver si les puede mandar huevos porque la crisis de la gripe aviar les está dejando sin ellos.
Es la típica escena de buena vecindad que en otro momento no tendría más importancia. Llamar a la puerta del vecino para pedirle huevos. Lo que no es típico de buenos vecinos es andar amenazando con aranceles para hundir su economía a menos que le cedas el control de Groenlandia. El vecino que lleva un mes queriendo quitarte un trozo de terraza te dice ahora que si le prestas unos huevos.
Finlandia ya ha dicho que no. Que ha mirado en la despensa y que no le quedan para prestarle al vecino que el otro día le dijo que si le atacan los rusos no es su problema.
Entre tanto, en Nueva York, hay tiendas de comestibles vendiendo huevos sueltos a 3 dólares. Y en los supermercados se están agotando. Además de la gripe aviar, se investiga al mayor productor por posible monopolio. Pero el problema no es nuevo, el año pasado el precio de los huevos ya eran un problema para Biden. De hecho, Trump durante la campaña electoral culpaba a Biden del precio de los huevos y prometió que nada más llegar él a la Casa Blanca bajaría el precio, que él sabría cómo hacerlo. Pero desde el año pasado, el precio de los huevos en Estados Unidos ha subido casi un 60%, un 15% solo en enero. Con su política arancelaria Trump no ha hecho más que agravar los precios y, encima, enfadar a los vecinos.
¿Moraleja?
Tiene gracia que en este mundo nuevo a Estados Unidos lo que le falta sean huevos