Donald Trump cargó ayer en una rueda de prensa de lo más desconcertante contra los grifos. Avisó también que no descarta usar la fuerza militar para apropiarse de Groenlandia y hacerse con el control del Canal de Panamá. Y, ya puestos, Canadá. Y como si fuera uno de esos rascacielos a los que pone su nombre quiere también que el Golfo de México pase a llamarse Golfo de América.
Arremeter contra los cabezales de los grifos de la ducha, enemigos de la patria, por lo visto, no es lo que más asusta de todo lo que dijo. Pero sí es representativo del delirio que nos espera. Porque si puede inventarse una amenaza sobre los grifos de la ducha que todo el mundo tiene en casa, por una simple norma que busca el ahorro energético para evitar que los cabezales pierdan agua, por qué no va a inventarse amenazas internacionales y nuevas fronteras, que son mucho más difíciles de comprobar que el grifo de la cocina.
Y, claro, lo de los grifos puede tener gracia, pero que el presidente de Estados Unidos, ¡el presidente de Estados Unidos!, no descarte un enfrentamiento militar con un miembro de la OTAN, no la tiene. Un líder mundial creyéndose con derecho a reclamar territorios ajenos y reescribiendo la historia para justificarse… a quién nos recordará esto.
Y mientras Trump reclama la anexión de Groenlandia, el Canal de Panamá y Canadá, la conquista que ya ha logrado es la de un territorio que habitan 3.000 millones de personas. Los dominios de Mark Zuckerberg en Meta. O sea, Facebook, Instagram y Whatsapp. A Zuckerberg le faltó salir con la gorra roja de Maga y fusil en mano para rendir pleitesía al nuevo presidente cuando anunció que retiraba todo control de contenidos en sus redes y copia el modelo de Elon Musk en X. Además suma a su empresa a varios aliados de Trump. A partir de ahora, si una mayoría de gente online dice que de los grifos no sale agua esa será la verdad en sus redes.
¿Moraleja?
Trump aún no es presidente y ya nos vamos haciendo una idea del caos creciente.