LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Yolanda Díaz abandona el liderazgo de un partido que no ha terminado de existir"

Marta García Aller reflexiona en 'Más de uno' sobre la dimisión de Yolanda Díaz como coordinadora general de Sumar.

ondacero.es

Madrid |

En este país estamos tan poco acostumbrados a las dimisiones que solemos revestirlas de un acto valor, confundiendo a menudo lo heroico con lo simplemente extraordinario. En el caso de la vicepresidenta del Gobierno, porque vicepresidenta ha decidido seguir siendo, el verdadero mérito de su dimisión de los cargos orgánicos de Sumar es que lo parezca. Que parezca una dimisión. ¿Se puede dimitir de algo que no existe? ¿Acaso te puedes ir de un lugar inexistente?

Yolanda Díaz abandona el liderazgo de un partido que no ha terminado de existir. Se queda en su cargo más tangible y se va del intangible. De hecho, de todo lo que ha hecho Díaz desde que Pablo Iglesias la designó sucesora, lo más parecido a lograr que Sumar parezca de verdad un partido, ha sido abandonándolo. Dimitiendo de sus cargos, parece que Sumar exista de verdad.

En realidad, Yolanda Díaz dimite de un cargo para el que nunca fue elegida por un partido que no ha terminado de formarse. Renuncia a ejercer un liderazgo que ya no le reconocían ni dentro de su propia organización. Mejor dicho, desorganización. Porque partido, lo que se dice un partido, tampoco termina de ser. Espacio, le dicen, aunque cada vez ocupe menos sitio.

Un espacio puede ser físico, geográfico, o exterior e interior. Yolanda Díaz abandona el espacio físico de Sumar sin haber logrado que exista geográficamente. Se va del espacio interior al exterior. ¿Y qué deja en el interior de Sumar? Un cúmulo, de partidos y fracasos. Muchos fracasos. La incapacidad de integrar a Podemos seguramente fuera el primero. El último, humillar a IU, el único partido que le quedaba con estructura territorial nacional, al hacer las listas de las europeas. Bueno, el penúltimo. Porque luego hemos visto una campaña de las europeas errática, fuera de tono, con una candidata desconocida que terminó de enfadarlos a todos dentro y fuera nadie recuerda. Hábil tampoco fue presentarse este año a todas las elecciones autonómicas, acumulando derrotas electorales que han desgastado la marca antes de nacer.

¿Moraleja?

A marcharse le llamamos dimitir, pero a veces se parece mucho a huir.