LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Para no hablar de amnistía Sánchez mandó a Oscar Puente, qué cobarde esconderse tras el suplente"

Marta García Aller nos habla en 'Más de uno' de la primera sesión del debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo.

Marta García Aller

Madrid | 27.09.2023 08:03

Donde mejor se expusieron ayer los riesgos de una amnistía, no fue en el Parlamento, sino en el Parlament. Ya podía Feijóo salir a decir que una amnistía no es ética ni jurídicamente aceptable, ya podía insistir desde la tribuna a la que subió como candidato frustrado, que la amnistía es una afrenta a la democracia española. Donde más claro quedaron sus riesgos no fue escuchando a Feijóo, sino al president de la Generalitat.

Mientras Sánchez callaba en Madrid, en Barcelona Père Aragonés pedía para después de la amnistía un referéndum de autodeterminación y Ana Erra, la presidenta del Parlament, aclaró que no le temblarán las piernas para desobedecer al Estado.

A última hora Rufián transmitió ese mismo mensaje en la Carrera de San Jerónimo por si los del Congreso no se hubieran enterado. Mientras los socios de Sánchez de Sumar defendían que la amnistía sería un punto final, el de Esquerra aclaraba que una amnistía del 1-O servirá para preparar otro 1-O. Se les puede acusar de muchas cosas a los independentistas, pero no que no estén dejando claras sus intenciones.

Todo lo contrario de Sánchez, que por no hablar de la amnistía ni habló. Menospreció al candidato Feijóo negándole la réplica y dejando que la hiciera Óscar Puente. Menospreciando al candidato menospreciaba la institución, que no es que sea algo nuevo, pero no por ello menos feo. Pero por más que se empeñe Sánchez en eludir el tema de la amnistía, la amnistía estaba por todas partes. Sobre todo, en su silencio.

De todas las cosas que dijo ayer Feijóo, la más difícil de entender es la del empeño en que si no es presidente es porque no quiere. Como si PNV o Junts fueran a investir a Feijóo con los votos de Vox y viceversa. Para subrayar las contradicciones de Sánchez, que son muchas, no hacía falta caer en otras nuevas. Para combatir la desconfianza en la política, que es para lo que decía Feijóo haber subido a la tribuna, y ser un gobernante de fiar, como se presentó ante la cámara, sería más útil ceñirse a la verdad. O, al menos, a lo posible, que ya bastante inquietante resulta.

¿Moraleja?

Para no hablar de amnistía Sánchez mandó a Oscar Puente, qué cobarde esconderse tras el suplente