Seguro que te suena el nombre de Mahsa Amini, la joven iraní que murió a manos de la policía de la moral iraní por no llevar bien puesto él hijab. Desde entonces miles de mujeres han salido a las calles a protestar, también muchos hombres, contra la obligación de llevar la cabeza cubierta que a Mahsa le costó la vida. Y contra el resto de leyes que las oprimen.
Son mujeres jóvenes que nunca han vivido las libertades que sus abuelas sí tuvieron y las que están protagonizando esta revuelta, saliendo a la calle a bailar con la cabeza descubierta delante de la policía, queman sus pañuelos en hogueras y algunas se rapan la cabeza.
Si el nombre de Mahsa Amini está haciendo historia es porque las protestas que han empezado con su muerte pueden cambiar Irán para siempre. Son las nietas del régimen de los ayatolás las que han perdido el miedo a salir a la calle a protestar. Han sentido que lo que le ha pasado a Masha les podía haber pasado a ellas y eso, lejos de meterles más miedo a la muerte, se lo ha quitado. Ya que se juegan la vida igualmente al salir cualquier día a la calle, mejor salir para intentar cambiar las cosas.
Nos suena el nombre de Masha Amini, pero seguramente no hayas oído el de Niloufar Hamedi, la periodista iraní que primero publicó la historia de Mahsa. Ahora está detenida en aislamiento. O el de Hadas Najafi, una joven que publicaba en TikTok las protestas contra la policía de la moral y ha sido asesinada con veinte perdigones en el pecho. Hay ya cientos de mujeres encarceladas por las protestas en Irán y más de 70 muertos.
El nombre de Mahsa Amini, sin embargo, ha tardado en sonar en el Ministerio de Exteriores español. Once días ha tardado el Ejecutivo en condenar formalmente lo sucedido. Cuenta Ignacio Cembrero que el Gobierno español ha reaccionado tarde en comparación con otras capitales europeas, pero tampoco en España se han dado prisa las manifestaciones de la sociedad civil. Si hasta este comentario madrugador está llegando tarde.
¿Moraleja?
Las mujeres iraníes que se juegan la vida en las protestas necesitan mucho más apoyo como respuesta
