El antecedente conocido de la mascarilla que hoy usamos contra el coronavirus se ideó en 1911, en la península china de Manchuria, en medio de una pandemia. Fue una idea de un doctor llamado Lien-teh Wu, que estudió en Cambridge y al que se le ocurrió algo chocante en la época: que la enfermedad se propagaba por el aire.
Pero ahora vemos que no todas las mascarillas son iguales. Hay mascarillas que no te protegen del exterior, del aire y sus partículas, del virus, mientras que unas con filtro sí lo hacen. Las famosas N95, esas son las mascarillas más reconocibles y eficaces, que inspiradas en la copa de un sujetador. Su nombre significa que puede bloquear al menos un 95 por ciento de las partículas diminutas más difíciles de capturar: 0,3 micras.