CON MARTA GARCÍA ALLER

Objetos cotidianos: El microondas

Marta García Aller nos cuenta en Más de uno cuál es la historia de ese objeto tan polémico en la cocina, el microondas.

ondacero.es

Madrid |

Marta García Aller nos habla en Más de uno "de una oveja negra de la cocina que no siempre tiene el reconocimiento que merece en lo que a tecnología culinaria se refiere", el microondas.

Es verdad que lo del fuego fue un gran avance para la humanidad. ¿Pero y cocinar sin fuego? Igual que a los coches en el siglo XX se les empezó llamando coches sin caballos, a los microondas se los empezó llamando hornos sin fuego. Cuando se empezaron a comercializar en los años 60 eran unos objetos misteriosos que generaban desconfianza. ¡Cocinar sin fuego! ¿Dónde se ha visto eso?

¿Cómo nace el microondas?

Pues el microondas es otro de esos inventos que debemos a dos de las fuerzas que más han impulsado la innovación a lo largo de la historia: la casualidad y la guerra. Un ingeniero estadounidense llamado Perry Spencer estaba investigando el magnetrón, para mejorar el sistema de radares militares ideado durante la Segunda Guerra Mundial. Era 1945 y el señor Spencer, que pasaba muchas horas en el laboratorio, era muy de llevar chocolatinas en el bolsillo. ¿Y qué le pasó a la chocolatina que llevaba en el bolsillo el señor Spencer cuando se acercó al magnetrón con el que estaba investigando? Se derritió. Otras historias, porque lo que Spencer comía en el laboratorio ha pasado a ser leyenda, hablan de que lo que tenía era un huevo que explotó (un huevo de gallina, se entiende, no uno propio). También algunos libros dicen que acercó una mazorca de maíz al magnetrón y se hicieron palomitas. El caso es que poco a poco en la empresa de Spencer empezaron a darles vueltas a cómo utilizar esta tecnología, que en su origen se había ideado como radar para detectar los aviones alemanes, para cocinar. Habría que ver los experimentos que hicieron con todo tipo de alimentos a ver qué pasaba.

Desde que al señor Spencer se le derrite la chocolatina hasta que los magnetrones cupieron en la encimera de la cocina pasaron muchos años. Inicialmente, las máquinas capaces de producir estas ondas electromagnéticas eran enormes.

El primer microondas con magnetrón pesaba 300 kilos, frente a los 700 gramos del microondas estándar actual. La empresa en la que trabajaba el señor Spencer estuvo 20 años dándole vueltas a eso de calentar alimentos. Lo patentó y empezó a utilizarse en la cocina industrial. No fue hasta los 60 que tuvieron un tamaño razonable y un precio por debajo de los 500 dólares para empezar a venderlo en los hogares. El primer microondas con plato giratorio es de 1966. Y es en los 70 cuando lo empieza a petar en Japón y EEUU, sobre todo en restaurantes. En España a las casas llega más bien en los 80. Aun así, han pasado 50 años desde su invención y todavía mucha gente considera que eso de cocinar en una caja de metal sin fuego no es trigo limpio.

Durante muchos años se le tuvo miedo alegando motivos de salud. Cuenta la historiadora Bee Wilson que de todas las pruebas hechas hasta la fecha el microondas es inocente de todo riesgo para la salud. La radiación es mínima, pero la desconfianza siguió todo el siglo XX a la idea de cocinar sin fuego y sin que se dore la superficie.

Aunque tiene limitaciones. El microondas no puede asar. Pero tampoco haces huevos fritos en un horno. Cada aparato tiene sus limitaciones. Pero el verdadero defecto del microondas es la poca imaginación que le echamos al usarlo. Tuvo mala suerte, dice Bee Wilson, en salir al mercado en la época de la comida instantánea de posguerra. El uso más común del microondas es recalentar, porque se promocionó inicialmente para la comida precocinada.

El microondas también crece de la mano de la sociedad cada vez más individualizada de la segunda mitad del siglo XX. Cuando los jóvenes empiezan a irse a vivir solos sin casarse y sin tener una familia para cocinar o una esposa que les cocina. Tiene fama de ser la cocina de la prisa y asocial. Que alrededor del microondas no se reúne la familia como lo hacía alrededor de una chimenea asando chuletas. A no ser que dentro del microondas haya una bolsa con palomitas y un grupo de niños en casa.