Como cada semana, Marta García Aller nos cuenta en Más de uno cuál es el origen de uno de un objeto cotidianos, uno de esos que siempre han estado ahí y no nos hemos planteado cuándo se crearon. En esta ocasión nos habla de la cremallera.
Marta confirma que se inventó a mediados del siglo XIX, aunque a principios ya había algo parecido no se llegó a comercializar. Y como todo invento resuelve un incordio, la cremallera responde a la necesidad de abrocharse las botas altas que estaban de moda entonces.
Por ello, algunos ingenieros empezaron a buscar sistemas de cierre más prácticos. Cierre automático llamaron a la cremallera. También recibió el nombre de cierre de corchetes. La patente de la cremallera es de 1893, de Whitcomb L. Judson, un mecánico que quería inventar un cierre fácil para las botas porque tenía un amigo que le dolía mucho la espalda, e ideó un mecanismo para cerrar las botas con una sola mano.
Aunque el invento de Judson no funcionaba muy bien, ya que se rompía todo el rato y a los fabricantes de botas no les convencía. El primer pedido que recibieron fue para fabricar cierres para las sacas del Servicio de Correos de los Estados Unidos, el negocio fracasó porque los cierres se atascaban todo el rato. Luego se fue perfeccionando. Y el nombre que hizo fortuna, en inglés, fue una onomatopeya. Una palabra a partir de un sonido, "zip".
Aún así, la cremallera que conocemos hoy en día no empieza a hacerse hasta 1913, gracias a un ingeniero suecoque mejoró el sistema de Judson. Pero no fue hasta 25 años después cuando empezó a incorporarse en la industria de la moda y en la ropa, empezó a ponerse de moda en los pantalones vaqueros.
