A ver si lo he entendido bien. El PSOE de Madrid que lidera Pedro Sánchez proclama que ni en pintura meterá en el gobierno regional a Pablo Iglesias, esté tranquila Madrid.
El PSOE lo promete. O sea, Sánchez. Que es quien mantiene a Iglesias de vicepresidente en España porque lo que sería malo para los madrileños es estupendo para todos los españoles.
El presidente Mañueco, de Castilla y León (Partido Popular) acusa al socialista Tudanca de haber alentado el transfuguismo. Para poder pactar con los que renegaran de Ciudadanos.
El transfuguismo según el PP
Para el PP de Castilla y León es tránsfuga quien rompe con el partido y se agarra al escaño para negociar con su voto. Que es justo la definición que encaja con los tres diputados murcianos que antes eran de Ciudadanos y con los que ha pactado López Miras para conservar el poder. Solo que en Murcia el PP no les llama tránsfugas sino personas íntegras que cumplen lo que prometieron a sus votantes.
Pablo Iglesias ignora el significado de la palabra prueba
El vicepresidente segundo, señor Iglesias, dice que él no va a entrar en descalificaciones...después de haber dado por hecho que la señora Díaz Ayuso es una delincuente.
Sostiene que bajo las alfombras de Madrid hay tantas pruebas de que Ayuso delinque que en cuanto llegue él, y las levante, ella va derecha a la trena. Y cuando le pregunta Piqueras anoche qué pruebas son esas y responde que igual que Esperanza Aguirre está imputada y que estuvo Cristina Cifuentes lo estará Ayuso. Queda constancia, por tanto, de que el vicepresidente segundo ignora el significado de la palabra prueba. Y que en el batiburrillo argumental que siempre lleva consigo estar imputado equivale a acabar en la cárcel siempre que se trate de gente de otro partido, no del suyo. Ni Aguirre ni Cifuentes han entrado en chirona, que se sepa.
Fracaso de la moción de censura en Castilla y León
A juzgar por el entusiasmo con el que algunos dirigentes del PP le coreaban el ‘presidente presidente’ a quien ya era presidente se diría que Fernández Mañueco no estaba tan seguro como parecía de que la moción de censura socialista fracasaría. El matrimonio del PP y Ciudadanos se ha salvado en Castilla y León con una sola baja: la de la diputada naranja que el viernes dejó de serlo y que ayer se abstuvo.
El aspirante Tudanca obtuvo los 37 votos que estaban anunciados: 35 de su partido y dos de Podemos. No consiguió convencer a ningún otro para que le apoyara. Necesitaba a Ciudadanos para ser presidente (como hace dos años) y ésta vez tampoco le funcionó la persuasión (porque dice Ábalos que su partido no ofrece premios, sólo argumentos). El ministro le dice, paternal, a Arrimadas qué es lo que tiene que hacer...mientras su delegado en Castilla y León, Tudanca, se mofa del novio, o la novia, cortejada.
Se ríe del partido a quien él ha intentado tener de socio de gobierno por no haber querido irse con él. Muy elegante no es. Y llamar muerto a quien ha sido objeto de tu cortejo es sorprendente. Tudanca quería casarse con un partido muerto. Es inevitable evocar esta mañana a Tim Burton y ponerle a esta escena la música de La novia cadáver.
Déjenos morir en paz, dijo el portavoz naranja mientras la sala de llenaba del aroma inconfundible de los cirios y lo crisantemos. No sé yo si es muy ilusionante el eslogan para los militantes y votantes de Ciudadanos. Le han regalado el eslogan al enemigo.
A juzgar por el entusiasmo con el que algunos dirigentes del PP le coreaban el ‘presidente presidente’ a quien ya era presidente se diría que Fernández Mañueco no estaba tan seguro como parecía de que la moción de censura socialista fracasaría.
Por cierto, Edmundo Bal ha ganado las primarias de Ciudadanos en Madrid. ¡¿Qué me dice?! Pues sí, sí. Créaselo. No sólo ha ganado, es que ha sacado el 90% de los votos. Han participado... mil trescientos afiliados.
Y por cierto, en Castilla y León el PSOE estaba encantado de gobernar con Podemos dentro del gabinete. Que lo sepa Gabilondo. Ahora que dice que ‘con Iglesias, no’. Sí es sí, no es no, sólo sí es sí, con Ribera no, desde que la comunicación política se convirtió en el lenguaje de Tarzán.
Ángel Gabilondo no quiere al vicepresidente de su líder
Hasta Gabilondo se ha contagiado. Al vicepresidente de su líder, Sánchez, no lo quiere para él.
Pero vamos a ver: qué tiene de malo Iglesias, líder progresista y reformador del que tantas cosas buenas tiene dichas Sánchez.
Radical, extremista. Le faltó populista. O sea, todo lo que hace un año y cinco meses decía Sánchez. Problema para Gabilondo: que esta jugada ya la hizo su jefe en 2019 y y al día siguiente de las urnas estaba compartiendo con él el gobierno de España.
Y sintiéndolo mucho por el candidato soso, serio y tutelado, todo el mundo sabe que en el PSOE de Madrid se hace, y se hará, no lo que decida él sino lo que decida Pedro Sánchez.
Le han diseñado en la Moncloa una estrategia curiosa que consiste en refutar lo que la Moncloa representa desde hace un año. Primero, la coalición con Podemos. Segundo, la emergencia fiscal para acabar con el dumping fiscal madrileño. ¿Cómo era eso que predicaba Adriana Lastra? La insoportable competencia desleal de los bajos impuestos madrileños. El paraíso fiscal que urgía desmontar. Pues ahora dice el candidato que los impuestos no los toca.
Todo el mundo sabe que en el PSOE de Madrid se hace, y se hará, no lo que decida él sino lo que decida Pedro Sánchez.
Si tan positivo para la gente corriente iba a ser restablecer el impuesto de patrimonio y subir el de sucesiones, ¿cuál el inconveniente?
Nada. La urgencia ha dejado de serlo. Y dices: si tan positivo para la gente corriente iba a ser restablecer el impuesto de patrimonio y subir el de sucesiones, ¿cuál el inconveniente? Más ingresos para la administración, ¿no era eso? Y más servicios públicos que iban a poder financiarse. Pues por alguna razón, propuesta aparcada. El paraíso fiscal de pronto es bienvenido por quienes ansiaban derrumbarlo. Qué cosas nos están pasando. Y mientras el gobierno central, del PSOE, exhibe la recuperación económica como un éxito, y la previsión de crecimiento del PIB.
La gente está mal. Tanto PIB tanto PIB. En el país de Sánchez la gente está mal. El PSOE le hace los eslóganes al adversario.
En el Madrid de Ayuso la gente también está mal. Pero la presidenta presume de que los hosteleros y los comerciantes la quieren porque ha restringido menos sus actividades. Madrid es la región con mayor incidencia acumulada de contagios y el mayor porcentaje de camas de UCI ocupadas. Pero la presidenta fía su victoria electoral a los indicadores económicos y, antes que eso a la animadversión a la izquierda y a la satanización de Pedro Sánchez.
El presidente que quiere asaltar la Real Casa de Correos: sigue hablando la señora Ayuso como si el gobierno de Madrid, y Madrid mismo, fueran suyos. En propiedad. Y sin ánimo de disgustarle hay que recordarle que no. Que el gobierno se gana en el Parlamento. Y tal como se gana, se pierde.