En cuarenta y ocho horas estarán los bombos llenándose de bolas para que canten su buenanueva los niños de San Ildefonso. El sábado es Navidad. Y de aquí al sábado, como sabe el señor Scrooge, da tiempo a que el megavatio hora marque cuatro récords históricos más y a que la incidencia acumulada nos pegue otros cinco sustos. Subidas, subidas, subidas. El villancico desalentador de este fin de año.
Subida del precio de la luz
Lo del megavatio ya no tiene nombre: o sí, el megavatio rompetechos, no por su corta estatura sino al revés, porque cada día marca un techo más alto. Hasta los 340 euros de media, hoy. Y sin nada nuevo a la vista que haga pensar que vaya a empezar a menguar en breve.
Menos mal que pase lo que pase, y se ponga el megavatio como se ponga, nuestro gobierno tiene la certeza de que apenas lo notaremos en nuestra vida cotidiana. Todo lo más, nos sentiremos un poco exprimidos, ¿verdad?, pero no más que en 2018, señora, no tiene usted de qué preocuparse. Y sobre todo, no tiene usted de qué quejarse. ¿O es que se quejó en 2018, eh? Ni se acuerda. Sánchez acababa de llegar al gobierno para resolver éste y todos nuestros otros problemas. Que se entere la electricidad de que ha cambiado el signo político del gobierno, era el mensaje. Tres años después, la esperanza es que no estemos mucho peor que entonces.
Subidas, subidas. Y nubarrones sobre las fiestas navideñas.
A la hora de la misa se apareció este domingo el presidente en la televisión y la radio para darnos doctrina
A la hora de la misa se apareció este domingo el presidente en la televisión y la radio para darnos doctrina. Un sermoncito corto, para lo que en él es costumbre ---o vicio--- y sin más pretensión que la de hacernos partícipes de la cosa pandémica pinta fea. Se le agradece al presidente la noticia pero anida, a estas alturas, la sospecha de que él haya sido el último en enterarse.
Fue una comparecencia extraña la del presidente. Por el día. Por la hora. Y por su intención: que no parezca que él está mano sobre mano mientras se dispara la incidencia, léase mientras arde Roma. Es verdad que no está mano sobre mano: ha levantado el teléfono para organizar con los presidentes autonómicos una kekada telemática para la tarde del miércoles. Tampoco parece que haya sido un esfuerzo ímprobo.
Resumen de la comparecencia de Pedro Sánchez
Éste es el resumen de lo que sucedió ayer: salió Pedro Sánchez a anunciar una reunión extraordinaria de presidentes motivada por la evolución de la epidemia, dejó caer que se hace necesario tomar nuevas medidas en todo el territorio, pero... no sugirió siquiera qué medidas pueden ser ésas y dedicó el 99% de su mini homilía a recrearse en lo mucho y bien que nos estamos vacunando.
O traducido: la declaración de ayer se debe a que la situación es preocupante; la convocatoria de los presidentes se debe a que la situación es preocupante; pero... el presidente no tiene más que aportar que el ay que ver qué bien se vacuna en España. Y es verdad que se vacuna más y mejor que en casi todos los demás países, mérito de los gobiernos autonómicos y de las enfermeras.
Incidencia acumulada por encima de 500 y más de cinco mil enfermos de covid hospitalizados. Ésa es la cuestión: no lo que hacemos bien, que es vacunar, sino lo que no estamos sabiendo hacer para que los contagios no se disparen.
El gobierno ha estado semanas agarrándose a una ilusión: como infectarse ahora raramente supone que te hospitalicen ---bendita vacuna--- aunque la incidencia la tengamos por las nubes no hay motivos para alarmarse. Bueno, una mañana más les recuerdo lo de las matemáticas: a mayor número de contagiados, mayor número de hospitalizados. De las visitas a los centros de atención primaria, ni hablamos. De modo que, con vacuna y todo, la presión sobre el sistema sanitario claro que se está incrementando.
A cuatro días de Nochebuena, la sombra de las restricciones regresa
A cuatro días de Nochebuena, la sombra de las restricciones regresa. Desplazamientos y número de personas que se juntan fueron, las navidades pasadas, las dos cuestiones que se limitaron.
Vuelve el debate sobre las restricciones
Al final, el debate vuelve a ser éste: ¿hay que restringir las actividades o podemos tirar como estamos asumiendo que habrá miles de nuevos contagiados, la mayoría de los cuales pasará la enfermedad, leve, en su casa? No es mal debate para la dirección nacional del PP, porque Ayuso está en que no hay restringir más y Casado anda prohibiendo las cenas de militantes alegando que la pandemia causa muertes.
La semana promete desempolvar viejas polémicas respecto de cuánto y cómo deben endurecerse las medidas, quién lo comparte y quién discrepa. Y si en su caso, desobedece. Quién nos iba a decir hace un mes que llegaríamos a los últimos diez días de ese año con el mismo debate que teníamos hace doce meses. Cuando la incidencia acumulada era la mitad de la que tenemos hoy pero el número de hospitalizados duplicaba el de ahora.
El presidente invocó ayer, de nuevo, la ciencia como faro que guía a las sociedades pandémicas. Pero esta vez lo hizo sólo para celebrar que la ciencia haya desarrollado las vacunas.
Nada dijo el presidente (ahora ya no) de aplicar, religiosamente, las recomendaciones de los epidemiólogos. Sin duda porque sabe que hay comunidades autónomas donde los epidemiólogos están pidiendo que se apliquen ya restricciones severas. Por ejemplo, la comunidad desde la que ayer hablaba Sánchez: Cataluña. Que presenta una situación paradójica: tiene una incidencia inferior a la media, pero su porcentaje de ocupación de camas es la más alta del país. En Cataluña hay mil ochocientos enfermos de covid hospitalizados. Uno de cada cuatro hospitalizados por covid en España está en Cataluña.