Podría parecer, viendo algunos diarios esta mañana, que en Españainteresa más la política británica que la nuestra.Auge y agonía de Liz Truss, la primera ministra conservadora a la que dan por muerta unos cuantos analistas sin haber llegado, en realidad, a nacer del todo.
Auge y agonía de Liz Truss
Empezó anunciando una rebaja del IRPF de la que tuvo que desdecirse y que incluía reducir el tipo máximo del 45% al 40%. (En España está en el 47%). Y siguió con un mutis por el foro clamoroso que ha dejado como voz autorizada del gobierno a su ministro de Hacienda, que en los gobiernos británicos goza de mayor peso y más autonomía que en los nuestros.
El día que la primera ministra reculó en la bajada del tipo máximo de IRPF le faltó aquí tiempo a la ministra Montero para apuntárselo como un tanto. ¿Ha tomado nota, señor Feijóo?, tuiteó con recochineo. Como diciendo ‘se ha quedado usted solo defendiendo que se alivie a los ricos de los impuestos’.
Liz Truss es de derechas, como Feijóo, y al PSOE le interesa colocar el mensaje de que las suyas son vidas paralelas
La ministra estaba en campaña contra las rebajas de impuestos generalizadas -y contra Feijóo, claro-. Ya explicó ella luego aquí que bajar el IVA de la luz o del gas no debe considerarse rebaja generalizada y que si Ximo Puig decidía deflactar el IRPF a los que ganan hasta 60.000 euros anuales era cosa suya.
En realidad, este inusitado interés con que se sige en España la política fiscal del gobierno británico tiene esta única causa: que Liz Truss es de derechas, como Feijóo, y que al PSOE le interesa colocar el mensaje de que las suyas son vidas paralelas. Es decir, que las rectificaciones de ella en materia fiscal son la prueba de que él no sabe por dónde se anda.
Que el Gobierno se meta a sí mismo la tijera
Es posible que al Gobierno de aquí le interese menos destacar hoy esto otro que ayer anunció el Montero británico: que las ayudas a familias y empresas para paliar las consecuencias de la inflación hay que recortarlas; que no tiene sentido que haya descuentos para todos los consumidores independientemente de su nivel de renta; y que el equilibrio del presupuesto exige que el Gobierno se meta a sí mismo la tijera con recortes de gasto en todos los ministerios.
La palabra recortes no está entre las favoritas de los gobiernos, pero el británico acaba de empezar a usarla
La palabra recortes no está entre las favoritas de los gobiernos, pero el británico acaba de empezar a usarla. De todo esto no parece que el Gobierno de aquí vaya a tomar nota alguna. Cuando la comparación no interesa, se despacha alegando que el Reino Unido no es Unión Europea, que no tiene, a diferencia de nosotros, los fondos de recuperación, que su previsión de crecimiento es peor que la nuestra y que aquí ya estamos reduciendo déficit y endeudamiento. Y si somos los mejores, bueno y qué, bueno y qué.
Retraso en la recuperación económica de España
Dos estimaciones de cómo viene el 2023. Una, para la zona euro, de Luis de Guindos: recesión. La otra, para España, del gobernador del Banco de España: retraso en la recuperación.
Hasta dentro de año y pico no ve que vayamos a retomar el nivel en que estábamos antes de que el coronavirus pusiera patas arriba nuestras vidas. Volvió a defender ayer el gobernador, crítico con la vinculación de las pensiones a la inflación por la falta de claridad, entiende él, sobre de dónde saldrán los recursos para asumirlo, que se distribuya el coste de la crisis entre trabajadores y empresarios pero también entre el sector público y el privado. No vaya a recaer toda la segurida en el lado público y toda la incertidumbre en el privado.
"La certeza de hoy es la incerteza"
Ayer dijo Felipe González que lo único de lo que hoy podemos estar seguros es que hoy no hay nada seguro.
La certeza de hoy es la incerteza. A este Gobierno, en efecto, le ha tocado gestionar una pandemia y ahora una crisis energética -¡y un volcán!, como siempre dice Sánchez- pero a gobiernos anteriores les tocaron otras crisis notables y otras incertidumbres: la crisis financiera de 2008, las dos guerras del Golfo, las de los Balcanes, el terrorismo yihadista, el sabotaje sangriento a la democracia que encarnó ETA. O la incertidumbre máxima que en la España del 77 se llamaba inflación del 26% y conflictos diversos que daban oxígeno a quienes no deseaban que la transición democrática arraigara.
Evocación de los Pactos de la Moncloa. Evocación desde la evidencia de que, en la política española de 2022, no hay atisbo alguno de que un consenso de esas características pueda llegar siquiera a plantearse.
Sánchez ya tiene ganado el debate a ojos del CIS
Esta tarde hay debate en el Senado. Segunda parte del cara a cara Sánchez-Feijóo de hace cinco semanas. Podría parecer que el Gobierno tiene mucho más interés en dinamitar el crédito, y las expectativas electorales de Feijóo, que en cultivar los posibles acuerdos y las expectativas de pactos.
Podría parecer que el Gobierno tiene más interés en dinamitar el crédito de Feijóo que en cultivar los posibles acuerdos
Esta tarde sabremos si el hecho de que, a la vez que debaten, andan cerrando la lista de los veinticinco jueces y magistrados para el Constitucional y el Poder Judicial, hace que el debate de hoy sea contenido. Moderando, digamos, la cara de perro.
Total, Sánchez ya sabe que tiene ganado el debate a ojos del CIS, que son los ojos del presidente de su club de fans, José Félix Tezanos. En la encuesta de ayer no sólo sostiene que Sánchez ganaría hoy con cuatro puntos de ventaja sobre el PP (33-29), es que obtendría cinco puntos más que en 2019.
Sánchez, imparable. Con un año por delante, aún puede pronosticarle Tezanos mayoría absoluta para cuando lleguen, de verdad, las urnas. Ignacio Varela hizo anoche sus números en La Brújula y con las mismas preguntas y respuestas del CIS lo que le sale es que ganaría Feijóo con cinco puntos de ventaja (31-26). O sea, lo que están diciendo las demás encuestas, incluida la de El País.
Los votantes invisibles de Tezanos. Ni Sánchez, ya, se lo cree
Pero Tezanos es coherente: proclamó que el debate de septiembre había sido el punto de inflexión a partir del cual su jefe resurgía y Feijoo se esfumaba y ahora se mete en la cocina para que sea eso precisamente lo que salga.
El día de la marmota, como dice Kiko Llaneras. A Tezanos siempre le sale una legión de votantes de izquierdas dispuestos a llenar las urnas de votos que, cuando llegan las urnas de verdad, no existen. Los votantes invisibles de Tezanos. Ni Sánchez, ya, se lo cree.