Veinticuatro familias han pasado la noche en vigilia. Esperando noticias. Dándole vueltas a tantas cosas. Preguntándose qué sucedió hace veinticuatro horas. En qué momento supieron los marineros que el barco no aguantaría. Y cómo fueron los minutos siguientes. Qué hicieron, qué pensaron, qué sintieron.
Veinticuatro familias en tierra. En vigilia. Y rotas
Veinticuatro familias en vela. Queriendoescuchar el nombre del marido, del hermano, del sobrino entre los tres únicos rescatados. Queriendo creer que aún puede haber otros supervivientes, a pesar de las horas transcurridas, a pesar de la temperatura, y del temporal, y a pesar de todo.Diez cadáveres recuperados, once marineros desaparecidos.
Familias de Marín, de Cangas, de Bueu, de Moaña. Familias de Ghana y de Perú. Encajando el golpe. Haciéndose a la idea. Haciéndose a la ausencia.
Encajando el golpe. Haciéndose a la idea. Haciéndose a la ausencia
El barco tiene nombre, Villa de Pitanxo. Y los marineros, también. Qué menos que llamarles por su nombre esta mañana en la radio.
William Arévalo. Nacido en Perú. Vecino de Marín desde hace veinte años.
Samuel Kwesi. 30 años. Tiene cinco hijos en Ghana. Al último aún no lo conoce.
Johnatan Calderón. Padre de dos adolescentes.
Pedro Herrera. 29 años. Padre de un bebé de meses.
Francisco de Pazo. El jefe de máquinas. El más veterano.
Edemon Okutu. Hermano de atleta. Padre de dos hijos.
Ricardo Arias. De Loira. Sobrevivió a un naufragio.
Raul González. El más joven. 24 años. Alumno en prácticas.
Martín Quino. Peruano y de Vigo. Veinticinco años embarcando.
Eduardo Rial Padín. De Cangas. Ha salvado la vida.
Juan Padín. El patrón. Superviviente.
Miguel Lumbres. Diez años residiendo en Cambados. Vino de Perú. Dos hijos.
Fernando González. Otro veterano del mar. Era su primera vez en Terranova.
Francisco Manuel Navarro. Canario. No es pescador, sino observador de control del Instituto de Oceanografía.
Y Michael y Martín, de quienes no conozco su apellido. El primero, de Ghana. Allí viven su mujer y sus hijos. El segundo, nacido en Perú.Veinte años trabajando en España.
Hay ocho marineros más cuyas identidades aún no han trascendido.
Hacían la marea en Terranova. Se sabe que antes de las seis de la mañana de ayer el barco envió dos alertas. Y que luego, desapareció. Cuando llegó al lugar el Novo Virgem da Barca, barco portugués, avistó una balsa salvavidas con siete hombres. Cuatro ya fallecidos. Los otros tres, apenas vivos. Los llevaron de urgencia al barco de rescate canadiense.
Desde allí pudo Costa Padín, el patrón, llamar a la familia para contar que el sobrino, Eduardo, y él mismo estaban a salvo. La última marea del patrón, que tenía dicho que después de ésta ya se jubilaba.
Terranova es, con el Gran Sol, el nombre que evoca las campañas más duras de los arrastreros españoles
Terranova es, con el Gran Sol, el nombre que evoca las campañas más duras de los arrastreros españoles. Varios meses embarcados. Apenas una semana, o dos, en casa, entre marea y marea.
En septiembre, cuando Antonio Lucas publicó ‘Buena mar’ conversamos en este programa con marineros gallegos. Castor Fernández, veinte años haciendo el Gran Sol. O Manuel Mariño, Lolo, que nos atendió desde el puente de mando del Nuevo Confurco, trabajando.
Desterrar el aroma romántico que le damos al trabajo de los marineros
De todo lo que nos contaron ese día Castor y Lolo, en la mar y en tierra, y Ana, la esposa de Castor, me quedo con su empeño en desterrar el aroma romántico que a menudo le damos a la vida y el trabajo de los marineros. No aman la mar. No les gusta. Si acaso, la sufren. La temen. La trabajan.
No aman la mar. Si acaso, la sufren. La temen. La trabajan. Toda una vida despidiéndose de las esposas y los hijos que se quedan
Vuelven una y otra vez. A la estrechez del barco, al trabajo físico, agotador, al sueño interrumpido y al no saber qué te estará esperando. Vuelven. Toda una vida despidiéndose de las esposas y de los hijos que se quedan.
Veinticuatro familias, en tierra. En vigilia. Y rotas.
PP y PSOE reorientan sus discursos sobre Vox
Tres días después de las urnas, el PP y el PSOE calibran y reorientan sus discursos sobre Vox y el próximo gobierno de Castilla y León. Sánchez matiza el no es no a facilitar la investidura de Mañueco, no vaya a parecer que es él quien más ganas tiene de ver a Vox gobernando. Y le pone como condición a Casado que renuncie a pactar nada con Vox en ningún sitio y rompa el acuerdo que firmaron en Madrid. Es decir, le pone a Casado condiciones que Casado no va a poder asumir.
Aquellos y aquellas que tienen pactos con Vox. ¿Y qué dice aquella, o sea, Ayuso? Reitera la presidenta madrileña lo que ya dijo en campaña: hay que entenderse con Vox incluso si no hiciera falta para gobernar (ella ha pactado los Presupuestos aunque no pactó la investidura, porque a quien iba a investir Vox sino a ella).
Casado intenta bajarle los humos a Abascal recordándole que quien tendrá que elegir entre investidura o elecciones de nuevo es él
Casado, que ya sabe que Mañueco no descarta gobernar en coalición con Vox, intenta bajarle los humos a Abascal recordándole que quien tiene 31 escaños es el PP. Y quien tendrá que elegir escenario, o investidura o elecciones de nuevo, es Abascal.
Desempolva Casado el discurso que hizo cuando la moción de censura de Vox contra Sánchez, insiste en que aquella maniobra reforzó al sanchismo y proclama que Vox y el PP no son lo mismo.
Le toca hacer equilibrios a Casado entre los barones del PP y el ayusismo
Trata el PP de darle la vuelta al escenario que Vox le ha planteado. No es Mañueco quien tiene que tragar con cualquier cosa que le exija Vox, es Vox quien tiene que medir bien sus exigencias. Para no arruinar la negociación.
Le toca hacer equilibrios al líder del PP. Entre los barones que le piden que rehúya a toda costa casarse con Vox, el ayusismo que defiende entenderse con los de Abascal y la opinión dominante que le retrata como rehén de Vox.
"La igualdad no es negociable para el PP"
Si Abascal pone por delante derogar la ley de violencia de género de Castilla y León, obra del PP cuando tenía mayoría absoluta, ya tiene la respuesta. Y es un no.
La igualdad no es negociable significa que la ley de violencia de género no se deroga. Cosa distinta es que se pueda reformar.
En realidad, la negociación de Mañueco aún no ha empezado. Estamos en la fase previa, que es lo que los gurúes llaman la batalla de la narrativa y la OTAN llamaría política de disuasión. Disuadir a Vox de que se crea con derecho a todo.
¿A qué atribuye Sánchez que Abascal gane 12 escaños?
A las nueve hay sesión de control al Gobierno en el Congreso. Es probable que Sánchez se copie a sí mismo y recrimine a Casado haber adelantado unas elecciones cuyo resultado sólo ha beneficiado a Vox.
Aún no ha explicado el presidente, máximo responsable del PSOE (y de la estrategia del PSOE) a qué atribuye que Abascal haya ganado doce escaños mientras él ha perdido siete. Cómo explica que habiendo girado la campaña sobre el posible matrimonio entre el PP y Vox, la bandera a la que el PSOE ha fiado la movilización del electorado de izquierdas, la derecha haya sumado más del 50% del voto y la izquierda se haya quedado en el 35%.
Aún no ha conseguido explicar Sánchez en qué está contribuyendo él a que Vox no crezca
Es decir, aún no ha conseguido explicar Sánchez en qué está contribuyendo él a que Vox no crezca. Elección tras elección viene subiendo mientras el PSOE se queda como estaba y con su compadre morado cada vez más menguado.
Además de predicar cada día que Casado es el monaguillo de Vox, ¿se le ocurre alguna otra cosa al presidente para cambiar la deriva electoral que lleva el país?