Qué cosas se llegan a decir, fruto de la pasión y la devoción por quien te paga. Iván Redondo. Empezó de asesor del líder del PSOE. Hoy es secretario de Estado, director del gabinete del presidente, miembro del Consejo de Seguridad Nacional y responsable de la Oficina de Prospectiva. Ayer dijo esto en el Congreso: "Lo primero que tiene que hacer un asesor es tirarse por el barranco por su presidente, y yo lo hago".
"El objetivo debería ser que ni el presidente se tire por un barranco ni arrastre consigo al país"
¿Perdón? ¿Lo primero que tiene que hacer un asesor es tirarse por el barranco? A ver. Lo primero que tendrá que hacer es evitar que el presidente se tire a un barranco. Si lo primero que hace el asesor es tirarse al barranco, poco más podrá hacer, salvo criar malvas. Igual el objetivo debería ser que ni el presidente se tire a un barranco ni, sobre todo, arrastre consigo al país sólo por demostrar lo mucho que les excita el deporte de riesgo. Al asesor y a él.
Iván Redondo no es un asesor (muy trabajador). Lo era. Cuando ejercía de consultor para partidos políticos. Hoy es un cargo ejecutivo de la administración del país con enorme poder, a decir de todos los que le tratan. No es Jesús Calleja haciendo barranquismo. Es el altísimo cargo del gobierno que diseña, entre otras cosas, las campañas de persuasión y propaganda. Eso incluye la campaña del PSC en las autonómicas catalanas, la campaña del PSOE en las autonómicas madrileñas y la campaña del gobierno en la cosa ésta de los indultos. Que si la concordia. Que si los valores de la Constitución.
Aparece la valentía en el argumentario gubernamental sobre los indultos
No tiene mucho mérito haberlo anticipado, pero ya dijimos aquí que en el argumentario gubernamental acabaría apareciendo la valentía. El perdón a los Junqueras, Romeva y compañía como un acto de coraje del presidente pacificador. Y apareció. De la mano de Redondo.
Sánchez evocará a Suárez y su decisión de legalizar el Partido Comunista en la Transición. Zapatero ya evocó ayer el proceso de paz que terminó con ETA
Tenía que llegar. E irá a más. Pedro Sánchez evocará a Suárez y su decisión de legalizar el Partido Comunista para hace posible la transición. Zapatero arrimó ya el hombro ayer evocando el proceso de paz que terminó con ETA.
El coraje y la valentía. Si indultar es impopular, entonces es que es valiente. Pues hombre, no siempre. Puede ser, además de impopular, inconveniente o, como dice el Tribunal Supremo,inaceptable. Y empeñarse en sacarlo adelante puede ser no un rasgo de coraje sino de lo contrario.
Tendrá que aceptar el gobierno que las cosas puedan verse de otra manera, sin acusar a quien lo haga de vengativo y revanchista.
¿Y si lo valiente fuera abandonar la equidistancia y señalar con nitidez quién está en la confrontación y en generar conflictos desde hace 7 años?
• ¿Y si lo valiente fuera cumplir la sentencia en su integridad pese a la ofensiva del movimiento nacional independentista para que eso no ocurra?
• ¿Y si lo valiente fuera no plantearse perdón alguno mientras los condenados, y los partidos que lideran, no hayan prometido respetar las reglas del juego?
• ¿Y si lo valiente fuera no indultar a nadie mientras no haya sido juzgado el cabecilla de aquella sedición, o sea, Puigdemont? Esto de empezar a perdonar sin haber terminado aún de juzgar es, como poco, anómalo.
• ¿Y si lo valiente fuera abandonar la equidistancia cómplice y señalar con nitidez quién está en la confrontación y en generar conflictos desde hace siete años?
"Zapatero dice que el perdón contribuiría a que el diálogo se recupere"
Defina usted valentía. Defina usted concordia, la nueva palabra talismán. Concordia y diálogo. Ahora resulta que el diálogo depende de que haya indultos. Y lo llamativo es que lo diga el gobierno, no el independentismo. Ayer dijo el presidente Zapatero ---que salió a defender el indulto doce horas después de que Felipe González lo criticara--- que el perdón contribuiría a que el diálogo se recupere.
Esto último no lo entendí. ¿Cómo que el diálogo se recupere? El diálogo se recuperó en mayo de 2018, cuando Torra fue investido presidente y Rajoy le invitó a reunirse para dialogar en la Moncloa. Se habrían visto de no haber sido porque Rajoy fue descabalgado por la moción de censura. Y por eso fue Sánchez quien dialogó con Torra, junio de 2018. Y luego le obsequió con una mesa de negociación extraparlamentaria, para seguir dialogando.
Y ahora que han investido a Aragonés, ya ha dicho Sánchez que retomarán la mesa ésa. Luego el diálogo no hay que recuperarlo, presidente Zapatero, el diálogo siempre ha existido. Sólo que hasta ahora no estaba condicionado a tener que indultar a nadie.
¿Desde cuándo el diálogo y la concordia están supeditados a que se les perdona la pena a Junqueras, Romeva y los Jordis?
Por cierto, rápido ejercicio de memoria histórica para no echar las cosas al olvido. Artur Mas dialogó con Rajoy en 2011. Incluso fueron aliados. Puigdemont dialogó con Rajoy en 2016. Varias veces. Rajoy le dijo: podemos hablar de lo que quieras, pero si me pides la autodeterminación me estás pidiendo un imposible. Y entonces Puigdemont dijo: es que a todo me dice que no. Y se inventó que él tenía derecho a hacer un referéndum y que el Parlamento catalán tenía derecho a hacer leyes inconstitucionales. Ésta era su idea del diálogo.
¿Desde cuándo el diálogo y la concordia están supeditados a que se les perdone la pena a Oriol Junqueras, a Romeva y a los Jordis? Explíquelo el gobierno.
Zapatero ya presumió en su día de lo valiente que era hacer un nuevo estatuto para Cataluña, año 2003, cuando era mínimo el porcentaje de la población que lo reclamaba. Tocaba competir con Pujol en nacionalismo y ahí estuvo Zapatero, seducido por Maragall, abriendo un melón por pura táctica electoral. Salga lo que salga del Parlamento catalán me parecerá bien, qué valentía. Luego acabó escribiendo el Estatut a cuatro manos con Artur Mas, encabritó al PSC y Montilla se vengó pactando un segundo tripartito con la izquierda independentista. Porque así se arreglaba lo de Cataluña. Y manifestándose contra el Constitucional. Y acusando a Rajoy de tener la culpa de que creciera el independentismo. Ya se ha visto lo mucho que ha decrecido desde que gobierna Pedro Sánchez. 52 % del voto, por primera vez más de la mitad de los catalanes votantes.
Cuando has acreditado que tus giros tácticos responden a la necesidad de amarrar el poder y no a los desafíos de país, no te puede extrañar que se extienda la duda
No hay por qué dudar de la buena intención de Pedro Sánchez y su gurú y de su sinceridad al proclamar que indultando se abre ya camino a un futuro feliz y de concordia, pero claro, cuando quien diseña las decisiones trascendentales que ha de tomar el Estado es el mismo que diseña las pequeñas tácticas de partido es lógico que el personal se pregunte a cuál de las dos categorías hay que asignar cada cosa. Cuando has acreditado que tus giros tácticos responden a la necesidad de amarrar el poder y no a los desafíos de país, no te puede extrañar que se extienda la duda. Acuérdese que en octubre de 2019 los mayores peligros para la convivencia que tenía el país eran el populismo extremista de Podemos y el totalitarismo independentista. Había que plantarse ante el uno y el otro. Hasta que convino apoyarse en el uno y en el otro y en lugar de plante lo que hubo fue una alianza.