Hoy les saludamos desde Barcelona, porque esta noche en el Liceo se entregan los Premios Ondas y este programa, como saben, ha sido distinguido de nuevo.
En Barcelona, felizmente, tenemos por delante un día soleado, sin aviso de color alguno, y con temperaturas primaverales. Once grados a esta hora en la rambla y previsión de alcanzar los dieciocho a mediodía.
Tener el mapa despejado de avisos es una bendición
Para los días que estamos viviendo, tener el mapa despejado de avisos es una bendición. Sobre todo, sabiendo que en Málaga, donde la nueva Dana ha causado estragos, y en Valencia, de nuevo Valencia, donde está casi todo aún por rehacer, el aviso ha vuelto a ser rojo.
Ha sido en la Axarquía, Costa del Sol, Guadalhorce y lo sigue siendo -toda la mañana en aviso rojo- en todo el litoral de la provincia de Valencia, es decir, la comarca de la Huerta Sur, la capital y la Ribera Baja. Esto sí que es Dana sobre Dana y un golpe anímico para todos los damnificados: ver de nuevo caer agua (y más agua) allí donde hace dos semanas el agua puso boca abajo su vida cotidiana.
Esto sí que es Dana sobre Dana y un golpe anímico para todos los damnificados: ver de nuevo caer agua allí donde hace dos semanas el agua puso boca abajo su vida cotidiana
Está siendo un mes de noviembre complicado. Ahora iremos hasta los lugares más afectados de la mano de nuestras emisoras locales. Son seis las comunidades autónomas con alguna parte de su territorio afectada por los avisos.
Provincias de Huelva y Cádiz, por ejemplo, en aviso naranja todo el día. Sin colegio ni en estas provincias ni en Sevilla, Málaga y Granada. En Valencia, escarmentados como estamos ya todos -las administraciones más que nadie- los alcaldes instan a los vecinos a no salir de casa esta mañana. Tanto en la Huerta Sur como en la capital.
Qué será, será, lo que el presidente valenciano anuncie
Cierran los colegios, cierran las universidades, cierran los centros de día, las instalaciones deportivas y los túneles. Y cierra el Parlamento Autonómico: la comparecencia -esperadísima comparecencia- de Carlos Mazón tendrá que esperar a mañana porque con aviso rojo, dando ejemplo, no se comparece. Se prolonga, así, otras veinticuatro horas el suspense. Qué será, será, lo que el presidente valenciano anuncie.
En las quinielas hay un fijo: la destitución de la consejera Pradas -cabeza de Salomé en bandeja de plata- por la negligencia acreditada en algo tan básico como transmitir certezas a la población y estar al tanto de cuáles son los sistemas que existen para informar a ésta de situaciones de riesgo. El día que esta consejera dijo a la televisión autonómica que fue un técnico el que le informó de que existía el sistema de avisos Es-Alert se estaba ofreciendo ella misma, sin saberlo, como víctima sacrificial o fusible de coste cero.
La destitución de la consejera Pradas por la negligencia acreditada en algo tan básico como estar al tanto de los sistemas que existen para informar las situaciones de riesgo
A quién le puede importar, a estas alturas, que Salomé Pradas pierda su empleo. Si acaso, lo que va a ocurrir es que prescindiendo de la consejera de Emergencia refutará Mazón esta tesis tan extendida que dice que justo cuando se está gestionando aún una catástrofe es cuando no puede relevarse a quien está al mando. Si Pradas puede (y debe) ser relevada, por qué los demás participantes en la sucesión de negligencias de primera hora no van a poder serlo. O por qué va a ser positivo mantener al frente de una crisis a quien ya ha demostrado que le viene grande.
¿Dimisión en diferido?
Sobre el papel, el presidente Mazón no tiene intención de apartarse. Digo sobre el papel porque Núñez Feijóo, que si algo ha acreditado estos días es que la vara severa de medir que emplea con las responsabilidades de cargos socialistas la esconde cuando de los cargos propios se trata, introdujo ayer este nuevo elemento de duda al pronosticar que la ciudadanía se sentirá reconfortada cuando Mazón termine su prédica.
Feijóo pronostica que la ciudadanía se sentirá reconfortada cuando Mazón termine su prédica
Será una intervención balsámica, entonces, si hay que hacer caso a Feijóo. Al que ahora ya sabemos que no hizo el menor caso Mazón cuando le sugirió que pidiese al gobierno central la declaración de emergencia y que asumiera el mando.
En el Congreso se hizo un canto a los servidores públicos, al Estado, a Sánchez
Ayer, en el Congreso, sin novedad en la intervención del ministro para crisis diversas, Ángel Víctor Torres. Como se esperaba, hizo un canto a los servidores públicos, al Estado, a Sánchez, declaró el aviso rojo contra los bulos y la ultraderecha, afirmó que el presidente fue agredido en Paiporta -fracaso, por cierto, de la Guardia Civil a la hora de acreditar este delito para poder juzgar a quien lo cometiera- y proclamó la voluntad del gobierno de no entrar ahora en la exigencia de responsabilidades (de los demás, se entiende), veinticuatro horas después de que la vicepresidenta del gobierno cargara sobre la administración valenciana toda la culpa y evitara mencionar un solo fallo propio.
La vicepresidenta Ribera, que lo sigue siendo a la espera de amarrar el sillón siguiente, de comisaria en Bruselas. Ha dicho su colega Montero que formar el nuevo gobierno Von der Leyen es muy urgente.
La urgencia nacional, alégrese, hoy quedará resuelta
Emergencia, hay que sentar ya en sus sillones a los nuevos comisarios europeos. Casi con la misma urgencia con que hoy terminarán de ser sentados -o colocados- en sus sillones de la Radio Televisión Española los consejeros-cuota de cada uno de los partidos del bloque gubernamental elegidos no tanto por sus méritos -que alguno hay que los tiene- como por su probada afinidad al partido que los coloca. La urgencia nacional, alégrese, hoy quedará resuelta.