OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Euforia en Génova, control de daños en Moncloa"

Carlos Alsina analiza en su monólogo el cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo anoche en Atresmedia, donde predominó el tono bronco y se vio a un Feijóo sosegado dominando la conversación en todo momento.

Carlos Alsina

Madrid | 11.07.2023 08:35

El día siguiente a El Debate. Con los dos equipos de campaña entregados desde anoche a la tarea de convencer al personal de que fue su candidato quien ganó de calle el cara a cara. Entre la propaganda indisimulada y el control de daños se escribe la historia de estas horas después del único mano a mano de la campaña.

Si de la opinión publicada hay que fiarse, el debate lo ganó Feijóo. Si del ambiente en las sedes respectivas tras el debate hay que fiarse, el debate lo ganó Feijóo. Si del semblante de sus colaboradores hay que fiarse, el debate lo ganó Feijóo.

De todos los diarios que he ojeado esta mañana, sólo uno puedo recomendarle al presidente para sentirse ganador de lo de anoche. Y ese uno es El Plural, que titula: "Sánchez acorrala a Feijóo por sus pactos con Vox". El resto, o proclama vencedor a Núñez Feijóo y da por abortada la remontada de Sánchez, o evita proclamar ganador y pone el foco en lo embarrado y bronco que le pareció el debate.

Las encuestas dirán quién sube y quién baja tras su intervención de anoche. Y si el duelo de reproches, de propuestas, de talantes cambia el paisaje que hasta ahora han venido dibujando las encuestas o lo deja todo como estaba.

"No mienta, no miento"

¿Qué se dijeron el uno al otro y el otro al uno? Dices: de todo. Pues un poco sí, porque fue un debate muy variado en temas. Bastante más que todo lo que hasta ahora llevábamos de campaña (y eso que han sido varios meses). Y vibrante, sin duda. El resumen en diez segundo sería éste:

Déjeme hablar. Déjeme replicar. No se ponga nervioso. No lo estoy. Y quién miente más. El 'no mienta, no miento' estuvo presente desde el comienzo. Un ejemplo, a cuenta de las viviendas sociales en Galicia.

Queda claro que para cada uno de los contendientes, el otro es un mentiroso terrible. Y un peligro público.

Queda claro que para cada uno de los contendientes, el otro es un mentiroso terrible. Y un peligro público

Feijóo jugó la carta de quien se sabe vencedor en las elecciones, aunque no sepa si podrá ser investido. Es una carta que se juega emplazando al de enfrente a comprometerse a no intentar ser investido si no gana. Anticipando que él asume ya ese compromiso. No es novedad porque Feijóo la viene usando desde hace meses. Anoche, por supuesto, lo hizo. Pero añadió el golpe de efecto de la puesta en escena: llevó una carpeta que contenía, según dijo, el compromiso de no intentar gobernar si uno pierde las elecciones. Y como Sánchez afirmó que las elecciones las va a ganar él, Feijóo le tomó la palabra.

Cuesta creer que Sánchez no tuviera preparada una réplica más eficaz que reírse e invocar a Fernández Vara

Cuesta creer que, siendo una propuesta tan repetida ésta de Feijóo, Sánchez no tuviera preparada una réplica más eficaz que reírse e invocar a Fernández Vara. Que es verdad que ganó las elecciones y no va a gobernar porque el PP ha pactado con Vox, pero cuando a uno le interpelan y le invitan a firmar un compromiso lo suyo es responder por sí mismo, no usar el burladero extremeño.

Lo de los pactos, como se esperaba, fue munición recíproca en el debate. Sánchez estuvo más sólido en la denuncia del programa electoral de Vox y de los cargos institucionales que este partido ha obtenido con el apoyo del PP que en la defensa de su propia política de pactos. Hasta el punto de revolverse, a estas alturas, porque se califique a Bildu como socio suyo.

El tono de Feijóo, sosegado, le rompió el juego a Sánchez

El eslogan ‘cuando oigo hablar del sanchismo pienso que el PP y Vox son lo mismo’ lo colocó varias veces el presidente. Que había preparado a conciencia el debate, pero, por alguna razón, no tuvo su mejor noche. Como si el tono de Feijóo, cuidándose de no elevar la voz y aparecer como un hombre sosegado, le hubiera roto el juego.

Desde el primer minuto, porque el primero de los bloques, que era el económico, pasaba por ser el que más fácil debía de resultarle al presidente en la medida en que se maneja mejor con los indicadores que el aspirante. Y, sin embargo, le lució poco al presidente. Por una vez era Feijóo, por ejemplo, quien se sabía mejor el dato de inflación previo a la guerra en Ucrania que el presidente.

Se enzarzaron en el deporte que más gusta a los dirigentes políticos, que es elegir, de entre todos los indicadores económicos posibles, aquellos que mejor le vienen

Se enzarzaron ambos en el deporte que más gusta a los dirigentes políticos, que es elegir, de entre todos los indicadores económicos posibles, aquellos que mejor le vienen. Si uno elige el dato de crecimiento económico, que es la comparación con el año precedente, España ha crecido los dos últimos años a buen ritmo y está en la parte alta de la tabla europea. Si uno elige el dato de PIB per cápita, estamos en el puesto diecisiete. El dato de crecimiento del PIB, que es el que elige Sánchez, es más lucido que el PIB per cápita, que es el que elige Feijóo.

Quizá lo más llamativo de esa primera parte fuera escuchar al presidente insistir en que la crisis financiera la gestionó el PP, cuando en sus tres primeros años fue cosa de Zapatero. Y negar que este congelara las pensiones.

Sánchez le sacó más partido al programa electoral de Vox que al suyo

Sánchez le sacó anoche más partido al programa electoral de Vox que al suyo propio. Y a su propia gestión, que a decir del gobierno es espléndida. Y Feijóo, que estuvo directo pero impasible, sufrió cuando se le preguntó precisamente por Vox. Le hizo una pregunta directa Ana Pastor a cuenta de lo ocurrido en Valencia, donde la presidenta del Parlamento se apartó del cartel de condena por el crimen machista de Antella.

A la pregunta directa sobre lo ocurrido en Valencia, buscó Feijóo el burladero murciano. Bien es verdad que también sufrió Sánchez para justificar el fiasco legislativo de la ley del sólo sí es sí y el haber tardado seis meses en asumirlo como propio y ocho en reformar la norma con la ayuda, parece que incómoda para él, del PP.

La impresión en el cuartel general del PP anoche es que Feijóo no sólo sale indemne, sino que sale reforzado

Varias veces invitó a Sánchez a debatir con Abascal repitiendo el ‘yo no soy Abascal’. Sólo tener que decirlo refleja hasta qué punto los pactos ya firmados le han complicado la campaña.

Las encuestas dirán cómo lo han visto los espectadores y si cambia o no cambia algo. La impresión en el cuartel general del PP anoche es que Feijóo no sólo sale indemne, sino que sale reforzado. En el Palacio de la Moncloa, ignoro cómo se lo han tomado.

MÁS DE UNO