OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Error de cálculo"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la votación de ayer en el Congreso de los tres decretos leyes, de los cuales dos salieron adelante gracias al apoyo de Junts -que le ha ganado el pulso al Gobierno- y fracasó el decreto de Yolanda Díaz, después de ningunear y despreciar a Podemos.

Carlos Alsina

Madrid |

Con razón Santos Cerdán dice que a Puigdemont hay que llamarle president. Es el que manda. No pisa España, no llegó a los cuatrocientos mil votantes en julio, no forma parte del gobierno de Cataluña, pero ahí le tienes: aplicando cada día su programa al resto de los españoles con Sánchez de intermediario.

Es el gobierno quien convalida a Junts

Es el gobierno quien le ha convalidado a Junts lo que Junts decreta. Y después de haber proclamado su delegada en Cortes, señora Nogueras -y se agradece su estilo directo- que ellos están para lo que están: conseguir cosas para Cataluña, si es a costa del resto de España, pues allá el resto. Nogueras es la versión puigdemont.punto.cero de aquella diputada de Esquerra que se llamaba Bassa, ¿se acuerdan? Eso es, la del comino. Pues ahora es lo mismo, pero con traducción simultánea.

Es el gobierno quien convalida a Junts. Para ahorrarse el trago de una derrota parlamentaria y no tener que tramitar las mismas medidas por otra vía, que es lo que va a hacer, por cierto, con el subsidio del desempleo.

¿Será distinto el control de la inmigración en Cataluña que en el resto de España?

No se recuerda que en el plan del PSOE para España haya estado nunca trocear la política migratoria. Pero estará a esta hora el equipo de persuasión de la Moncloa embarcado en la tarea de hacer pedagogía express entre sus comentaristas afines para que justifiquen lo pacificador, convivencial y progresista, sobre todo progresista, que es delegar a la Generalitat las competencias en materia migratoria. No me pregunten cuáles porque igual no lo saben ni los que lo han pactado.

Está el equipo de persuasión de la Moncloa embarcado en la tarea de hacer pedagogía express para justificar lo progresista que es delegar a la Generalitat las competencias en materia migratoria

¿En adelante habrá una política catalana de migración y otra para el resto del país, o del Estado, como dice el nacionalismo? ¿Será distinto el control de la inmigración en Cataluña que en el resto de España? Distinto, ¿en qué? Porque Junts no está por facilitar llegadas sino al contrario. Convendría aclararlo.

Porque esto de la inmigración no aparecía, por supuesto, en el documento que le firmó el PSOE a Junts en noviembre -la famosa transparencia- pero, atención, porque sí estaba en el pliego de condiciones que puso Progremont en su conferencia-lista-de-la-compra de septiembre.

Junts planea hacer de la lucha contra la inmigración su bandera electoral

Junts tiene diseñado, desde hace tiempo, hacer de la inmigración (la lucha contra) bandera electoral todo este año. Desde posiciones que están más cerca de Ripoll que del Aquarius, para entendernos. En Ripoll es donde está la alcaldesa de extrema derecha (independentista, por supuesto) que tiene de los nervios a los demás partidos, Esquerra, Junts, la CUP, porque les está comiendo la merienda con el ‘Cataluña, primero’ que convierte a Donald Trump en un tibio.

Después de liderar como presidencia de turno de la Unión Europea la elevación de la valla -requisitos más duros para quedarse, mayor facilidad para expulsarlos-, ahora Sánchez transige con delegar el control migratorio a un gobierno autonómico. Empujado por Junts, que anda preocupadísimo -sólo hay que escuchar a Rahola y alrededores- por la islamización de Cataluña.

Puigdemont quiere presentarse ante la población como el garante de que las esencias catalanas no serán arrolladas por la invasión musulmana

El problema ya no es que Cataluña sea española, es que ahora va camino de ser árabe. Cielo santo. Puigdemont quiere presentarse ante la población (a la que sus portavoces meten la inquietud en el cuerpo) como el garante de que las esencias catalanas no serán arrolladas por la invasión musulmana, o sea, la teoría supremacista del gran reemplazo en versión doméstica: ojo que vienen los árabes, venga a tener hijos, a ganar por goleada demográfica a los catalanes blancos y devotos de la Moreneta de siempre. Todo muy progresista, claro que sí, presidente.

El gobierno salva los muebles a costa de abonar nuevos peajes

Resumen de la jornada trepidante de ayer en el Congreso: Junts le gana el pulso al PSOE, el gobierno salva los muebles a costa de abonar nuevos peajes y quien naufraga estrepitosamente es Yo Yolanda.

Emoción, hubo. Si toda la legislatura va a ser así, que vayan abriendo una unidad de quemados. Si en cada votación parlamentaria Puigdemont (ahora Pro-gremont, adoptado por la gran familia progresista) va a sacar la caja registradora y se va a carcajear, él sí, de la pericia negociadora del dream team de Sánchez, llegan Bolaños, Cerdán y María Jesús Montero a 2027 todos calvos.

Tanta negociación agónica, tanto llevar el suspense al extremo, tanto intercambiar papeles de madrugada para acabar tragando con lo que Junts exigía desde el principio y con tres o cuatro cosas más. Para la próxima, se le pide a Puigdemont que concrete el precio, se le dice que sí a todo y fin del suspense.

Para la próxima, se le pide a Puigdemont que concrete el precio, se le dice que sí a todo y fin del suspense

El gobierno recula en lo de la cuestión prejudicial, como pedía Junts en el minuto uno; acepta privilegiar a las empresas que trasladen a Cataluña su sede social, como pedía Junts en el minuto dos; y publicará las balanzas fiscales de las regiones para que Junts pueda agarrarse a ellas y retomar el salmo del España nos frena. Todo en orden, presidente. Y president.

Por más hipérbole que la vicepresidenta uno quisiera imprimir ayer a sus gestos triunfales -hemos ganao, hemos ganao- es el gobierno el que ha pasado por el aro. A esto es a lo que le llama Sánchez buscar (y encontrar) votos debajo de las piernas.

Ay, el lapsus. Qué habrá debajo de las piernas.

La legendaria aptitud de Yolanda Díaz para fraguar acuerdos se esfuma

El único de los tres decretos que fracasó fue el de Yolanda Díaz. Y habría podido salir adelante, como los otros dos, si alguien se hubiera ocupado de negociar con los cinco de Podemos. Consta que el PSOE presume de haberse dejado la piel negociando hasta el último minuto con los puigdemones. Y consta, porque lo dijo su portavoz ayer aquí, que nadie dedicó ni medio minuto a intentar arreglar las cosas con Podemos. ¿Por qué? Porque amarrar los votos de Podemos le corresponde a Yolanda Díaz, que para algo fue su candidata a presidenta. Y Díaz, como sabemos, antes llama al PP que a Ione Belarra.

Amarrar los votos de Podemos le corresponde a Yolanda Díaz, que para algo fue su candidata a presidenta. Y Díaz, como sabemos, antes llama al PP que a Ione Belarra

Hoy sigue siendo la vicepresidenta dos, pero su peso político se diluye y su legendaria aptitud para fraguar acuerdos se esfuma. Esta enorme vía de agua en su personalísimo proyecto político no se abrió ayer. Se abrió el día que los cinco diputados de Podemos se emanciparon del grupo Sumar en vista de que la vicepresidenta se había propuesto hacerlos invisibles. En términos técnicos, no darles ni bola. Ni ministerios, ni portavocías, ni ná.

Donde había 31 votos gubernamentales asegurados pasó a haber sólo 26. Y eso para un gobierno tan corto de apoyos propios y tan hipotecado a las veleidades de su legión de socios es una avería de las gordas. Con razón en el PSOE lo que se escuchó ese día fue: mal empezamos. Díaz tenía la tarea de mantener atados esos 31 apoyos y no la ha cumplido.

Naufraga Yolanda porque es ella quien no tiene mayoría parlamentaria que la avale

Naufraga Yolanda porque es ella quien no tiene mayoría parlamentaria que la avale. Esta vez no apareció un Alberto Casero que la salvara. Despreciar a Podemos, vetarlo, ningunearlo, desahuciarlo del gobierno, pasa factura a la vicepresidenta que construyó su imagen sobre sus presuntas virtudes negociadoras. Llamativo que el mismo día que su decreto naufragara, Comisiones Obreras le pegara un bocinazo al gobierno por hablar poco e imponer mucho. Que no es Feijóo quien lo dice, es Unai Sordo.

Despreciar a Podemos, vetarlo, ningunearlo, desahuciarlo del gobierno, pasa factura a la vicepresidenta que construyó su imagen sobre sus presuntas virtudes negociadoras

Ahora se entiende aquello que decían algunos colegas de gabinete de la señora Díaz en voz baja: ella se cuelga las medallas pero los acuerdos los forjamos otros. Incluidos los acuerdos con patronales y sindicatos. La estrella de la vicepresidenta dos palidece. Belarra marca terreno y sienta precedente: en adelante ya saben en el gobierno, y en Sumar, que a Podemos hay que tratarle con el mismo mimo, qué te digo yo, que a un Sémper.

Monólogo 11/01/2024