Último día de la Semana Santa que para la mayoría del país terminó ayer. Con el lunes de Pascua, que es remate, estrambote o postizo para permitir el retorno a casa, damos por terminada, españoles todos, la holganza.
Hay cuartelillo hoy, todavía, en varias comunidades autónomas -las tres por las que suspira el gobierno, Cataluña, País Vasco, Navarra, pero también otras de las que jamás dice una palabra, como La Rioja- y se ha madrugado ya en todas las demás, bien lo sabe usted que me escucha camino del trabajo y con unas ganas enormes de reencontrarse con sus compañeros de tajo, no me diga usted que no.
Si algo necesitaba medio país era agua y agua para aburrir hemos tenido
Terminada la holganza, se va terminado la borrasca. Nelson colea pero va dejando sitio el frente anticiclónico que llegará mañana. Los días de fiesta han sido invernales y los días de labor serán casi veraniegos. No cabe lamentarse mucho este año porque si algo necesitaba medio país era agua y agua para aburrir hemos tenido.
En veinticuatro horas tendremos la actualización de datos de los embalses: cuánto ha aumentado embalsada como consecuencia de estos días de diluvio universal. Ya estamos en mejor situación (general) que hace un año y falta saber si en las provincias donde más apurada estaba la cosa escampa la amenaza de restricciones o se mantiene.
Juanma Moreno, presidente andaluz, le pidió al Papa que intercediera con el Altísimo para que lloviera y lloviera y, oye, llovió. Los pasos se quedaron sin procesionar pero el agua llegó en abundancia. Y hace bien el gobierno andaluz en recordar que aunque el horizonte se despeje, las inversiones y las obras hidráulicas hay que mantenerlas. En tiempos de bonanza es cuando más cunde actuar con previsión y con tiempo.
No parece que Nelson haya librado a Esquerra de sufrir la sequía en las urnas de mayo
Pere Aragonés debió de ponerle también alguna vela a la virgen porque agua en Cataluña también ha caído, aunque no en cantidad suficiente como para alejar el fantasma de la sequía de la provincia de Barcelona. Es decir, las restricciones que ya están en vigor y las que se calculan para el verano. No parece que Nelson haya librado a Esquerra de sufrir la sequía en las urnas de mayo.
La primavera en España es descaradamente electoral
La primavera en España es descaradamente electoral: en veinte días se vota nuevo Parlamento autonómico en el País Vasco, tres semanas después se vota nuevo Parlamento catalán, cuatro semanas después elegimos nuevo Parlamento europeo. Para quienes conciben la actividad política como una competición permanente en la que lo importante es ganar, y ganar, y humillar al rival, y ganar, estos dos meses y medio próximos deben de ser lo más parecido a la fase final de la Champions.
Ahora ya lo que importa, sobre todo al gobierno (que vive en estado de competición incesante) es que Salvador Illa presida la Generalitat para poder proclamar que la cuestión catalana ha quedado resuelta para siempre
El aperitivo fue Galicia, pero quién se acuerda ya de Galicia si ni cayó Feijóo, ni se comió una rosca el PSOE, ni se estrenó Yolanda, ni cambió nada ni ha vuelto a importarle a nadie cuántas bolitas de plástico hay en el mar.
Ahora ya lo que importa, sobre todo al gobierno (que vive en estado de competición incesante) es que Salvador Illa presida la Generalitat para poder proclamar que la cuestión catalana ha quedado resuelta para siempre, alabado sea el presidente Sánchez que prefiere que olvidemos que el PSC ya gobernó ocho años la Generalitat (los años en que Maragall, Zapatero y Artur Mas dijeron estar resolviendo un problema histórico mientras alimentaban la coartada del agravio, la Cataluña malquerida por el resto de España).
El socialismo ha renunciado en Euskadi a ganar alguna vez las elecciones vascas
Antes de mayo está abril, el 21 de abril. El País Vasco. Y ahí el PSOE, o sea Sánchez, confía en que el PNV, menguado, aguante lo suficiente para que una palabra del PSE baste para sanarle: como en Galicia, el socialismo ha renunciado en Euskadi a ganar alguna vez las elecciones vascas (como hace treinta años) y se conforma con ejercer de escudero de su socio de derechas nacionalista.
La aspiración máxima de Eneko Andueza es ser vicepresidente de un gobierno conservador, el del amigo Pradales. Que ayer disfrutó en la fiesta medio religiosa que el PNV llama Día de la patria -en rigor, el Domingo Católico de Resurrección- de los elogios de sus mentores, los veteranos del partido que han jubilado a Urkullu para encomendarse al nuevo. En el tono de homilía confesional no se diferencia mucho el lendakari saliente del aspirante.
La aspiración máxima de Eneko Andueza es ser vicepresidente de un gobierno conservador, el del amigo Pradales
Cada vez que un candidato dice en unas elecciones que está en juego el futuro del país deberían sancionarle por topicazo. Lo que está en juego nunca es el futuro, sino qué futuro. Para el PNV, en el gobierno desde hace cuarenta y cinco años con la única excepción de los cuatro años que estuvo Patxi López, el futuro sería oscuro si Bildu alcanzara respaldo suficiente para desalojarlos del poder. Difícilmente sucederá.
A lo más que puede aspirar Bildu, con su reciente candidato aseado y tutelado por Otegi, es a ganarle las elecciones a Ortúzar y a Pradales. Porque por mucho que crezca -28 le están dando las encuestas- no tiene socios en los que apoyarse para alcanzar la mayoría absoluta. Podemos y Sumar en el País Vasco son bien poquita cosa. Y el PSE tiene claro con quien va: con el PNV.
Un gobierno de coalición de Bildu con el PNV: la única opción de gobernar para Bildu
La opción de gobierno de Bildu se llama, en realidad, pacto de Lizarra 3.0, o sea, el frente común independentista: un gobierno de coalición con el PNV. Aquí dejó dicho el candidato del PP, Javier de Andrés, que antes veremos eso que al PNV recogiendo los bártulos. Como diría Ortúzar, la izquierda abertzale, sustancialmente, es la misma izquierda abertzale de siempre. Cabe añadir que es la misma izquierda abertzale con la que puso en pie su partido aquella cosa llamada Udalbiltza, la asamblea de cargos electos sólo nacionalistas e independentistas.
O sea que sí, sabe quiénes son y de dónde vienen. Y ya se sabe que recordar el pasado violento de algunos dirigentes de Sortu es de mal gusto -cuando lo hace el PP se le dice que ETA ya no existe- pero recordar su pasado extremista, intervencionista y de ruptura con el Estado sí es aceptable, al menos para Ortuzar.
Las elecciones vascas se van a desarrollar sin el ruido que tiene la política en Madrid
La pregunta ‘se puede cambiar tanto y en tan poco tiempo’ en boca del presidente del PNV hará sonreír a sus antiguos socios del PP en Madrid. Gustan de decir los dirigentes políticos vascos que en esta comunidad el debate es siempre más sosegado, más de fondo, más serio que en Madrid, donde están el Congreso y el Senado. Y gustan de añadir los comentaristas que compran esa tesis que las elecciones vascas se van a desarrollar sin el ruido que tiene la política en Madrid. Ruido, se lo recuerdo, es como se le llama también ahora al debate público nacional desde las filas gubernativas. Lo de Koldo es ruido. Lo de Armengol es ruido. Lo de Begoña es ruido. A diferencia de lo del novio de Díaz Ayuso, que es interés general.
Lo de Koldo es ruido. Lo de Armengol es ruido. Lo de Begoña es ruido. A diferencia de lo del novio de Díaz Ayuso, que es interés general
El PSOE madrileño, por cierto, pidepersonarse en el caso que afecta al novio. Argumenta que la causa interesa a los ciudadanos. En realidad es una forma de estar al corriente de todo lo que pase por el juzgado, las partes personadas tienen acceso a todo. El novio no es político, no es cargo público, la causa no afecta a la administración autonómica, es por un fraude de una sociedad mercantil en el impuesto de sociedades, pero al PSOE le parece que hay que personarse. Esta debe de ser la famosa desjudicialización de la política.
En el Senado se constituye esta semana la comisión de investigación sobre Koldo y alrededores, que no servirá para investigar nada pero está por ver que le sirva a Feijóo para cumplir su amenaza, poco velada, a Sánchez de hacer desfilar por allí a Begoña Gómez, la esposa del presidente.
Terminada la Semana Santa, vuelve todo por donde estaba. Sánchez regresó ayer en el Falcon de Doñana y en el Falcon se marcha hoy a pacificar Oriente Próximo.