OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Europa sube la alambrada con presidencia española"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el final de la presidencia española de la Unión Europea, la cual ha acabado con un nuevo acuerdo migratorio para endurecer las condiciones para que un inmigrante pueda ser acogido.

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Carlos Alsina

Madrid | 21.12.2023 08:41

Víspera del comienzo oficial de las navidades. ¡Último día, niños! (De San Ildefonso). Para entrenar y poner a punto las voces y, antes aún, la vista. Lo principal es no errar con los números y evitarle al personal el disgusto de creerse rico cuando el premio le ha tocado a otro.

La presidencia de turno de la Unión Europea se acaba

El año se acaba. Y con él, la presidencia de turno de la Unión Europea que tanto orgullo y satisfacción ha provocado, ¿verdad?, a los ciudadanos de este país diverso, plural y que otra cosa, pero europeístas hemos sido siempre más que ninguno. Hasta hicimos un referéndum para aprobar la Constitución Europea que luego los franceses tumbaron demostrando que en Europa cada uno pesa lo que pesa. Y España pesa, cuarta economía de la Unión, la Champions que decía Zapatero, pero nada comparable a lo de Francia y Alemania, que son quienes siguen cortando el bacalao, como volvió a comprobarse ayer en la negociación de las reglas fiscales y de las otras reglas, las migratorias.

La realidad europea de España es que somos el cuarto país en Producto Interior Bruto (nos gana Italia) pero el décimo cuarto en PIB per cápita (ahí nos gana Italia, nos gana Chipre, nos gana Malta). A la hora de repartir, tocamos a poco.

Uno de los signos de nuestro tiempo es que los gobernantes, más que a informar de lo que hacen, se dedican a publicitarse a sí mismos

La presidencia de turno se acaba con un balance espectacular a juicio de quien la ha ejercido, es decir, el gobierno. Uno de los signos de nuestro tiempo es que los gobernantes, más que a informar de lo que hacen, se dedican a publicitarse a sí mismos. Antes de comunicar cualquier decisión, lo que comunican es lo magníficamente bien que lo deciden todo. Son malos tiempos para la humildad. Ya no hay gobierno que espere a que sean los demás quienes lo juzguen. La nota se la pone él y siempre es, claro, de matrícula de honor.

Broche de oro, como dijo ayer Calviño sobre las reglas fiscales. Acuerdo histórico, como dijo Marlasca sobre las reglas migratorias. Un verdadero éxito, como dijo Sánchez, siempre apegado a ambas cosas, el éxito y la verdad. Si los demás no van a jalearte, pues te jaleas tú a ti mismo, venga, jaleo, jaleo.

Armonizar la situación económica de los 27 países

La Unión Europea acaba el año mirando de reojo a Rusia por Ucrania, mirando con afecto a Ucrania sin evitar la inquietud por una guerra en riesgo de eternizarse, y dejando atrás la crisis pandémica que permitió dejar en suspenso las reglas fiscales.

¿Qué son las reglas fiscales? Pues, en esencia, la forma de armonizar (o intentar avanzar hacia) la situación económica de los veintisiete países. Ya que vamos de la mano, que no haya gobiernos cuya pésima gestión económica arruine el trabajo que hacen otros. Ya que las regulaciones son cada vez más comunes, y que ahora también nos endeudamos juntos -todos responden por todos- que haya líneas básicas que todos los países deban cumplir. ¿Se acuerda? Que le déficit público, por ejemplo, no pase del 3%. Ir recortando hasta dejarlo en el cero, como se decía en 2012. Que la deuda pública no supere el 60% del PIB.

Hay que regresar a esto que llaman la ortodoxia, es decir, meter tijera. No de golpe, en plan motosierra Milei, pero sí con perseverancia: gradual pero sin excusas

Lo del déficit hoy lo cumple Alemania y no lo cumple España, no lo cumple Francia y, sobre todo, no lo cumple Italia. Lo de la deuda no lo cumple ni Alemania, resumen. Pero hasta ahora se entendió que estaba justificado el desfase (o despendole) de los números porque venimos de una pandemia que paró la producción (en nuestro caso, el turismo) y obligó a tirar de deuda, ayudas y subvenciones, y ahora ya entienden que hay que regresar a esto que llaman la ortodoxia, es decir, meter tijera. No de golpe, en plan motosierra Milei, pero sí con perseverancia: gradual pero sin excusas.

Se pacta el ritmo del ajuste y los criterios

Lo que han pactado ayer los gobiernos europeos (básicamente Francia y Alemania) es justo eso, el ritmo del ajuste y los criterios que serán aplicados, incluyendo las excepciones que puedan hacerse. Cuando podrá pedir más tiempo, por ejemplo, un gobierno, si garantiza, a cambio, que hará reformas relevantes. En fin, esta música que conocemos de los tiempos de los rescates, las troikas y todo aquello, pero en un contexto bien diferente a aquel porque bien diferentes son las crisis que hemos atravesado.

Alemania ha apretado para que las normas fueran más exigentes que lo que planteaba la Comisión Europea y lo ha conseguido sólo en parte. Porque Alemania sigue siendo más severa en esto que Francia, o que España, no te digo ya Italia, dándose la circunstancia de que en Alemania gobierna la socialdemocracia y en Italia la derecha, lo que refuta, una vez más, la simplificación caricaturesca que tanto gusta a nuestro gobierno sobre las recetas neoliberales frente a las progresistas. Dile tú a Scholtz que él no es de izquierdas.

Nuevas reglas migratorias en Europa

El otro acuerdo europeo con el que acaba el año, las nuevas reglas migratorias, suponen endurecer las condiciones para que un inmigrante pueda ser acogido. Se restringe la entrada y se atiende a la reclamación italiana y española de que el peso de la acogida se reparta entre los Veintisiete, no sólo entre quienes somos frontera sur.

Lo llaman solidaridad, aunque sea obligada (por cuotas) y aunque pueda comprarse la exención, como aquellos tiempos en que se pagaba por no ir a la mili o estos en que se paga para poder emitir más C02. El país que no quiera cumplir su cuota de acogida podrá rechazar asilados al precio de veinte mil euros por persona. Yo no quiero acoger a estos, ¿por cuánto me sale?, me lo puedo permitir así que no los acojo. Lo llaman solidaridad y nuestro gobierno ha dicho que es un gran paso en esa dirección el que se ha dado. Las ONG que trabajan el asilo y la inmigración irregular aún lo están digiriendo. Alguna de ellas ya ha dicho que esto, más que facilitar la acogida, es hacer más grueso y más alto el muro.

Ucrania, la única cuestión en la que Sánchez no ha cambiado de opinión

Hizo bien el presidente Sánchez en iniciar su discurso de ayer por Ucrania. No sólo porque es el asunto más doloroso que afronta Europa, o porque aguanta (más o menos) la unidad de acción europea, también porque es la única cuestión en la que Sánchez no ha cambiado de opinión, ni de postura, ni de intereses.

Zelenski ha vuelto a alabar al gobierno de España (se refiere a la parte socialista) por su compromiso con Ucrania. Mientras Sánchez no se entere de que Zelenski estuvo en contra de dar autonomía a las regiones controladas por los separatistas y a amnistiar a sus líderes no hay riesgo de que le retire la palabra, incluso si Zelenski resultara ser un poco de derechas.

Si Feijóo hubiera incluido Ucrania en su lista de temas para el viernes, al menos habría uno en el que sí estarían de acuerdo.

La empatía de Sánchez cubriendo a Feijóo de reproches

Sánchez dio ayer una lección práctica de cómo entiende la empatía y el allanar el camino para encontrarse con un adversario en un clima de confianza. Subió a la tribuna del Congreso y cubrió a Feijóo de reproches. Que si le insulta, que si vive en el berrinche, que si no se entera, que si por favor, lo supere.

Deliciosa forma de convencer a alguien para que se siente a despachar contigo. Deliciosa forma de convencerle de tu predisposición a escucharle. Según Sánchez, Feijóo estaba bloqueando el diálogo y gracias a dios ha rectificado. No hay como proyectar en los demás lo que tú haces. Primero, predicar el muro y luego, imputar a los demás que no dialoguen. El muro y el bloqueo.

Primero, predicar el muro y luego, imputar a los demás que no dialoguen. El muro y el bloqueo

Lo de levantar un muro a la derecha lo dijo él en su investidura (no es un discurso ése que se improvise, se madura). Lo del bloqueo, no es no, tiene en el presidente a su progenitor A y también al B, suya es la criatura. Y el frentismo es la combinación de ambos.

Gran acontecimiento navideño: Sánchez y Feijóo en el Congreso

Sánchez tiró de nuevo ayer de ese estilo sardónico-desdeñoso que se gasta con Feijóo aceptándole reunirse en el Congreso de los Diputados. Sin verificador.

Qué buen rollo. Si a Puigdemont le aceptas ir a Suiza con relator salvadoreño, no le vas a regatear a Feijóo la carrera de San Jerónimo. Gran acontecimiento navideño: el presidente del gobierno de todos tendrá a bien conversar a puerta cerrada, sin eslóganes ni caricaturas, con el líder del primer partido del país.

Primer indicio de que Sánchez, encantado con haber salvado la investidura, no olvida que también gobierna para la mitad del país, conservadora, que no quiere verle ni en pintura. Feijóo le ha hecho una lista de la compra que da para estar reuniéndose todos los viernes de la legislatura. Sánchez ni la miró ayer. Para qué. Si el único fruto que podría salir de la cita de mañana -nadie espera milagros- es que la primera reunión sea, a la vez, la última.

Monólogo de Alsina 21/12/2023