Estrenamos el curso en la base aérea de Torrejón de Ardoz. Poniéndole voz, poniéndoles cara ---y escuchando y preguntando, y entendiendo--- a quienes han protagonizado estas dos últimas semanas tan delicadas. La evacuación ---limitada, hasta donde se ha podido, de afganos que han colaborado con las tropas internacionales, españolas, en estos veinte años---. Y el nuevo tiempo que se abre en aquel país con todas las preguntas planteadas: si hoy estamos menos seguros todos que antes, si el nuevo régimen apadrinará al terrorismo yihadista (como hizo hace veinte años con Al Qaeda) y si cabe creer que estos talibanes del 2021 cumplirán los compromisos que están pregonando.
Condiciones seguras para las evacuaciones
El último, del que informó anoche el Gobierno estadounidense, es éste que dice que podrán salir del país todos los ciudadanos que tengan papeles emitidos por casi cien países entre los que está España. Es decir, que quienes aún no han podido salir lo podrán hacer, en condiciones seguras, una vez que el aeropuerto quede bajo control talibán pasado mañana y hayan salido las últimas tropas internacionales.
La palabra garantías hay que ponerla en cuarentena porque la opacidad será la norma en Afganistán y porque está por ver que los talibán se afiancen en el poder teniendo dentro del país a otros grupos que les disputan el control del territorio. Ya les he contado que un cabecilla de Estado Islámico al que ha entrevistado la CNN dice que son centenares los militantes de este grupo dispuestos a seguir cometiendo atentados y que muchos de ellos (él mismo) estaban antes con los talibán pero se han salido porque los ven demasiado blandos y con demasiadas ganas de quedar bien con las organizaciones internacionales.
La palabra 'garantías' hay que ponerla en cuarentena porque la opacidad será la norma en Afganistán
Pero los gobiernos de la OTAN, incluido el nuestro, se resignan a tener que lidiar con los talibán: quieren pensar que su palabra vale de algo. Y quiere pensar el presidente Biden que el enemigo ahora en Afganistán es Estado Islámico, contra el que ayer lanzó su segundo ataque con drones. ¿El motivo? Un nuevo atentado con coche bomba en el aeropuerto del que tenía noticia la inteligencia estadounidense.
Mañana despegará el último de los aviones militares estadounidenses con el material que están terminando de empaquetar los últimos soldados. Las familias de los trece militares asesinados en el atentado del jueves ---chicos de veinte años--- recibieron ayer sus cadáveres. De las familias de los ciento cincuenta afganos asesinados en ese mismo atentado apenas sabemos nada.
"No era este el Afganistán que se imaginaba hace unos años"
Dos mil personas han podido ser trasladadas desde Kabul hasta aquí (y de aquí a distintos pisos y casas de acogida de varias ciudades) para escapar de la opresión talibana. De eso es de lo que cabe felicitarse. De que esa evacuación a la carrera se haya podido realizar en beneficio de esas familias y sin sufrir bajas o daños entre los militares españoles. Es una satisfacción muy relativa. Lo saben quienes han estado en primera línea; saben que lo que ha pasado en Afganistán este verano es un desastre para millones de habitantes de ese país y un fracaso de la misión que se autoimpuso la OTAN de consolidar una república democrática que neutralizara a los yihadistas y los alejara para siempre del poder. Y saben que no era éste el Afganistán que se imaginaba hace sólo unos años, cuando se decía que las transformaciones eran profundas e irreversibles.
Lo que ha pasado en Afganistán es un fracaso de la misión que se autoimpuso la OTAN de consolidar una república democrática
Una frase se ha escuchado repetidamente en Torrejón estos días: se ha hecho lo que se ha podido. A la carrera, es verdad. A la carrera desde que el gobierno afgano se borró de esta historia, abandonó los edificios oficiales, puso tierra de por medio, y Joe Biden anticipó la fecha límite para abandonar del todo Afganistán.
No es verdad que España haya salido ahora precipitadamente del país. La participación española en esta misión de la OTAN terminó el pasado mes de mayo. Lo que pasa es que en mayo aún parecía que el gobierno afgano iba a aguantar pese al repliegue internacional y los medios le hicimos bien poco caso al regreso de nuestros últimos militares.