Echen mano de la pana, de los tejanos, camisas de cuadros y los jerseys gordos de cuello alto. Atuendo informal. Que se note que la kedada es de fin de semana y, sobre todo, que es campera.
El gobierno echará el sábado en la finca de Quintos de Mora
El gobierno de España, humilde y laborioso…muy laborioso y muy trabajador, echará el sábado en la finca de Quintos de Mora para estrechar lazos, comerse una migas (digo yo) y hacer tormenta de ideas sobre cómo gobernar dependiendo para todo del prófugo a la espera de amnistía sin que parezca que has de bailar todo el tiempo al son que te marca el prófugo a la espera de amnistía.
El presidente ha dejado a sus ministros (y ministras) sin fin de semana -sí que son trabajadores, sí, y lo poco que presumen- para celebrar que siguen a flote tras su primer gran temporal parlamentario aunque hayan salido del mismo desarbolados. Venga, ideas para lidiar con estos bucaneros de Junts. Óscar Puente, tú que tienes mucho peso político, ¿cómo lo ves?
Cómo gobernar dependiendo para todo del prófugo a la espera de amnistía sin que parezca que has de bailar todo el tiempo al son que te marca el prófugo
Ya, y ahora en serio, que en Quintos de Mora no hay periodistas, ¿podemos aguantar así cuatro años? Porque esto de que Junts estaba hasta ahora en el extrarradio de la política… A ver, que han cogobernado Cataluña con Esquerra hasta hace cuatro días. Que tienen diputados, diputaciones, alcaldías (una legión de alcaldes preocupadísimos porque no se les integran los inmigrantes musulmanes).
El PSOE se ve obligado a acoplarse a Junts
Ni Junts estaba fuera de la política ni está haciendo el menor esfuerzo por acoplarse al PSOE. Al revés, sí. Y eso es lo que ha encendido las alarmas socialistas esta semana. Es el PSOE el que se ve todo el tiempo arrastrado a acoplarse él a lo que va decretando Puigdemont. Y aparecer como el acoplado al huido, el adosado de Waterloo, no parece que sea la mejor carta de presentación para un gobierno que aspira a ser visto como garante de la igualdad y el progreso de todos los españoles.
Aparecer como el acoplado al huido, el adosado de Waterloo, no parece que sea la mejor carta de presentación para un gobierno que aspira a ser visto como garante de la igualdad entre los españoles
Seguro que de Quintos de Mora saldrá el gobierno revitalizado. Los ejercicios espirituales son una tradición de nuestra vida política. Se los inventó Fraga, como seguro que sabe el presidente: encerraba a sus consejeros cada vez en un monasterio diferente. Lo de la finca es más agradecido, al aire libre.
Por la finca de Quintos de Mora vuela aún el fantasma de Pablo Iglesias
Lo disfrutará el ministro Planas, que es muy de campo. Y aprovechará la vicepresidenta tres, Ribera, para comprobar que si intentas ir y venir a Los Yébenes en coche eléctrico las vas a pasar canutas porque apenas hay donde enchufarlo. Y aprovecharán otros ministros para comprobar que Castilla-La Mancha no es territorio comanche, aunque gobierne Page, y que hay España plural más allá de Navarra, el País Vasco y Cataluña.
Por la finca vuela aún el fantasma de Baltasar Garzón, que fue seducido aquí por Felipe para hacerlo diputado y desactivarlo. Y el fantasma de Bush, que fue invitado por Aznar para practicar su acento tejano. Incluso el fantasma de Pablo Iglesias, que fue un vicepresidente que tuvo Sánchez, muñidor y fundador del primer gobierno de coalición y que participó, con el resto de los ministros, en la kedada que hicieron justo antes de la pandemia.
Fue en Quintos de Mora donde Irene Montero se personó con el borrador de su ley del sólo sí y donde los ministros jueces advirtieron de que, en términos jurídicos, el borrador era un desastre. Fue a consecuencia de lo que Quintos de Mora que Iglesias le colgó a Juan Carlos Campo el sambenito de machista, oiga, qué tiempos. Cuando los ministros jueces aún llevaban a gala aportar criterio jurídico sobre los proyectos políticos en lugar de hacer mítines sobre cualquier cambio de criterio que decida el presidente.
El gobierno es incapaz de explicar en qué consiste su negociación con Junts
Viéndolo con perspectiva, el gobierno de ahora es una balsa de aceite. Ya no está Podemos, desahuciado por Yolanda Díaz, y ya no está Nadia Calviño, que se las tenía tiesas con Díaz, emancipada con permiso de Sánchez.
El gobierno tiene menos piques internos -alguno tiene- pero es más débil en el Parlamento, esta semana se ha visto. Ni siquiera se ha esforzado esta vez el departamento de persuasión de la Moncloa en convencer al personal de lo mucho que ayuda a la convivencia en Cataluña, y lo bueno que va a ser para el conjunto de España, que una de las diecisiete comunidades autónomas (sólo en una) el control de la inmigración quede en manos del gobierno autonómico.
Ni siquiera se ha esforzado la Moncloa en convencer de lo bueno que va a ser para España, que una de las diecisiete comunidades autónomas el control de la inmigración quede en manos del gobierno autonómico
De hecho, ha sido incapaz de explicar el gobierno (y el PSOE) qué ventajas le encuentra, de repente, a trocear la política migratoria por regiones. O en rigor, ha sido incapaz de explicar en qué consiste exactamente lo que ha negociado (es un decir) y concedido a Junts per Cataluña, bendita sea la transparencia. El único papel oficial sobre este nuevo acuerdo entre el gobierno (o el PSOE, ya no se sabe dónde acaba uno y empieza el otro) y los puigdemónicos es un comunicado de los puigdemónicos.
Por parte del gobierno lo hubo ayer fue una comparecencia de la vicepresidenta una en A-R-V que lejos de despejar dudas contribuyó a dudar seriamente de que el gobierno sepa lo que quiere hacer con el control migratorio y lo que quiere hacer Junts si le dejan.
El asunto está difuso salvo para Junts
Ya. Pero qué… ¿qué es lo que quiere Junts que se delegue y qué es lo que el PSOE está por la labor de delegar, ministra?
El dominio de la lengua que nos puede permitir que los que llegan a nuestro país puedan convivir en igualdad de condiciones. Si usted ha entendido qué es lo que el gobierno quiere que suceda que no esté sucediendo ya ahora, enhorabuena. Con razón dice el gobierno catalán, que de momento es Esquerra, no Junts, que el asunto está difuso. Y tanto.
Salvo para Junts, que sí tiene claro lo que ha negociado: que los permisos de residencia los decida el gobierno catalán, que el número de inmigrantes que pueden residir en Cataluña lo decida el gobierno catalán y que las condiciones para residir, lengua incluida, las decida también el gobierno catalán. Ésta debe de ser la famosa armonización que el gobierno predica para el resto de Europa.
Que los permisos de residencia los decida el gobierno catalán, que el número de inmigrantes que pueden residir en Cataluña lo decida el gobierno catalán y que las condiciones para residir las decida también el gobierno catalán
Pero bueno, ya ha dicho el presidente, aleccionando humilde y laboriosamente a la oposición, que cambien de estrategia y anteponga los intereses del país a cualesquiera otros. Lo probable es que quien cambie de estrategia sea el gobierno y deje de amontonar medidas dispares en decretos de obligado cumplimiento pretendiendo reducir el Parlamento a la condición de expendedor automático de avales y arriesgándose a que cualquiera de sus socios le golee en el tiempo de descuento.
Por cierto, el presidente se refirió ayer a quienes votaron en contra de dos de los tres decretos. A dos reales decretos importantes. ¿Y el tercero, presidente? ¿El tercer decreto es que no era importante, o es que votar en contra de ése no da para ser reprobado por el PSOE?
El tercero, se lo recuerdo, era el de Yolanda Díaz. Que, en realidad, es tan del gobierno en pleno como cualquier otro decreto. El tándem se resiente.