OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "La señora Ovni"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el insólito e inaudito episodio de la política en Extremadura, donde la candidata del PP, María Guardiola, mantiene su palabra de no gobernar con Vox a riesgo de perder el gobierno de la Junta.

Carlos Alsina

Madrid | 21.06.2023 08:32

Apelar a la coherencia, los principios y la palabra dada en estos tiempos que corren convierte a quien lo hace en un ovni. Un objeto volador perfectamente identificado fue avistado ayer en Mérida, donde tiene su sede el Parlamento autonómico de Extremadura. No sólo fue avistado: emitió unas señales sonoras que han sorprendido por lo inusual de sus notas principales y han triturado los oídos, bastante elásticos, de quienes defienden que es natural prometer una cosa en campaña y hacer luego la contraria.

Es decir, abrirse a Vox para que entre en los gobiernos autonómicos hasta la cocina. Éste es el momento en que el objeto volador difunde su mensaje para que sea captado en el cuartel general de Vox y en las oficinas centrales del Partido Popular en el resto de España.

María Guardiola prometió gobernar en solitario, sin Vox

La noche electoral proclamó María Guardiola, candidata debutante del PP extremeño -candidata revelación que empató en escaños con el PSOE- que su único plan era gobernar en solitario. O sea, sin ofrecer consejerías a Vox. En los días siguientes lo repitió en varias entrevistas, por ejemplo, en este programa. No habría gobierno de coalición. Lo siguió diciendo cuando inició la negociación de su investidura con Vox. Y para sorpresa de casi todo el mundo, lo siguió manteniendo ayer, cuando ya había que empezar a votar para elegir la mesa del nuevo Parlamento.

Insólito, inaudito, una candidata manteniendo su palabra a riesgo de perder el gobierno. España, perpleja

Insólito, inaudito, una candidata manteniendo su palabra a riesgo de perder el gobierno. España, perpleja. Y el PSOE, el primero. Viendo cómo su diputada Blanca Martín se convertía en la nueva presidenta de la Asamblea extremeña.

En rigor, han sido los tres partidos los que han mantenido su posición. El PP, negando la entrada en el gobierno a Vox. Vox, reclamando al PP que pague el precio de compartir el poder -moqueta, sillón- si quiere tener el poder. Y el PSOE, recordando que ganó las elecciones, aunque fuera por la mínima, y que el PP tiene en su mano ahora facilitar la investidura de Guillermo Fernández Vara -regresado del Anatómico Forense- para evitar que tengan que repetirse las elecciones.

Opciones a la vista: que el PP deje gobernar a la lista más votada, como Feijóo se ha comprometido a hacer en el Congreso de los Diputados si él no gana; que Vox se la envaine; o que los extremeños voten de nuevo. La cuarta opción, que sería que Génova le aplicara un 155 a María Guardiola, a día de hoy no se contempla.

Apelar a la coherencia, los principios y la palabra dada en estos tiempos que corren convierte a quien lo hace en un ovni

Pero decíamos ayer: esto acaba de empezar. Hay dos meses por delante para ver qué pasa. Puede haber varias investiduras fallidas antes de que llegue el desenlace. Y entre medias hay unas elecciones generales que pueden decantar el hoy incierto paisaje extremeño.

Disparidad de criterios dentro del PP respecto de lo que supone Vox

Hasta ahora lo que sí ha quedado en evidencia es la disparidad de criterios dentro del PP respecto de lo que supone Vox y hasta dónde se puede llegar en el encamamiento con él.

En la Comunidad Valenciana, el abrirse en canal, en la primera cita, de Carlos Mazón: dicho y hecho, vicepresidencia y tres consejerías para Vox, violencia intrafamiliar, la Cultura de Vox, la Seguridad para Vox. En Baleares, regateando en busca del abaratamiento del precio: la señora Prohens sienta en la presidencia del Parlamento a Vox y aún negocia su programa de gobierno. En Aragón, silencio administrativo; ni media palabra sobre en qué anda Jorge Azcón y si su plan se parece más a lo de Valencia, a lo de Palma o a lo de Mérida. Y en Murcia, esperar y ver. Oficialmente, no hay siquiera negociación con Vox de López Miras.

Para ser el PP ese partido que presume de tener las mismas posiciones en toda España, en este asunto lo que tiene son todas las posiciones posibles

Para ser el PP ese partido que presume de tener las mismas posiciones en toda España,en este asunto lo que tiene son todas las posiciones posibles. ¿Cómo era lo que dijo ayer la señora Guardiola? Pues usted no puede, pero sus compañeros de la Comunidad Valenciana, sí. No hay diferencia entre el Vox de una región y de otra.

Fuego a discreción de Alfonso Guerra contra el gobierno

Fuego a discreción de Alfonso Guerra. Contra el gobierno por bendecir a Bildu; contra Bildu por venir de donde viene; contra el PP por casarse con Vox; contra Yolanda Díaz -la Melenchon vestida de Dior- por fichar al embajador trotskista que blanquea a Putin. Le presentó un libro ayer a Virgilio Zapatero y allí se reunieron unos cuantos históricos socialistas. Muy despegados, la mayoría de ellos, de la deriva en que se encuentra hoy su partido. Empezando por el propio Guerra y por Felipe González.

En el mismo día, Feijóo se dejó ver con algunas feministas socialistas de esto que ahora se llama el feminismo clásico. Una de ellas, Amelia Valcárcel, dio la batalla contra la ley trans y la forma de conducirse de Irene Montero. Y bendijo ayer a Feijóo por haber ayudado a rectificar la ley del sólo sí es sí.

A vueltas con Irene Montero, repudiada por las derechas y las izquierdas, declaró ayer Yolanda Díaz que ella no la ha vetado. Como dice Vicente Vallés, declaró que no ha vetado a Irene Montero quien sí ha vetado a Irene Montero. Y todo el mundo en Sumar lo sabe. Pronto empezamos cuando se niega a contar la verdad en una cosa tan básica.

Feijóo evita el cara a cara con Sánchez

Y pronto empieza Feijóo a desdecirse de la palabra dada. Asunto debates. ¿Cómo fue lo que dijo en este programa hace dos semanas?

Pues el señor Sánchez sí lo ha aceptado: lo aceptó el lunes en este programa. Y si de Sánchez hubiera dependido, lo habríamos hecho ayer.

Un truco. Una argucia. Un buscar la coartada para bajarse del debate prometido

Se maliciaba el presidente que Feijóo no estaría tan dispuesto a debatir como predica y el PP lo vino a confirmar ayer. Con la carta que envió al PSOE en la que reconvierte el debate entre candidatos de los partidos en un debate de Feijóo contra el gobierno, instando a que sean los dos partidos de la coalición quienes decidan si va Sánchez o va Yolanda y ofreciéndose a hacer un debate a tres si no se ponen de acuerdo.

Un truco. Una argucia. Un buscar la coartada para bajarse del debate prometido. Los debates se hacen entre personas. No entre un señor y el gobierno. Si uno quiere debatir, debate; si no quiere, inunda la mesa de condiciones. Sánchez quiere seis, o veintiséis, y Feijóo, pese a la palabra dada aquí, da muestras inquietantes de querer entre cero y ninguno.

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