OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "La teniente Yolanda lleva un alien en su nave"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la absorción de Podemos por parte de Yolanda Díaz en Sumar, defenestrando por completo a Irene Montero y apartando, entre otros, a Pablo Echenique.

Carlos Alsina

Madrid | 12.06.2023 08:32

Lo que no fue capaz de hacer Sánchez lo ha hecho Yolanda: defenestrar a la ministra de Igualdad. Destituir, en la práctica, a Irene Montero. Resignada a vagar como alma en pena por los consejos de ministros de los martes habiendo sido abandonada, primero, por el PSOE -cuando el remiendo al sólo sí es sí-, repudiada ahora por Sumar -sin molestarse siquiera en explicar por qué- y abandonada por Podemos, que es como abandonarse ella misma: porque Podemos traga con el veto del yolandismo, concurre bajo una marca que la ha declarado persona non grata, y renuncia a aquel plan B de hacerla candidata a la presidencia del gobierno por un Podemos refundado y gobernado, como siempre, por Pablo Iglesias. Que, en rigor, fue el primero que abandonó políticamente a Belarra y Montero al proclamar, a mitad de legislatura, que la candidata a las generales siguientes habría de ser Yolanda, que no era de Podemos, y no Belarra y no Montero, que sí lo eran. De hecho, lo siguen siendo. Ellas son, con Iglesias, Echenique, Verstrynge, Serra y Fernández, lo que va quedando de Podemos.

Va a ser un espectáculo escucharles a todos pedir el voto para la papeleta con la cara de Yolanda habiéndola acusado de vetar a su ministra más conocida y consumar, así, una campaña de la derecha. Lo del veto de Yolanda lo ha dicho abiertamente la señora Verstrynge, secretaria de organización de Podemos.

Lo que no fue capaz de hacer Sánchez lo ha hecho Yolanda: defenestrar a la ministra de Igualdad

Y lo de la campaña de la derecha lo ha escrito Iglesias, apurando su última copa de influencia: ‘Yolanda es la ejecutora final de una violenta campaña orquestada desde los más siniestros aparatos de las derechas’. Pobre Yolanda, criatura inocente que ejecuta campañas de otros sin caer en la cuenta de lo que hace. Qué cándida.

La novedad es que la mayor parte de la izquierda odia a Irene Montero

A ver, que a Irene Montero la detesta buena parte de la derecha es un hecho (Podemos prefiere decir que la odia), pero la novedad de esta última semana es que la mayor parte de la izquierda también. El proceso de humillación, primero, y rendición después, al que Yolanda ha sometido a Podemos ha dejado a la vista de todos lo que en ese mundo era un clamor desde hace meses: que la vicepresidenta le tenía puesta la cruz a la ministra de Igualdad; que aquel gesto que tuvo, el día que naufragó la ley del sólo sí es sí, tomando a Irene de la cintura y arropándola medio minuto fue un paripé, una fotografía buscada pero no sentida, pura táctica yolandista para que Podemos dejara de acusarla de ponerse de perfil y no defender a la sufrida ministra que estaba siendo objeto, ¿cómo era?, de violencia política.

Ahora es el Iglesias terminal quien recupera esa palabra, violencia, para imputársela a Yolanda: ‘ejecutora de la campaña violenta orquestada desde la derecha’. Yo diría que esta campaña de ahora, Pablo, no la ha orquestado la derecha. La ha orquestado y la ejecutado, con éxito, la izquierda.

¿Por qué la ministra de igualdad ha de ser desterrada?

Y con la explicación pendiente a sus votantes de por qué la ministra de Igualdad, cuyos proyectos han respaldado siempre estas otras marcas, ha de ser desterrada. O por qué el portavoz parlamentario del grupo estos cuatro años, Pablo Echenique, no merece repetir siquiera como diputado. Él también ha escrito. A su parroquia. Para declararse víctima del veto implacable de Sumar. Vetado para encabezar la lista por Zaragoza. Dices: le habrán ofrecido ir de dos, o de tres. Es que estas listas se han hecho teniendo delante los resultados de 2019. Y en Zaragoza Podemos sólo sacó un diputado. Ir de dos es quedarse fuera. Y aquí se pelea por quedarse dentro.

Sumar concurre con el enemigo dentro, absorbido pero no asimilado

Calculando que el mejor escenario para Sumar es repetir los resultados de Podemos en 2019. A eso, en realidad, se reduce hoy la expectativa. Sumar concurre con el enemigo dentro, absorbido pero no asimilado. La teniente Ripley de Sumar inicia la carrera llevando un alien dentro.

Cuando el PSOE era un partido descentralizado

¿Cómo era aquello de que el PSOE era un partido descentralizado? En el que las federaciones gozaban de autonomía. Tanto criticar el centralismo, tanto ensalzar la gobernanza, y cuando ha llegado la hora de hacer las listas el comité central, con sede en la Moncloa, ha hecho y deshecho lo que le ha venido en gana.

Salieron contentos algunos barones del comité federal (más lanar que federal) del sábado. Bueno, contento no salió nadie porque el destrozo que ha sufrido el PSOE en las elecciones de mayo tiene al personal tentándose la ropa y doliéndose aún por las presidencias y alcaldías perdidas. Contento no salió ni Sánchez. Pero rebotados salieron el PSOE de Aragón, el PSOE de Castilla y León y el PSOE castellano manchego. Se presenta una campaña apasionante en estos tres territorios. Apasionantemente plana si de los dirigentes territoriales depende.

En las listas va quien Sánchez dice que tiene que ir

En Aragón se han tragado la imposición de Pilar Alegría como cabeza de lista pro Zaragoza. En Castilla-La Mancha tragan con la alcaldesa caída de Toledo, Tolón, como número dos (intentaron imponérsela de primera). En Castilla y León sale convertido en una sombra Luis Tudanca, el líder que amagó con la retirada tras el último batacazo electoral, se quedó porque se lo pidieron, y raro será que tenga alguna gana de seguir después de la humillación del sábado. Le han impuesto a Javier Izquierdo de candidato al Senado por Valladolid y le han impuesto a Manuel Arribas de número uno al Congreso por Ávila.

En las listas manda el comité federal. Y en el comité federal manda el comité central, que es el presidente consigo mismo

‘Indignado y defraudado’ se declaró el sábado a los periodistas. Cómo de beligerante fue en su intervención en el comité federal no pudo medirse porque se desarrolló a puerta cerrada. En el PSOE no hay ni plasma. Pero las listas fueron aprobadas por unanimidad, lo que da idea de hasta dónde llega la indignación y el criterio propio. Nadie lleva la discrepancia hasta el final so pena de ser tachado de desleal al partido, cuando es el secretario general el que incurre en deslealtad a los dirigentes regionales.

En las listas va quien Sánchez dice que tiene que ir. ¿Cómo era aquello de que manda la militancia? En las listas manda el comité federal. Y en el comité federal manda el comité central, que es el presidente consigo mismo.

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