Hoy toca sapo. De desayuno. En el ministerio del Interior. No es plato de gusto que habiendo sido reprobado en el Congreso por la crisis de Melilla, ahora sea el Tribunal Supremo el que venga a reprobarte por la crisis de Ceuta.
Al gobierno se le atraganta la política migratoria
Al gobierno del Aquarius -el gobierno del ex Aquarius- se le atraganta definitivamente la política migratoria. Cuando no está encubriendo la vulneración de los derechos humanos por parte de Marruecos, está troceando al gusto de Puigdemont las competencias del Estado o está subiendo en furgonetas a menores de edad que han llegado solos a Ceuta para mandarlos a Marruecos sin atender a sus circunstancias individuales.
La forma en que fueron devueltos a territorio marroquí 45 menores ni fue legal ni antepuso el interés de los niños a cualquier otra circunstancia
Que esto es lo que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, primero, y el Tribunal Supremo ahora, declaran probado que sucedió en Ceuta en agosto de 2021, cuando el rey Mohamed alentó la llegada de miles de personas sin papeles, bordeando a nado el espigón, para desestabilizar la ciudad autónoma.
En contra de lo que ha sostenido la abogacía del Estado, es decir, el gobierno, y en contra de lo que sostuvo el ministro-juez Grande-Marlaska, la forma en que fueron devueltos a territorio marroquí cuarenta y cinco menores ni fue legal ni antepuso el interés de los niños a cualquier otra circunstancia.
No se respetó la ley de Extranjería y no se respetó el Convenio Europeo
Pues va a ser que el Supremo no tiene ninguna duda pero de lo contrario. No se antepuso el interés del menor. No se respetó la ley de Extranjería y no se respetó el Convenio Europeo. El acuerdo entre los dos gobiernos que invocó el ministerio como paraguas para sacar de España a los menores nunca puede estar por encima de la ley, por muy acuerdo que sea. Y por mucho que el ministro lo llamara retornos asistidos para negar que fueran devoluciones (devoluciones en frío, que no en caliente).
Yo no he decidido nada, decía el ministro cuando empezó la instrucción judicial. Luego contó la delegada el gobierno, ya imputada, que ella hablaba con el secretario de Estado de Interior cada vez que se consumaba una devolución. Perdón, retorno.
Por mucho que el ministro lo llamara retornos asistidos para negar que fueran devoluciones (devoluciones en frío, que no en caliente)
En aquel mes de agosto del año 21 el gobierno hizo muy bien una cosay rematadamente mal otra. Lo que hizo bien fue reaccionar a la embestida del rey Mohamed como lo que era: un intento de crearle a España un problema de orden público y amagar, como siempre, con la anexión de Ceuta por la fuerza. Estaba enrabietado Mohamed porque nuestro gobierno había acogido al líder del Frente Polisario en un hospital de Logroño.
El presidente Sánchez se plantó en Ceuta y garantizó que pondría todos los medios, Ejército incluido, para asegurar la estabilidad en la frontera. Le quedó, desde entonces, eternamente agradecido el presidente de la ciudad autónoma, Vivas, que es del PP.
Furgoneta a furgoneta se consumó, así, el atropello a la ley
Lo que hizo mal el gobierno, delegada mediante, fue despachar a los menores de regreso a Marruecos en vista de que no tenía dónde meterlos y después de haber ido parcheando la crisis con recintos improvisados. Desde Madrid se dio el visto bueno a la operación furgoneta: se los va metiendo de quince en quince y se los baja en Marruecos. Furgoneta a furgoneta se consumó, así, el atropello a la ley.
Sánchez acabó cambiando la posición histórica de España -y del PSOE- sobre el Sáhara Occidental, se convirtió en el mejor amigo del rey Mohamed y blanqueó la actuación de sus gendarmes en Melilla
Y el resto ya es historia. Sánchez acabó cambiando por su cuenta y riesgo la posición histórica de España -y del PSOE- sobre el Sáhara Occidental, se convirtió en el mejor amigo del rey Mohamed y blanqueó la actuación de sus gendarmes en Melilla cuando al año siguiente se produjo el intento de salto de la valla. Que describió el presidente del Aquarius como un ataque a la integridad territorial de España a cargo de un temible grupo de desheredados sudaneses.
El ministro de Cultura, denunciante
Se le acumula el trabajo al ministro de Justicia Bolaños. Fue él quien prometió defender a los jueces de cualquier intento de presión. Por su interés, recordamos.
Estuvo bravo el ministro porque se lo decía a los del PP. Pero ahora el trabajo lo tiene en casa y no parece que esté mostrando en público la misma bravura. Se le acumula el trabajo porque ya son dos ministros los que han señalado, para descalificar su trabajo, al juez García Castellón.
El viernes fue la vicepresidenta tres, Ribera, y ayer fue el ministro de Cultura, Urtasun, que ejerce de portavoz de su partido (aún no fundado) en una confusión de roles propia de nuestro tiempo.
El ministro de Cultura, denunciante. No en el juzgado, que es donde se denuncia la prevaricación de un juez, sino ante la prensa, que es donde se hace propaganda.
Debutó Esther Peña como recitadora de salmos gubernativos
El Partido Socialista estrenó ayer portavoz de su Ejecutiva, perfectamente prescindible -con afecto- desde que la portavocía del partido se trasladó a la sala de prensa de la Moncloa. Debutó Esther Peña como recitadora de salmos gubernativos. Por ejemplo éste que dice que al regalarle la impunidad a Puigdemont y los del tsunami democrátic se ensancha la democracia, ancha es Castilla.
Actores que tuvieron que salir, habla de la embestida del 17 -sedición, según el Supremo- como si hubiera una función de teatro: actores que salen, vaya por dios, encogiendo el escenario pero que luego regresan y, así, lo ensanchan. Ni Esquerra ni Junts per Cataluña han salido nunca de ningún sitio. Gobernaban Cataluña cuando embistieron y la siguieron gobernando tras el 155.
Lo del PSOE y Puigdemont no es amor, son negocios. No se llama oportunidad (de volver a empezar), se llama impunidad (para poder regresar)
Junqueras nunca ha dejado de ser el presidente de Esquerra, como bien sabe el gobierno, que negoció con él siendo aún recluso. Puigdemont eligió salir, él sí.Más que salir, fugarse. Aunque este verbo, fugarse, y esta palabra, prófugo, en la portavocía del PSOE está proscrito hace exactamente seis meses: hoy es 23 de enero, pues desde el 23 de julio. Hay que agradecerle, en todo caso, a la portavoz debutante que añadiera esto más propio de un catorce de febrero.
Y tanto que no. Lo del PSOE y Puigdemont no es amor, son negocios. No se llama oportunidad (de volver a empezar), se llama impunidad (para poder regresar). Pare los violines, Peña, y siga usted tocando la lira.