La semana más corta del año. Para quien vaya a disfrutar del puente de tres ojos. El miércoles, fiesta de la Constitución, se toman fiesta hasta los diputados que la detestan -la Constitución, no la fiesta; la fiesta no la perdonan-. Y el viernes, fiesta de la Inmaculada, nos tomamos fiesta hasta los que ni creemos en vírgenes ni concebimos milagros. No ha habido gobierno que se haya atrevido a llevar la aconfesionalidad lo bastante lejos como para apostatar del calendario laboral católico. Y ahora menos, que tenemos una ministra de Trabajo devota del Papa.
No volverá a visitarnos en este estudio Concha Velasco
Estrenamos la semana de la Inmaculada Constitución con el innegable aroma de las fiestas navideñas que ya están llegando. Y habiendo dicho adiós este fin de semana a una comediante descomunal, actriz inalcanzable y maestra en el arte de poner a la adversidad buena cara. No volverá a visitarnos en este estudio Concha Velasco, que aquí mismo nos regaló su voz y su talento hace tres navidades, protagonista, con Pepe Sacristán, de nuestra ficción sonora de la Navidad de la pandemia.
Encarnaba a una mujer valiente que, habiendo llevado una vida profesional exitosa, y una vida personal agridulce, ha de cambiar su casa de siempre por una residencia. Y hacerse a su nueva vida sin dejar de ser quién era.
Una comediante descomunal, actriz inalcanzable y maestra en el arte de poner a la adversidad buena cara
Cuando estábamos empezando a grabar, el guión en la mano, me dijo: ‘Será ficción, pero me has retratado’. Aún vivía entonces en su casa pequeña, después de haber vendido la grande. En una entrevista, meses antes, nos había dicho: ‘Éste es un gran día porque acabo de pagar mi última deuda con Hacienda, no debo nada’.
Cada vez que venía Concha Velasco a ser entrevistada hacía broma de cómo su estatura menguaba. Ya arrastro los abrigos, decía, pero no los arrastraba, no, los lucía como si en lugar de abrigos fueran traje de novia o bata de cola. Descanse en paz Concha colosal Velasco. Buena amiga, buena oyente, de este programa.
El mediador de pareja entre PSOE y Junts
En la España de los noventa Javier Sardá hizo popular a un actor pequeñito que hacía de pepito grillo en su ‘Crónicas marcianas’.
El señor Galindo. Quién no recuerda al señor Galindo de Crónicas marcianas. Bien, en la España de 2023, y en una suerte de homenaje a aquel programa marciano, la vida política española tiene en su renovado reparto no uno, sino dos señores Galindo. El primero es Fernando Galindo, secretario general del Congreso -letrado mayor- y autor de notas favorables a la tramitación de la ley de amnistía.
El segundo, desde el sábado, es Francisco Galindo, ciudadano salvadoreño que ejerce de diplomático acompañante. ‘Acompañante’ es el término ligeramente ridículo que ha utilizado el PSOE, de perdidos al río, para rebautizar al relator de toda la vida (ahora también verificador, es decir, mediador entre dos partes en conflicto, mayormente armado y mayormente un Estado y un grupo terrorista).
‘Acompañante’ es el término ligeramente ridículo que ha utilizado el PSOE, de perdidos al río, para rebautizar al relator de toda la vida
El señor Galindo, diplomático de compañía, fue anunciado por el PSOE y Junts como su mediador de pareja. Sin especificar ni qué papel exacto va a tener ni qué podemos esperar de él.
Desde la óptica puigdemónica es una negociación entre dos Estados
Visto desde la óptica puigdemónica, esta figura tiene todo el sentido porque para el prófugo de Waterloo (en puertas de quedar impune) lo que ha comenzado en Suiza no es una relación entre dos partidos españoles que se detestan y se necesitan con idéntica pasión, sino una negociación entre dos Estados, uno opresor, el otro oprimido, para resolver cómo se hace factible un referéndum de autodeterminación que otorgue al pueblo catalán lo que hoy no tiene, la condición de sujeto político soberano para decidir dónde empieza y dónde termina España.
El señor Galindo es salvadoreño, o como dice Puigdemont, neutral porque no es ni español ni catalán. Visto desde la óptica del PSOE, lo de las citas furtivas en Suiza con un diplomático de compañía sólo puede ser visto como lo que es, un dislate. Pero ocurre que hubo que tragar para amarrar los siete votos de la investidura y, como diría el autor de ‘Tierra firme’, se hizo de la necesidad, virtud, y se puso a la fábrica de salmos, consignas y argumentarios de hojalata a trabajar para hacer pasar por normal, casi por rutinario, lo que todo el mundo en el partido sabe que es una bajada… lo que todo el mundo sabe que es un sapo.
Qué disparate es ése, decían, antes de que el disparate mutara, la Moncloa mediante, en un canto al diálogo y, como dice Zapatero, a la democracia libre
En 2019 se filtró que el gobierno estaba por aceptar el relator que reclamaban Esquerra y el PDeCAT y se montó tal escandalera que acabó abortando la legislatura. En 2023 se filtró que Puigdemont atacaba de nuevo con el relator y lo primero que se le escuchó al PSOE -lo publicaron sus propios relatores, cronistas con acceso directo siempre a la verdad- fue que relator, ni de broma. Y extranjero, mucho menos.
No podía ser que el partido que gobierna España (32% del voto) aceptara ser examinado por otro partido (1,6%) en un país ajeno a la Unión Europea y con un notario extranjero. Pero qué disparate es ése, decían, antes de que el disparate mutara, la Moncloa mediante, en un canto al diálogo y, como dice Zapatero, a la democracia libre. ¡Libre, suiza y salvadoreña!
"Hemos ganado y hacemos lo que nos da la gana, así rabie el PP"
En este estilo que ha desarrollado el presidente de porque yo lo valgo, se marcó ayer otro mitin a mayor gloria de Sánchez y de sí mismo elevando la amnistía que viene a la categoría de acontecimiento salutífero que resolverá, por fin, el conflicto catalán (un poco lo que iba a hacer su Estatut y luego ya se vio que no hizo). Ha abrazado Zapatero el estilo restregón, diríamos, de restregarle a la derecha que hay Sánchez para rato y atribuir la oposición a la amnistía a una especie de rabieta mal llevada.
Ha abrazado Zapatero el estilo restregón, diríamos, de restregarle a la derecha que hay Sánchez para rato y atribuir la oposición a la amnistía a una especie de rabieta mal llevada
Es este modo que va ganando terreno en los mítines socialistas de ‘hemos ganado y hacemos lo que nos da la gana, así rabie el PP’. (Perdón, la derecha política, judicial y mediática). Puede parecer incompatible con la imagen que se labró Zapatero de profeta del diálogo pero, en efecto, lo e: incompatible. Salvo que uno entienda el diálogo como lo hace el actual PSOE: constreñido a los integrantes de la Conjunción Progresista-Separatista. Diálogo con la derecha independentista, sí; diálogo con la derecha en general, ni de broma. Hasta ahí podríamos llegar con el canto a la libertad de reunirse con quien uno quiera. Pequeño fragmento del concierto de ayer.
Es libre el PSOE de reunirse donde quiera. Donde quiera Puigdemont
Eso es, libre para reunirse donde quiera y con quien quiera. Eso decía Carod Rovira, presidente, y hay que ver el empeño que puso usted en que Maragall le cortara la cabeza. Pero sí, los tiempos cambian y ahora verse en Suiza con un procesado por corrupción es la quintaesencia de la libertad, quién lo duda. Es libre el PSOE de reunirse donde quiera… Donde quiera Puigdemont, que es quien ha escogido el sitio, presidente. Porque aún no es libre de recibir a Sánchez en Barcelona, no ha aprobado la mayoría del Congreso su impunidad, todo llegará.
El de Waterloo tiene su propio género comunicativo: los puigdetuits. Ayer hizo uno en el que dice que pactar se ve como humillación o traición en la cultura española, tan distinta de la catalana, ¿eh, Carles? Home, que quien desechó el pacto por miedo a ser tachado de traidor en 2017 fuiste tú, arrugadito ante las Roviras y los Rufianes que te calentaban a la parroquia, seguro que lo recuerdas. (Seguro que lo recuerdas porque lo tienes escrito). Con Junqueras perfilero y diluyéndose entre sombras. Si en octubre de 2017 hubieras pactado tú como te sugería Urkullu no habría habido 155 y tampoco querella, al menos por rebelión.
Los tiempos cambian y ahora verse en Suiza con un procesado por corrupción es la quintaesencia de la libertad, quién lo duda
Que se prepare el señor Galindo porque igual empiezan a reclamar su presencia desde Podemos. Para su propio conflicto con Yolanda y con Pedro. A Ione Belarra se le notó ayer añorante por no haber tenido un verificador salvadoreño en el Consejo de Ministros.
Para la próxima, Ione. Ay, quien hubiera tenido un Galindo para obligar a Pedro a derogar la ley mordaza, aunque fuera la ley de mordaza suiza.