OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Uso y abuso del Consejo de Ministros"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el uso electoral que hace el PSOE del Consejo de Ministros, algo que se asume ya como una costumbre y que relega a los ministros a la condición de figurantes.

Carlos Alsina

Madrid | 10.05.2023 08:36

En tres horas estará demostrando este trío bastante bien avenido que forman Unai Sordo, Pepe Álvarez y Antonio Garamendi hasta qué punto es útil la concertación y la buena fe para alumbrar instrumentos que oxigenen la vida pública.

Sin ministros, ni vicepresidentas, ni dirigentes políticos que, alardeando de celestinos, vayan allí a colgarse la medalla se firma este acuerdo que durante años pareció que nunca llegaría a producirse: la subida salarial para compensar la pérdida de poder adquisitivo. O la subida del precio de la vida, como lo llama la ministra de Hacienda.

Patronal y sindicatos demostrando hasta qué punto es útil la concertación

La vida tenía un precio. Y el precio sigue subiendo: admitieron ayer aquí Garamendi y Álvarez que la moderación de la inflación en estos dos últimos meses ha facilitado este acuerdo. Es decir, que haber pasado de una inflación del 8% a finales del año pasado al cuatro y pico de ahora ha hecho posible que la patronal acepte una subida de salarios equivalente a la inflación.

No es que vaya a mejorar la capacidad adquisitiva de los asalariados, ojalá, se trata de que deje de empeorar en vista de que los precios no han sido doblegados. Una inflación del 4% sigue siendo una inflación. Y alta.

En tres horas, digo, estarán patronal y sindicatos demostrando hasta qué punto es útil la concertación mientras los diputados estarán demostrando en el Congreso hasta qué punto es inútil la sesión de control al gobierno.

Hasta qué punto la han convertido en inútil para la función que se le supone, que es que el gobierno dé explicaciones a la sociedad sobre cualquier asunto que la oposición considere pertinente. Ya no queda nada de eso. Reducida la sesión a un tuya-mía de exageraciones, imputaciones, desdenes, eslóganes y pretendidas ocurrencias, el Gobierno hace tiempo que eludió responder a nada y cambió las respuestas por juicios, críticas y preguntas a los grupos de la oposición.

No es el mundo al revés. Es algo peor: un gobierno que no se siente concernido por la obligación de atender a lo que se le pregunta mientras se cubre de flores y presume de transparencia.

Un gobierno que no se siente concernido por la obligación de atender a lo que se le pregunta mientras se cubre de flores y presume de transparencia

(Luego ya vemos que transparencia, poca. Paréntesis. Catorce meses después, el Gobierno sigue sin hacer pública la carta original que Sánchez le envió al rey de Marruecos abrazando la posición de Mohamed sobre el Sáhara. El diputado Iñárritiu le ha preguntado qué problema tiene en que se conozca y se le ha respondido que para estar al tanto de nuestra relación con Marruecos no necesita conocerla. No necesita. Qué clase de respuesta es ésa. Si el presidente escribe una carta al jefe de Estado de otro país es un documento oficial del gobierno de España, no es una postal personal, oiga, que le envía el presidente a su amigo enviándole besos. Con razón arrastra los pies con la promesa, incumplida, de cambiar la ley de secretos oficiales. Si ahora resulta que es secreta una carta de la que España tuvo noticia porque cantó la gallina el vecino de abajo). Cierro paréntesis.

El PSOE le pone la mordaza a las ministras de Podemos

Secretas son las deliberaciones del Consejo de Ministros. Qué lástima, en un día como el de ayer. El PSOE no sólo no ha derogado la ley mordaza sino que se la ha puesto, la mordaza, a las ministras de Podemos.

La rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, principal escaparate (y altavoz) para el lucimiento de los ministros, se la queda el PSOE toda para él. Qué menos que haber invitado ayer a la vicepresidenta segunda (marca) a comparecer ante los periodistas para explicar por qué el gobierno al que pertenece ha aprobado una medida que ella considera un tremendo error y Podemos, una infamia.

El aval del ICO para que los jóvenes que no alcanzan los requisitos del banco para darles la hipoteca puedan tenerla porque el Estado se hace cargo de una parte del riesgo. El milagro del que hablamos ayer se hizo carne en la sala de prensa de la Moncloa: la ministra de Vivienda llamó acuerdo del Consejo de Ministros a lo que ella sabe que es un desacuerdo.

Las ministras y ministros morados han ido asumiendo mansamente el desdén con el que son tratados por el jefe de la compañía

No está sujeto a la votación en el Parlamento. Y ya se ve que tampoco está sujeto al acuerdo y la deliberación previa de los ministros: cuatro de veintidós están en contra y lo que están dando a entender es que ni siquiera sabían que esto lo iban a tener que aprobar hasta que el presidente agarró la chistera en uno de sus incontables mítines. Incontables, ya no perdona un día el amigo.

Las ministras y ministros morados han ido asumiendo mansamente el desdén con el que son tratados por el jefe de la compañía. Ni siquiera se da por enterado de sus reparos. No te dio ya de sus críticas. Les prohíbe compartir rueda de prensa con las ministras buenas, que son las del PSOE, y en caso de que, por error, comparezcan no pueden responder a según qué preguntas.

Para la historia de la sumisión ha quedado aquel día en que Irene Montero aceptó domesticadamente que a las preguntas sobre Melillasólo pudiera responder Isabel Rodríguez. Si tragas una vez, luego ya ¿de qué te quejas?

Relegar a los ministros a la condición de figurantes

El uso electoral del Consejo de Ministros por parte del comité de campaña del PSOE está asumido ya como una costumbre. Es relegar a los ministros a la condición de figurantes. Y es dopar a los candidatos socialistas con la máquina de repartir dinero del gobierno central. Pero como dice Patxi López, ‘ya, ¿y?’

Ay, propuestas. La palabra sagrada en la brega política. Hacer propuestas. A ver, Patxi, que una propuesta es una idea que se lanza para que sea debatida, negociada, deliberada.

El uso electoral del Consejo de Ministros por parte del comité de campaña del PSOE está asumido ya como una costumbre

Si la propuesta se hace el domingo y el martes se transforma en medida no es una propuesta, hombre, es un espóiler. Cómo va a ser una propuesta si ni siquiera a tus ministros les pides opinión al respecto. Uso y abuso del Consejo de Ministros.

El cañón electoral con el que el comité de campaña del PSOE, o sea, la Moncloa, refuerza a sus candidatos en el frente de la batalla por el voto. No nada, que está bien que lo admita, Patxi.

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