Con medio país disfrutando aún de las vacaciones y con trescientos cincuenta ciudadanos que hoy empiezan a trabajar en aquello para lo que han sido elegidos. (Quién me iba a decir a mí que estaría aquí un diecisiete de agosto, madrugando para compartir con ustedes el primer día de una nueva Legislatura. Es lo que tiene celebrar elecciones a final de julio, que apenas te queda tiempo para calzarte la gorra e irte unos días a Marruecos, o a donde sea, y ya estás otra vez en el lío, que diría Mariano).
No se recuerda una jornada como esta de constitución de las Cortes
No se recuerda una jornada como esta, de constitución de las Cortes, en periodo agosteño. Recién celebrada la Asunción. Recién iniciada la Liga de primera, y con el Atleti liderando. No se recuerda un estreno de Cortes en agosto porque no ha habido. Hasta hoy. Los tiempos cambian.
Y tanto que cambian, dirá usted. Si va a decidir quién preside las Cortes un individuo procesado por corrupción y fugado de España para no pagar por los delitos cometidos. Así se escribe la historia en 2023.
Va a decidir quién preside las Cortes un individuo procesado por corrupción y fugado de España para no pagar por los delitos cometidos
Bueno, trescientos cincuenta ciudadanos, entonces, y ciudadanas, que hoy se estrenan en su nuevo cometido laboral. Que es representar a la sociedad española y tomar decisiones en su nombre. Que si las leyes, que si los Presupuestos, que si investir presidente, que si controlar la labor del gobierno. Todo eso es lo que ha de ir sucediendo aquí en los próximos meses, ya veremos cuántos. En este edificio que se llama Palacio del Congreso y que, a diferencia de usted y de mí, todavía no ha empezado a funcionar esta mañana. Pero lo hará. Lo hará en breve. De momento, el personal de la casa -que no son los diputados interinos sino la plantilla de indefinidos- empiezan a fichar porque hoy hay faena. Un saludo al cuerpo nacional de policía, que va siempre por delante.
Aún no ha abierto sus puertas el Congreso. De modo que aquí estamos los de 'Más de uno', emitiendo desde la puerta. Carrera de San Jerónimo, centro de Madrid, en una mañana que se presume soleada y muy calurosa. Ya tenemos veintiún grados y el día acaba de empezar. Calculamos treinta y cinco a la hora de comer. Que será cuando sus señorías debutantes puedan abandonar las instalaciones con la satisfacción del deber cumplido. Y con el disgusto de quienes hayan perdido la primera batalla de la Legislatura. Que, como usted sabe, es el gobierno de esta institución. El Poder Legislativo. Quién preside el Congreso y quiénes forman el órgano que lo rige, que es la Mesa. Y quién preside el Senado -que es el único fijo que a esta hora ya podemos poner en la quiniela- y quiénes constituyen la mesa.
Pedro Rollán es el único que tiene el puesto asegurado
El nuevo presidente del Senado responde al nombre de Pedro Rollán. Y es el del PP. Es el único que tiene el puesto asegurado porque su partido tiene mayoría absoluta y porque Feijóo ha decidido que sea él. Pedro Rollán tiene nombre de presentador de televisión pero se dedica a la política desde hace veinte años (por lo menos). Este otro Pedro Rollán les sonará, o no, a nuestros oyentes de Madrid porque llegó a ser presidente autonómico. Un ratito. Entre un tal Garrido que terminó en Ciudadanos y una tal Díaz Ayuso que aún no ha terminado. Y con la que el nuevo presidente del Senado digamos que se entiende de aquella manera. O sea, poco. Es PP de Madrid, pero no es PP de Ayuso. Él será proclamado presidente del Senado antes del mediodía.
Relevará en el cargo a Ander Gil, del PSOE, que pasa de presidente a senador de a pie. No será vicepresidente porque ahí ha colocado Sánchez a Guillermo Fernández Vara, reencarnado en sí mismo tras el amago de espantada, y regreso a la medicina forense, que protagonizó la noche de las elecciones. En política nadie está muerto nunca del todo. Lo sabe Fernández Vara y lo sabe, sobre todo, Pedro Sánchez. Es cuestión de saber reinventarse.
La intriga, el suspense, está en el Congreso
La intriga, por tanto, el suspense, la expectación política está en las próximas horas aquí, en el Congreso. Porque aquí, salvo que alguna de las partes nos esté engañando, ni el PSOE ni el PP pueden asegurar a esta hora que la presidencia de la Cámara vaya a ser suya.
Aspirantes son dos señoras: Cuca Gamarra, número dos del PP, veterana ya en el Hemiciclo; y Francina Armengol, Partido Socialista, del pelotón de caídos en las elecciones autonómicas que han sido reciclados como diputados.
No te eligen por tu carrera, por tu experiencia como presidenta de Baleares… sino porque les caes mejor a los indepes que Batet o que Iceta
Armengol debuta como diputada en Cortes y confía en llegar y besar el santo: es decir, estrenarse como presidenta del Congreso. Dicen las crónicas que Sánchez la ha elegido como guiño al independentismo, que es una lectura que no sé qué le parecerá a la interesada. No te eligen por tu carrera, por tus méritos, por tu experiencia como presidenta de Baleares… sino porque les caes mejor a los indepes que Batet, o que Iceta, o que quien sea.
La llave de todo la tiene el fantasma de Waterloo
Pero bueno, si han seguido ustedes este programa en los últimos días ya estarán al tanto de que así va a ser todo. La llave de hacer presidentas y presidentes, del Congreso o del Gobierno, la tiene el fantasma de Waterloo. Este Puigdemont remineralizado, y regresado él también a la vida, que teledirige desde Bélgica a los siete diputados de Junts y que pretende teledirigir, desde Bélgica, la sesión de hoy, la sesión de investidura y si le dejan, toda la Legislatura. Y a la vista está que le están dejando.
No es que los siete diputados puigdemones valgan más que los diputados de los demás grupos. Es que la política de bloques que se ha afianzado en España hace que en un lado estén el PP y Vox, con UPN y como mucho, Coalición Canaria (según y para qué) y en el otro bloque, que se define como de izquierdas, estén gentes tan izquierdistas como el PNV y como el propio Puigdemont, al que Sánchez ya trató como uno de los suyos cuando en la noche electoral dijo aquello de "somos más que el PP y Vox".
Puigdemont pretende teledirigir, desde Bélgica, la sesión de hoy, la sesión de investidura y si le dejan, toda la Legislatura
Autoerigiéndose en cabeza visible del bloque que incorpora, como novedad en esta legislatura, al partido que trató de tumbar la Constitución -como Esquerra-, que lidera un expatriado -Puigdemont- y cuya presidenta formal es Laura Borrás, condenada por corrupción e inhabilitada para cargo público. ‘Somos más’, dijo el presidente del gobierno en funciones. Y así es. Con estos son más que los del bloque de enfrente.
Los diputados de Junts recibirán instrucciones sobre a quién deben votar
Si la cosa va de intriga, el terreno está abonado para los intrigantes. De aquí a las diez de la mañana, cuando empezará la sesión, los diputados de Junts van a decidir a quién votan. O van a recibir instrucciones sobre a quién deben votar.
Hace cuatro años estos diputados no pusieron en la papeleta un nombre. Pusieron una palabra: ‘amnistía’. Cuatro años después, ése es el precio (uno de los precios) que pone el de Waterloo. Ayer exigió hechos comprobables, no palabras. Si hoy escriben Francina Armengol, la candidata-guiño, habrá que entender que los hechos comprobables se han producido. Si escriben otra cosa, lo que habrá que entender es que aún esperan a que esos hechos lleguen antes de la sesión de investidura. Y entonces la presidenta del Congreso, que habrá de convocar esa sesión una vez que el rey proponga candidato, será Cuca Gamarra.
Todo lo que suceda esta mañana llevará la firma de un tipo que se fugó después de haber liderado una sedición
Tiempo queda. Pero los tiempos cambian, ya lo creo que sí. Quién nos iba a decir que estaríamos aquí un diecisiete de agosto. Y que todo lo que suceda aquí esta mañana llevará la firma de un tipo que se fugó después de haber liderado una sedición.