OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Puigdemont rumia el retorno"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la inminente llegada de Puigdemont a España después de que se haya aprobado la ley de amnistía y para exhibirse como vencedor de la pugna que durante siete años ha mantenido con el Estado.

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Carlos Alsina

Madrid | 12.06.2024 08:43

La maleta aún no la ha hecho. Pero maletero no va a necesitar. Cuando venga, será a cuerpo descubierto. Carles Puigdemont, amnistiado prime, razón primera y última de que la España constitucional haya aprobado una amnistía -resolverle su situación a él-, termina de hacer sus cálculos antes de decidir cuándo cruza la frontera y se persona en Cataluña, es decir, España para reactivar su campaña de promoción de sí mismo y exhibirse como vencedor de la pugna que durante siete años ha mantenido con el Estado.

Durante los próximos cinco días aún habría de pagar el precio, si regresa, de ser detenido por los mossos de esquadra y pasar en comisaría un ratito. No parece que fuera a ir mucho más allá su penuria policial, empataría con Clara Ponsatí, que tampoco debe de ser plato de gusto para él no por la detención, sino por rebajarse a ser una Ponsatí del montón. Puigdemont decide porque ahora ya todo lo que pase lo tiene previsto en sus distintos escenarios.

La ley de impunidad elástica rige ya en España

La ley de amnistía (en realidad, de ley de impunidad elástica) rige ya en España. Quiso el destino que el día que la publicó el BOE su coautor gubernamental, el ministro Bolaños, hubiera de ser hospitalizado por una apendicitis madura mientras su coautor puigdemónico, el abogado Boye, se ufanaba en TV3 no sólo del próximo retorno triunfal del profeta sino de sus posibilidades de volver a sentarse en sillón del que fue apeado por el 155.

La ley ya rige. Y en cumplimiento de la ley los jueces que instruyen causas relativas al procés, los tribunales que tienen pendiente celebrar juicios o emitir sentencias, han requerido a fiscales, acusaciones y defensas, que tomen postura e informen de qué criterio tienen. ¿Hay que dar por liquidadas las causas con la extinción de cualquier responsabilidad que pudiera haberse exigido a los acusados o hay razones para seguir adelante con la investigación y juicio de delitos no amnistiables?

El juez Llarena, el Supremo, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña dan el primer paso. Las defensas dirán que ya están tardando los jueces en declarar limpios de polvo y paja a sus clientes. Las acusaciones particulares alegarán que la malversación, que es corrupción aunque Esquerra Republicana entone el estribillo de que en sus filas nadie se ha corrompido, reclamarán que las causas sigan adelante. Y los fiscales… ay, los fiscales. La fiscalía es capítulo aparte porque aunque los fiscales sean muchos, y con criterios no siempre coincidentes, se acaba haciendo lo que mande el de arriba, fiscal general del Estado Álvaro García Ortiz, en puertas probablemente se ser investigado él mismo -o imputado- por revelación de secretos.

Carles Puigdemont, amnistiado prime, termina de hacer sus cálculos antes de decidir cuándo cruza la frontera y se persona en Cataluña, es decir, España

García Ortiz se dolió en este programa de que su cargo acumulara demasiado poder, la jerarquía y la disciplina de la pirámide fiscal. Pero mientras lo tenga, el poder lo ejerce. Si los fiscales del Supremo ven indicios para acusar de terrorismo a Puigdemont, el fiscal general deja la decisión en manos de una fiscal afín para aguar el criterio mayoritario: nadie dijo que la fiscalía fuera asamblearia. Si los fiscales del procés perseveran en mantener que la malversación no se puede borrar, García Ortiz acabará diciéndoles que toma nota de su criterio pero que aquí se hace lo que él diga. Y a él la malversación le parece tan amnistiable como a Pedro Sánchez, porque el dinero público lo desviaron no para comprarse un yate sino para pagarse una sedición, no me compare.

Salvador Illa se lame las heridas de su primer desengaño parlamentario

La decisión final, en todo caso -diga lo que diga la fiscalía, las acusaciones, las defensas- les corresponde a los jueces y tribunales. La decisión de elevar una consulta al Tribunal Europeo sobre el encaje de la nueva ley de impunidad española en la legislación europea. El camino que ya ha abierto el Tribunal de Cuentas al iniciar el procedimiento que concluirá, o no, en la presentación de la famosa cuestión prejudicial.

Entretanto, Puigdemont va haciendo la maleta seguro de que maletero no necesita. Salvador Illa se lame las heridas de su primer desengaño parlamentario. Los compadres de Esquerra, tan de izquierdas, se han dado prisa en exhumar el frente independentista para dar la presidencia del Parlamento autonómico a la derecha puigdemónica. Recurre Illa a este truco tan viejo de reprocharle a un partido que haya votado lo mismo que otro de la acera ideológica de enfrente.

El deseo de Puigdemont es que Illa sea el primero en defender su investidura para que se estrelle

Esto de la moción de censura que está planteando Junts con el PP y Vox es una pura especulación: salvo que Illa tenga información privilegiada, no consta que esa moción de censura esté planteada. Y aunque la ministra portavoz diga que todos los caminos en Cataluña pasan por llla, de momento por quien pasan es por Rull, el presidente del Parlamento al que ya le ha hecho saber su jefe, Puigdemont, que su deseo es que Illa sea el primero en defender su investidura para que se estrelle. Y luego ya va él, amnistiado y personado en Barcelona, de cabeza (y encantado) a unas nuevas elecciones.

Yolanda Díaz hace saber que Yolanda Díaz no se ha ido

Yolanda Díaz hace saber, en nombre de Yolanda Díaz, que Yolanda Díaz pone en conocimiento de los seguidores de Yolanda Díaz que Yolanda Díaz no se ha ido.

Yo, Yolanda, me quedo. (Esto de hablar en tercera persona de una misma es chocante). Le honra a la líder cuyo liderazgo ha naufragado admitirlo y le sobra el empeño en cubrirse de flores incluso en estas circunstancias. Se presenta (o auto presenta) como modélica porque ante malos resultados asume responsabilidades. Esto es lo que llama política buena.

Le honra a la líder cuyo liderazgo ha naufragado admitirlo y le sobra el empeño en cubrirse de flores incluso en estas circunstancias

Pero limita a conveniencia las responsabilidades que asume. Pregunta: ¿lo correcto al fracasar en las urnas es dejar de ser coordinadora de Sumar pero no dejar de ser dirigente de Sumar, integrante de su dirección, participante en el proceso de elección de quien la herede? ¿Dimito como líder máxima pero permanezco como un poco líder?

Al final era lo que parecía: un me voy pero me quedo, las tutelas y tutías que diría Fraga y que tanto gustan a dirigentes asamblearios de izquierdas. La presencia de la líder caída en la toma de decisiones que viene ahora es una interferencia notable sobre sus compañeros de aventura, Rebeca de Winter, ausente pero presente al mismo tiempo.

Ahora soy una más, pero Bustinduy, Mónica, Rego y Urtasun están a lo que yo disponga

Tan ausente como presente. Y vicepresidenta de gobierno con mando en plaza sobre los otros ministros espaciales (perdón, de su espacio político). Ahora soy una más, pero Bustinduy, Mónica, Rego y Urtasun están a lo que yo disponga.

Ah, Begoña Gómez también habla de sí misma en tercera persona en la carta que ha remitido a ElEconomista refutando una información de este diario según la cual trataba de hacer negocio con el software que le hicieron gratis tres empresas para su cátedra de la Complutense.

‘No se está utilizando la cátedra para hacer negocio’, dice la carta, ‘ni para impulsar ninguna empresa. Y no se ha apropiado de ninguna plataforma de la universidad porque la universidad no ha registrado aún como propia la plataforma’. Se confirma, así, que Begoña Gómez no necesita que los demás hablen todo el tiempo por ella.

Monólogo Alsina 12/06