Mucha Nochebuena, mucha Navidad, mucha Nochevieja, mucho Año Nuevo pero el día más importante de las Navidades es éste que está empezando. El día en que tres señores -que no señoros- muy sabios, muy antiguos y muy generosos se multiplican de manera inexplicada -o sea, mágica- por todos los pueblos de España montando lo mismo carrozas-que camellos-que caballos-que tractores-que barcos para dejarse celebrar por la infantería monárquica.
Chavalería echada a la calle, a ser posible a hombros de sus progenitores, para disfrutar de cerca a los destinatarios de sus tiernas cartas. Tiernas e interesadas, admitámoslo. Hay críos que más que cartas hacen pedidos. ¡Son los Reyes Magos, no el repartidor de Mercadona!
Hoy España se rinde a la tradición mágico-monárquica
Hoy España se rinde a la tradición mágico-monárquica. Dile tú a Rufián que salga hoy a decir que Cataluña no reconoce a ningún rey. A estos sí, ¿verdad, Gabriel? Si se le ve a Rufián que la noche del cinco de enero le cuesta conciliar el sueño. Dices: por si Miriam Nogueras le come la merienda. No, porque sabe que en algún momento de la noche pasarán los reyes por su casa.
Dile tú a Rufián que salga hoy a decir que Cataluña no reconoce a ningún rey. A estos sí, ¿verdad, Gabriel?
Tienen, además, estos reyes la fortuna de ser bien recibidos por todas las instituciones del Estado. Lo mismo por sus homólogos de la Zarzuela, que por los ministros del gobierno -Albares es el más solícito, y el más diplomático-, que por los alcaldes de los pueblos, que por los presidentes autonómicos.
Han de saber los Reyes Magos que con ellos en España se hace una excepción
A estos reyes no les regatea Urkullu el besamanos. Bueno, está Urkullu ya para regatear algo. Ni Pere Aragonés, que una vez les pidió ser president, se lo trajeron, y ahora ha pedido que le quiten de encima a Puigdemont porque todo el mundo cree que el president es el otro. Como dicen los Reyes Magos, ‘a nosotros, Pere, sólo regalos que estén en nuestra mano, no es culpa nuestra que tú ahora seas un juguete roto’.
Han de saber los Reyes Magos que con ellos en España se hace una excepción. No sólo porque están exentos de cumplir la ley de paridad -todo hombres, parecen el gabinete del presidente Sánchez- sino porque también se les deja opinar lo que quieran sin decirles que se callen, o que no se metan en lo que no les llama, fascistas bolivarianos.
Pere Aragonés, que una vez les pidió ser president, se lo trajeron, y ahora ha pedido que le quiten de encima a Puigdemont
Sepan los Reyes que éste es un país, admitámoslo, en el que la generación que está al mando gusta de mandar callar a los viejos cuando molestan -sobre todo si son viejos de izquierdas opuestos a la amnistía-, pero a Melchor y Gaspar, por muy viejales que sean, se les permite hablar con toda libertad en las cabalgatas para que hagan sus discursos de buenos deseos para el año, no tienen la exclusiva Pedroche y Ramón García. Y a Baltasar también se le deja decir lo que quiera, claro que sí, pintado o despintado. Baltasar que sea del color que él quiera. En España, otra cosa no, pero la cosa identitaria la respetamos como nadie. Y las raíces seculares de nuestras identidades plurales y diversas, todavía más.
Están exentos los Reyes de visado y pasaporte en regla
También están exentos los Reyes de visado y pasaporte en regla. Ya ha avisado el ministro Marlaska a la policía de frontera para que les dejen pasar a ellos y a sus porteadores (perdón, sus pajes) aunque vengan indocumentados. Es importante, oye, no los vayan a devolver en caliente.
Ahora que Europa celebra el endurecimiento de su política migratoria, con el muy progresista gobierno de España a la cabeza, tranquiliza saber que a los Reyes Magos no se les trata como a extranjeros irregulares sino como a un príncipe saudí, o sea, poniéndoles la alfombra roja. Con la diferencia, claro, de que los Reyes vienen a regar España de regalos, no a comprarse Telefónica o la Supercopa.
Tranquiliza saber que a los Reyes Magos no se les trata como a extranjeros irregulares sino como a un príncipe saudí
Bueno, y que los Reyes no son sospechosos de ordenar el descuartizamiento de periodistas críticos, eso también marca la diferencia entre un Melchor y un Bin Salman. Aunque el gobierno les depare el mismo trato. Y además tienen la ventaja los Reyes de que se transportan a sí mismos, no les afecta la huelga del personal de tierra de Iberia.
De modo que todo en orden. La España invernal y tormentosa del quinto día de enero de 2024 está lista para disfrutar del mejor día de las Navidades. Con permiso de mañana, que es día seis, y tampoco está mal porque es el día que Rufián y yo, y tú, abriremos bien temprano los regalos.
Marlaska estaba ayer de ministro de guardia
Marlaska estaba ayer de ministro de guardia. Le tocaba presentar las nuevas normas para motoristas y otros planes de la Dirección General de Tráfico, pero oye, si los periodistas te preguntan por el PP y la contra amnistía, pues respondes. Y si llevas el argumentario al día, pues hay respuestas que te salen solas. Oiga, ministro, que qué le parece lo de la deslealtad constitucional que propone el PP.
Deslealtad constitucional es no renovar el CGPJ. Previsible, ¿eh? De primero de catecismo gubernamental. Dice bien el ministro-juez que en España ya existe una ley de partidos que prevé las causas legales de disolución. Y esa ley habla de la vulneración de los principios democráticos como motivo de disolución, pero todo el articulado está pensado, en realidad, para formaciones vinculadas al terrorismo.
Por cierto, una de las causas de disolución es incluir en listas electorales a condenados por terrorismo, que es lo que hizo Bildu en las municipales de mayo, pero pelillos a la mar.
Esto del PP ayer sonó a echarle agua a su propia propuesta de anteayer
El PP aludió también ayer a la posibilidad legal de disolver partidos -personas jurídicas- si delinquen. Que, en efecto, es una opción contemplada por el Có-digo Penal a raíz de una reforma que impulsó Gallardón y que permite que un partido sea condenado, por ejemplo, como responsable y beneficiario de una financiación ilegal. Esto del PP ayer sonó a echarle agua a su propia propuesta de anteayer, como si visto el éxito mediático que ha tenido la idea le hubiera entrado la prisa al señor Tellado por aclarar que no se lo ha inventado él, que esto ya estaba.
El Código Penal para políticos es líquido
También le digo que, a estas alturas, las reformas del Código Penalhay que tomárselas con relatividad. La doctrina del partido que gobierna, el PSOE, ya se sabe cuál es: hay un Código Penal, sí, quien lo vulnera debe ser castigado, sí, pero siempre se pueden eliminar luego los delitos para evitar las penas o amnistiar a quien los cometió y aquí paz y después, gloria.
Quiero decir que ahora ya es poco vinculante lo que se meta o se deje de meter en el Código Penal porque si a Sánchez le conviene, se saca lo que se metió, se mete lo que se sacó o se amnistía a Puigdemont. Hay una ley de partidos en vigor sólo porque Puigdemont no cayó en la cuenta de exigir su derogación para investir a Sánchez. Si lo hubiera exigido, ya estaría Marlaska y el resto del coro explicando lo antigua e innecesaria que se había quedado la ley de partidos en ausencia de ETA.
Ahora ya es poco vinculante lo que se meta o se deje de meter en el Código Penal porque si a Sánchez le conviene, se saca lo que se metió, se mete lo que se sacó o se amnistía a Puigdemont
Dice el PP que hay que disolver a los partidos que delincan. Bueno, pero uno los disuelve y otro los amnistía. Si ésta es la enseñanza más sólida que nos deja este último año: que el Código Penal para políticos es líquido. Como lo hacen ellos, en el Congreso, los delitos que les afectan siempre son elásticos. Ahora lo pongo, ahora lo quito.
Al PSOE le cuesta rematar la denuncia por delito de odio
Oiga, ministro, preguntó la prensa a Marlaska, ¿y lo de la kedada ultra en Ferraz con pelele apaleado, a usted que es juez le parece un delito de odio?
A esto se le llama eludir la respuesta. O no mojarse. La Fiscalía verá. Pues hable con Patxi, ministro, que él le explica que no hay que esperar a que nadie diga nada porque el delito de odio está clarísimo. Que para tenerlo tan claro el PSOE le está costando rematar el texto de la denuncia. La sigue peinando.
Aún no se sabe, por tanto, contra quiénes irá dirigida, si convocantes, asistentes, la médium que dice haber sido en otra vida miembro de las SS y publicistas, que no periodistas ni pseudoperiodistas, publicistas, activistas y propagandistas que le dieron bola al pandemonio en sus canales digitales.