La mañana en que se publicó que un juez había abierto diligencias sobre su esposa, el presidente del gobierno -que luego supimos que ya estaba enterado de su condición procesal de investigada- dijo confiar en la justicia.
Más tarde diría que tanto ella como él carecían de preocupación alguna porque estaban seguros de que nada ilícito había en la actividad profesional de Gómez.
El día que se supo que el juez había declarado investigada a Gómez desde el primer día el ministro abogado Óscar Puente explicó que nada relevante había en ello. Una chorrada darle importancia a la situación procesal de una persona denunciada.
Sánchez nos escribió otra carta para cubrir al juez de fango
Ayer, cuando el juez dio el paso de encausar a Begoña Gómez por un presunto tráfico de influencias -en la práctica, convocarla para ser interrogada en compañía de su abogado- ni el ministro comentó, como jurista, la novedad procesal ni el presidente proclamó su confianza en la justicia española. Bien al contrario, Sánchez nos escribió otra carta -a los ciudadanos- para cubrir al juez de fango y atribuir su decisión a estas dos razones que, en realidad, son una: hacerle la puñeta al PSOE en la última semana de campaña y formar parte de la conjura de las derechas, con Feijóo, Abascal, los pseudomedios y las tertulias, como compañeros de montería.
Naturalmente, el escritor de cartas no lo dice con esas palabras (si no le pone nunca nombre a los digitales que, según él, desinforman no va a arriesgarse a escribir a las claras que el juez está, no en hacer justicia, sino en hacerle la vida imposible a su esposa prevaricando), pero la acusación queda clara. ‘Resulta extraño’, dice el marido de la imputada, ‘que esta decisión se anuncie sólo cinco días antes de las elecciones porque habitualmente se ha seguido la regla no escrita de no dictar resoluciones susceptibles de condicionar el voto de los ciudadanos’.
Ocurre, y esto ya no lo dice Sánchez, que la famosa regla no escrita (y bastante cuestionable) es no tomar decisiones que afecten a partidos políticos, dirigentes o candidatos de partidos. No hay precedentes de la imputación de la esposa de un presidente por sus actividades personales, que no políticas. De ahí que la regla no escrita sea difícilmente aplicable.
Y no alcanza a explicar el presidente en su carta, que viene a ser poner por escrito un mitin, por qué habría de influir en el voto de nadie que una persona particular, sin responsabilidades públicas, que no está en política -porque no está, ¿verdad que no?- sea citada para declarar dentro de un mes -qué habría dicho si la hubiera citado para esta semana- y sin que haya trascendido nada que no se supiera.
¿Qué hace la portavoz del gobierno opinando sobre el auto de Begoña Gómez?
Si Gómez no está en política, ni es gobierno, ¿qué hace la portavoz del gobierno opinando sobre el auto que le afecta?
No utilicen la institución que es el gobierno para hacer méritos con el presidente y su esposa
Que se sepa, la ministra es portavoz del gobierno, no de la pareja de quien gobierna. El gobierno se ha enterado de un auto judicial que no le afecta por los medios de comunicación. Pues claro, ¿por qué habría de enterarse de otro modo, si el gobierno no es parte afectada? Y se declara tranquilo el gobierno. Pues muy bien. ¿Y por qué habría de no estarlo, si la señora Gómez no es el gobierno? Si es que el gobierno, aquí, no pinta nada. No tiene ni que tener postura sobre el caso judicial. No utilicen la institución que es el gobierno para hacer méritos con el presidente y su esposa.
Ahora sí, imputada por presunto tráfico de influencias
Todo lo que sucedió ayer en el juzgado es que el juez que instruye la causa, avalado por la instancia superior, Audiencia de Madrid, en contra del criterio de la fiscalía -unas veces se gana y otras se pierde- puso fecha a la declaración de Gómez dando el paso que los juristas nos explicaban la semana pasada para poder decir que, ahora sí, está imputada. Sigue siendo tan inocente como antes mientras no se demuestre lo contrario y sigue siendo todo tan presunto como el primer día.
El juez aprovecha para darle un viaje al fiscal por su celeridad en pedir el archivo -la Audiencia Provincial también fue crítica con la fiscalía- y otro viaje al abogado de Gómez por haber forzado el retraso en la declaración de los testigos. Pero más allá de eso, lo único que hace es que aquello que la semana pasada era objeto del debate -que si galgos o podencos- ahora ya queda aclarado: la esposa del presidente del gobierno, en efecto, está imputada por presunto tráfico de influencias.
Han imputado a mi mujer, ¡vóteme el domingo!
Y lo que hizo ayer el presidente, en su calidad de parte afectada no tanto como marido como por secretario general de un partido que se presenta a las elecciones, es hacer de la necesidad virtud -discúlpeme la apropiación- y utilizar el auto del juez para instar a los ciudadanos a votar al PSOE. Las urnas como respuesta a una decisión judicial -no se apure el presidente que esto tampoco es nuevo-; las urnas como tribunal de apelación, tribunal popular, que desautorice al juez -ponga en su sitio al marrullero juez-, y absuelva a Begoña en el nombre de la UCO.
Las urnas como tribunal de apelación, tribunal popular, que desautorice al juez y absuelva a Begoña
Pues quién lo diría. Han imputado a mi mujer, ¡vóteme el domingo! Añade el presidente un par de afirmaciones marca de la casa. Sostiene que anteayer supimos que el objetivo de Feijóo y Abascal es forzar su salida de la presidencia del gobierno (forzar es un verbo llamativo, teniendo en cuenta que es lo que él mismo hizo hace seis años) con una moción de censura mediante una alianza contra natura.
Contra natura le parece que el PP se ponga de acuerdo con Puigdemont, no que él se haya puesto de acuerdo hace meses y entregándole una amnistía
‘Contra natura’ le parece que el PP se ponga de acuerdo con Puigdemont, no que él se haya puesto de acuerdo hace meses y entregándole una amnistía. En realidad, ni anteayer supimos que vaya a haber una moción de censura ni Feijóo se haya aliado con Puigdemont, pero la desinformación, cuando quien la practica es presidente del gobierno, debe de tener otro nombre. También sostiene que habrá ruido y furia en las tertulias al servicio de amplificar la desinformación -no se refiere a la que difunde él sino a la atribución de comportamientos ilícitos a su esposa-.
No es un fake, es un auto judicial
Yo sospecho, presidente, que hoy de lo que se va a hablar en las tertulias es de que Begoña Gómez está imputada. De qué dice el juez en su auto y de cómo ha respondido usted al mismo. Es decir, todo información y nada desinformación. El auto del juez, y el juez mismo, es tan susceptible de crítica -a favor o en contra- como cualquier otro actor o asunto público. Quien vea en su actuación un caso de abuso de poder porque imputa sin indicios de delito, lo dirá libremente. Quien vea un caso de respeto máximo a las garantías de la persona denunciada, lo dirá con idéntica libertad. Pero el auto dice lo que dice.
El Sánchez que nos escribió ayer no es un hombre enamorado, es el líder de un partido que el domingo teme ser derrotado
No es un fake, es un auto judicial. Como la Audiencia Provincial de Madrid dijo la semana pasada lo que dijo: no era fake, era un auto. No hay desinformación tampoco en la noticia que se publicó hace una semana: Telefónica, Indra y Google crearon un software a petición de la señora Gómez y sin cobrarlo: un regalo previamente solicitado. No hay desinformación en el hecho de que la Cámara de Comercio de España animara a sus vocales y colaboradores a matricular gente en el máster con el que colaboraba, es decir, el de Gómez. Y no hay desinformación en el hecho de recordar que Sánchez tenía tan buena opinión sobre la consultora de Barrabés como su esposa.
Engaña también quien llama desinformación a las informaciones
Atribuir a todo eso la condición de bulo es engañar. Engaña quien presenta como información las intoxicaciones, pero engaña también quien llama desinformación a las informaciones.
Al presidente le faltó acompañar su carta a los corintios con la papeleta del PSOE lista para ser introducida en la urna: ¡vóteme, que han imputado a mi esposa! El Sánchez que nos escribió ayer no es un hombre enamorado, es el líder de un partido que el domingo teme ser derrotado.