El ocho de marzo es el día de la mujer. Y hoy, 23 de febrero, es el Día del Hombre. En Rusia. Oficialmente se llama Día de los Defensores de la Patria porque conmemora el primer gran reclutamiento de hombres que ordenó el Consejo de Comisarios del Pueblo para combatir al Ejército Blanco, guerra civil rusa. Es decir, el nacimiento del Ejército Rojo.
Putin se ve a sí mismo como el hombre entre los hombres
Pero dado que ese Ejército estuvo constituido fundamentalmente por hombres, en este día la tradición rusa es que las mujeres les hagan regalos a ellos, en casa y en el trabajo. Y popularmente es conocido como el Día del Hombre. Sólo hay que ver el fervor con el que lo celebra Vladimir Putin, que se ve a sí mismo como el hombre entre los hombres, rusos, se entiende. El superhombre que desde su palacio amurallado ordena reclutar a jóvenes rusos para enviarlos a morir a Ucrania en el cumplimiento de la misión imperial que él ha cargado sobre sus hombros: someter al pueblo de Ucrania y destruir sus instituciones destruyendo antes las ciudades y las redes de electricidad y gas que las abastecen.
Ayer nos preguntábamos qué es lo que tiene Putin que celebrar. De qué presume. Aún no le habíamos visto hinchado como un pavo real en el estadio multiusos de Moscú, antiguo Estadio Central Lenin, anunciado por megafonía como si fuera la reencarnación de Pedro el Grande.
Putin, el superhombre que desde su palacio amurallado ordena reclutar a jóvenes rusos para enviarlos a morir a Ucrania
Doscientos mil fans del caudillo ruso aclamándole como si no hubiera un mañana. (Fans o fingidores a cambio de un dinero). Imposible no evocar al dúo Sacapuntas: ‘¿Cómo estaba el estadio de Moscú? Abarrotao’. En la víspera del Día del Hombre, y tras un espectáculo de actores encarnando a combatientes rusos de todos los tiempos, se apareció Putin ante la masa para proclamar el orgullo que siente por los soldados a los que él mismo ha enviado al frente. Tanto los que aún están vivos como las decenas de miles que por su culpa ya han muerto. Los féretros invisibles que puestos uno al lado del otro -setenta, ochenta mil- habrían dejado pequeño el gigantesco estadio.
¿Qué celebra Putin?
Un año intentando someter Ucrania sin conseguirlo. ¿Qué es lo que celebra Putin? Y quienes alimentan su asfixiante caudillismo. En un país como Rusia no es fácil saber qué opina, en realidad, la mayoría de la población sobre lo que su presidente está haciendo. Anoche conversó Latorre en La Brújula con la historiadora rusa Elena Bogush.
Llenar estadios para aclamar al caudillo es una vieja práctica de regímenes poco transparentes. Y en eso el ruso es un maestro. Nadie sabe lo que quiere Putin pero sí se sabe lo que no quiere. No quiere un alto el fuego. No quiere una negociación que ponga fin a su guerra. No está siendo nada receptivo a los llamamientos diarios que hace Ione Belarra.
Se le habrá atragantado el desayuno a Belarra al ver la imagen de Sánchez descendiendo del tren que le ha llevado a Kiev
Se le habrá atragantado el desayuno a Belarra al ver la imagen de Sánchez descendiendo del tren que le ha llevado a Kiev esta madrugada. Con su cámara de cámara.
Pedro Sánchez llega a Kiev
Recibido el presidente por el viceministro de Exteriores ucraniano y camino ya de la sede del gobierno para verse con Zelenski. Y para hablar en Kiev de lo que casi nunca habla aquí, que es de la aportación de España en armas y munición a las fuerzas armadas ucranianas. Con Podemos en contra.
No se le olvida al PSOE que Podemos le bautizó hace meses como partido de la guerra
Ayer le preguntamos aquí a Josep Borrell, el ministro de Exteriores europeo, qué piensa de quienes repudian la política europea de asistencia económica y militar a Ucrania, incluyendo la entrega de armas y munición para repeler la agresión rusa.
No se le olvida a Borrell, como no ha debido de olvidársele al resto del PSOE, que el partido con el que cogobierna España, Podemos, le bautizó hace meses como partido de la guerra. Tal como le ha bautizado ahora, en otro ejercicio de fraternidad entrañable, como el partido del Código Penal de la manada.
El partido del Código Penal de la manada
Ésta es la vía indirecta que elige Irene Montero para llamar reaccionario a Pedro Sánchez y a los ministros socialistas que abogan por remendar la ley del sólo sí es sí aumentando las penas que, fruto de esta ley, han sido reducidas. Regresar a la escala penal anterior a la del sólo sí es propio de reaccioanrios.
Que lo sepa el presidente que presume de progresista y que ayer perdió otra oportunidad de explicar en el Parlamento quién va a asumir la responsabilidad del fiasco penal que se ha producido y con qué grupos piensa sacar adelante el remiendo que ha presentado el PSOE a su propia ley.
Se producirán giros de guión y acabará alumbrándose algún acuerdo entre socialistas y morados antes del 8 de marzo
A día de hoy, y con la negociación empantanada, los votos que harían posible la contrarreforma son los del PP y Vox, aunque al presidente le repatee. Tanto le repatea que hay quien augura que aún se producirán giros de guión y acabará alumbrándose algún tipo de acuerdo entre socialistas y morados antes del 8 de marzo para poder entonar a coro que han resuelto ya el problema y que la culpa de todo lo que pasa en España la tienen las derechas: política, judicial, mediática, artística, pictórica, gastronómica.
La osadía de Sánchez al reprochar el cambio de chaqueta
Sánchez estuvo osado al reprocharle ayer a Cuca Gamarra que haya cambiado de chaqueta por estar con Casado y con Feijoo. En Sánchez es una osadía reprocharle el cambio de chaqueta a cualquiera. Él. Que tiene una historia bien conocida de lealtades cambiantes en su propio partido. Es pronto, por tanto, para saber si mantendrá su respaldo de hoy a la propuesta de la ministra Llop o acabará mutando. Como es pronto para saber si mantendrá su respaldo al ministro Planas sobre los alimentos o acabará virando para abrazar a Yolanda Díaz. Que le ha emplazado a que tome partido.
En Sánchez es una osadía reprocharle el cambio de chaqueta a cualquiera. Él, que tiene una historia bien conocida de lealtades cambiantes
Decretada la ley del silencio sobre la reforma del sólo sí es sí, la delegación del Parlamento Europeo que estuvo ayer con el Observatorio de la Violencia de Género se quedó, al parecer, muy sorprendida al escuchar de boca de un magistrado del Supremo lo que en España ya sabe todo el mundo: que este remiendo de la ley no impedirá que sigan las rebajas de penas. La sorpresa se debe, según algunos de los presentes, a que el Gobierno les había dado una versión bastante edulcorada de los efectos indeseados de su ley.
Hay 550 casos de penas rebajadas, Irene Montero proclamó que no habría ninguno
Esta es la conclusión a la que llegó la eurodiputada Soraya Rodríguez. La presidenta de la delegación, que es polaca, se limitó a desear que se alcance un acuerdo político para que la ley no tenga más consecuencias no deseadas. Ahora queda por ver qué plasman las eurodiputadas en su informe. Nada, seguramente, que aquí no llevemos contando desde hace semanas.
Hay 550 casos de penas ya rebajadas, Irene Montero proclamó que no habría ninguno, Sánchez garantizó que la ley será corregida de urgencia y cuatro meses y medio después de entrar en vigor, sigue como estaba. Estos son los hechos.