Me tomé ayer la molestia de llevar la cuenta. En el intercambio de imputaciones que mantuvieron Sánchez y Feijóo ayer en el Senado la palabra ‘ETA’ fue pronunciada diecinueve veces. La palabra ‘Bildu’, veintiocho.
De las diecinueve veces que se escuchó ‘ETA’, las diecinueve las pronunció el presidente. De las veintiocho veces que se dijo ‘Bildu’, veintiséis fue Núñez Feijóo. Las dos veces que Sánchez dijo ‘Bildu’ estaba leyendo una declaración que hizo Sémper hace años y otra declaración que hizo Maroto hace años.
No sé si este mero recuento matemático les dice algo, pero son los números: Sánchez dijo ‘ETA’ diecinueve veces en nueve minutos. Feijóo, ninguna. Feijóo dijo ‘Bildu’ veintiséis veces en ocho minutos y medio. Sánchez, ninguna. No para expresar una opinión propia.
El debate no trata sobre ETA, trata sobre Bildu
Estos días se ha escuchado mucho en el debate público, mediático, sobre las listas tóxicas de Bildu que la derecha, maldita derecha, siempre está sacando a pasear a ETA. El pasado. Lo que ya no existe. Pero, en rigor, el debate no trataba (o trata) sobre ETA. Trata sobre Bildu. Que no es pasado, es presente. Porque no es del pasado de lo que se discute. Es del presente.
El empeño presente de Bildu, ahora sofocado parcialmente, en convertir a asesinos jubilados en concejales de los pueblos en los que mataron
Del empeño presente de Bildu, ahora sofocado parcialmente, en convertir a asesinos jubilados en concejales de los pueblos en los que mataron. Esto no es de hace doce años, es de hace siete días. Como ayer volvió a decir Consuelo Ordóñez, la asociación Covite, quien ha metido a ETA en la campaña no es ni Covite ni quienes se han hecho eco de la denuncia de Covite. Es Bildu. Recuperando para el presente de una campaña municipal a individuos cuyas únicas credenciales conocidas son haber integrado comandos y haber matado.
En Bildu hay gente que no comparte la devoción por las pistolas
Bildu, como venimos recordando aquí estos días, es una coalición de partidos que no son fotocopias unos de otros. Dentro de Bildu hay gente que no comparte la devoción por las pistolas y por quienes las empuñaron. Gente que entiende que ya es hora de tratar a ETA como lo que fue: no una necesidad de la lucha independentista, sino una mafia que intentó abortar la democracia parlamentaria en España.
Si esto que pasó ayer, Bildu envainándosela, es consecuencia de que esa corriente dentro de Bildu gana peso, bienvenido sea. Si Bildu se come la parte más tóxica de sus listas porque, en contra de lo que muchos analistas sostenían, haber sido asesino en tu pueblo no es un aliciente para votarte, sino para mandarte a pastar a casa, bienvenido sea.
Estaríamos ante un síntoma de sanación en esa parte de la sociedad vasca que arrastra consigo la carga de haber alimentado durante décadas a una banda que nada bueno aportó y nada nuevo consiguió.
Haber sido asesino en tu pueblo no es un aliciente para votarte, sino para mandarte a pastar a casa
Sólo quienes han sustituido su cabeza -en otros tiempos ordenada- por una calculadora electoral en la que todo se mide en función de a quién le beneficia y a quién le perjudica -para quién es una baza, para quién un estorbo-, sólo quienes viven en el tracking éste de los votos alcanzarán a entender que ante un caso como éste -listas trufadas de condenados por delitos graves- se hayan producido reacciones tan denotadas como la de no querer que se hable de ello, ni opinar sobre ello, para no dar carrete a la expectativa electoral del adversario. Hay más gente necesitada de desintoxicación de lo que parece.
Celebran un paso que ellos, y ellas, nunca le pidieron a Bildu
Quizá lo más chocante del día de ayer fue leer, y escuchar, a dirigentes que no le habían hecho a Bildu ni medio reproche por sus listas tóxicas celebrar el paso que ahora ha dado hacia la convivencia, la paz y no sé cuántas más cosas. Celebran un paso que ellos, y ellas, nunca le pidieron.
Celebran un paso que jamás se habría producido de no ser por la denuncia de Covite y por el debate político (y social) que ha generado en campaña. Se han pasado una semana lamentando que se hablara de las listas de Bildu -ya está bien del raca raca de ETA- y ahora aplauden el paso que da Bildu como si una cosa no fuera la consecuencia de la otra.
Abandonen toda esperanza las Belarra y las Yolanda Díaz de aparecer ahora como vehementes defensoras de unas listas higiénicas. Tuvieron la oportunidad de significarse en la operación limpieza y la dejaron pasar para no aparecer como peligrosas derechistas obsesionadas con la ETA.
Lo más chocante de ayer fue leer, y escuchar, a dirigentes que no le habían hecho a Bildu ni medio reproche celebrar el paso que ha dado hacia la convivencia
Todo lo contrario de lo que ha sucedido con Podemos Euskadi y con el PNV. Aitor Esteban fue de los primeros en decir, sin necesidad de darle más vueltas, que lo de Bildu era inaceptable. Al lendakari Urkullu le debemos la frase síntesis que luego intentó imitar Pedro Sánchez: ‘Tienen derecho, pero no hay derecho’.
Ayer volvió a decir el PNV que es Bildu quien tuvo en su mano evitar todo esto y que es Bildu quien aún no ha terminado de asumir el papel que la izquierda abertzale tuvo en la prolongación durante décadas del terrorismo. Todo eso no es vivir en el pasado, mucho menos añorarlo. Es entender que el presente exige que a Bildu se le trate con la misma exigencia que a cualquier otro partido. Ningún otro partido se atrevería a llenar sus listas de condenados por delitos violentos, tengan o no tengan derecho a ser candidatos.
Las diecinueve veces que se escuchó ETA en el Senado fue en boca de Sánchez
Que Patxi López ensalce ahora a Covite por haber denunciado públicamente las listas digamos que chirría. Porque cuando él pudo prestar su voz a la denuncia para que alcanzara mayor eco eligió quitarse de en medio, no fuera a ser que el tema Bildu beneficiara en campaña a la derecha. Maldita derecha. Que siempre está volviendo a ETA.
Las diecinueve veces que se escuchó ayer ‘ETA’ en el Senado fue en boca de Sánchez. Se le preguntó por el presente y se fue a escarbar en el pasado. De lo que dijo Aznar en el año 89 a lo que dijo Maroto cuando era alcalde de Vitoria pasando por el 11-M. ¡EL 11M!
La fijación por hablar del pasado del PP, de Vox, de Ciudadanos y la incomodidad cada vez que alguien menciona el pasado de Bildu
Escapar al pasado para no querer abordar el presente no suele ser una prueba de consistencia. Y llama la atención que quien tanto se lamenta de que se hable del pasado en la campaña electoral hiciera ayer una intervención basada exclusivamente en hablar del pasado… del PP. Bueno, llamaría la atención si el orador fuera otro. En el actual presidente, es costumbre.
Lo mencioné la semana pasada: la fijación por hablar del pasado del PP, de Vox, de Ciudadanos, hasta de Esquerra Republicana en el Congreso y la incomodidad enorme cada vez que alguien menciona el pasado de Bildu.
Lo que Sánchez eligió no hacer
El presidente pudo haber hecho ayer dos cosas que eligió no hacer:
· La primera, decir algo sobre Bildu y sobre las listas.Ensalzar a Covite, como Patxi. Celebrar que los siete pistoleros renuncien. Lamentar que a estas alturas aún le cueste tanto a Bildu renegar de su pasado.
· La segunda, decir algo sobre sus acuerdos con Bildu de esta legislatura. Si Feijóo te retrata como un rehén de Bildu, blanqueador de su pasado, qué mejor oportunidad para refutarle explicando en qué han consistido tus pactos y en qué no. Qué mejor oportunidad para reivindicar la negociación política con Bildu como vía para la normalización, la convivencia y la paz. ¿Te imputan que tus pactos son nocivos? Argumenta para demostrar que son benéficos.
La idea de que el terrorismo fue vencido a pesar del PP
Ninguna de las dos cosas la hizo Sánchez ayer. Hoy tiene una segunda oportunidad en el Congreso. Lejos de defender lo que ha hecho, eludió premeditadamente el tema y tiró de un surtido arbitrario de frases antiguas y descontextualizadas para alimentar la idea de que al PP lo que de verdad le irrita es que ya no existan comandos poniendo bombas. La idea de que el terrorismo fue vencido a pesar del PP.
Feijóo busca el voto de socialistas a los que les resulta indigesto el trato amigable que Sánchez dispensa a los de Bildu
Es curioso, porque esta frase, infame, que en efecto pronunció Rajoy -ha traicionado usted a los muertos- estuvo precedida de una imputación del PSOE a Rajoy que fue esta misma que ahora desliza Sánchez: ‘ustedes vivían mejor con ETA’. Después de aquella jornada lamentable, Zapatero y Rajoy encontraron la manera de recomponer sus relaciones y consumar la disolución de ETA, que llegó en 2018, seis años después de dejar de matar y cuando el presidente, heredero del proceso de paz de Zapatero, era Rajoy. No parece que Sánchez y Feijóo vayan a ser capaces jamás de recomponer su relación.
Los estrategas socialistas le han puesto un diez a su líder. Los del PP un diez al suyo. No es un secreto que Feijóo busca el voto de socialistas a los que les resulta indigesto el trato amigable, casi íntimo, que Sánchez dispensa a los de Bildu.
Si esa indigestión es tan amarga que les lleva a entregar su voto al PP es una incógnita que se va a prolongar no hasta el 28 de mayo sino hasta principios del mes de diciembre.