OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "¿Cuál es su propuesta, presidente?"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la propuesta del Gobierno para la renovación de los vocales del Consejo General del Poder Judicial, misión que se ha atribuido "Pedro Invasivo Sánchez".

📌 Guilarte ve inadmisible cualquier influencia del Gobierno en el nombramiento de los jueces

Carlos Alsina

Madrid | 14.06.2024 08:50

Lo menos que se puede pedir a quien desempeña un altísimo cargo es que se lo tome en serio. Lo menos que se puede pedir a quien, desempeñando un altísimo cargo, proclama en público que igual hay que cambiar la forma de nombrar a los jueces del Tribunal Supremo de España -asunto extremadamente relevante y extremadamente delicado- es que tenga madura, meditada y argumentada su propuesta. Lo contrario es una frivolidad.

La frivolidad de Pedro Invasivo Sánchez

Y justo eso es lo que hizo anteayer, y perseveró ayer, el presidente del gobierno, Pedro Invasivo Sánchez, en sus dos comparecencias, una en Televisión Española otra en Moncloa teniendo a su vera, muy propio, al turco Erdogan (el mejor amigo de Zapatero).

Hace hoy una semana, el PSOE cerraba su campaña de mítines dando por segura -alabado sea Tezanos- la victoria en las elecciones del domingo. Barajaba dos formas de proclamarse vencedor: o ganándole al PP en votos, o haciendo la suma de todos los partidos que invistieron a Sánchez para poder volver a decir ‘somos más’. No consiguió ni lo uno ni lo otro.

Es natural que ahora quiera darse el gustazo el presidente de cambiar el curso del debate público

Qué mal envejecen los mítines, ni ocho días han pasado. El PSOE perdió las elecciones, el gobierno de coalición aún las perdió más, y es natural que ahora quiera darse el gustazo el presidente de cambiar el curso del debate público y de ganarle al PP en el único lugar en que aún se ve capaz de ganarle, que es en las votaciones del Congreso de los Diputados.

Si algo no contempla la vía Guilarte es quitarle al Poder Judicial nada

A las nueve estará aquí el protagonista del día, presidente del Consejo del Poder Judicial Vicente Guilarte. Ya barruntábamos ayer que el presidente usaría como coartada la propuesta que elaboró Guilarte para facilitar la renovación del C-G-P-J para defender su nuevo ejercicio de ingeniería legislativa haciendo pasar el suyo por el otro y el otro por el suyo.

Era fácil barruntarlo porque la crónica del diario El País se titulaba ‘Sánchez se plantea quitar al Poder Judicial el nombramiento de los jueces’ y decía que el presidente apostaba, así, por la vía Guilarte. Pues o una cosa o la otra, porque si algo no contempla la vía Guilarte es quitarle al Poder Judicial nada.

Ya les dije ayer que El País, como el presidente, daba a entender que Guilarte proponía, leo, ‘retirar al Consejo las competencias más jugosas políticamente, esto es los nombramientos de jueces muy sensibles’. Que sea precisamente El País, periódico en el que Guilarte ha venido publicando sus propuestas, quien diera una versión tan delirante de las mismas da la medida de lo fácil que es hacer pasar una reflexión sosegada, ordenada, argumentada (la de Guilarte) con una provocación que ni siquiera se sabe lo que contiene, o sea, una frivolidad. La de Sánchez.

¿Sería el gobierno quien nombrara a los jueces del Supremo?

Al presidente le preguntaron ayer quién propone él que nombre a los jueces del Supremo. Por aclarar qué es lo que está planteándose.

Sólo el hecho de que pueda ser pertinente esta pregunta da la medida de cómo de asumido tenemos que el gobierno, invasivo, quiera meter su mano zurda en un poder que no es el suyo. Si sería el gobierno quien nombrara a los jueces del Supremo. En aras de la separación de poderes.

Cómo de asumido tenemos que el gobierno, invasivo, quiera meter su mano zurda en un poder que no es el suyo

El presidente no respondió. Bueno, dijo que su propuesta será legal y constitucional -se le agradece- y que, por supuesto, nada más lejos del ánimo del gobierno que querer influir en los nombramientos -quién podría sospecharlo-. Pero la fórmula del presidente permanece oculta. ¿Por qué? Tampoco a eso hay respuesta. Si la tiene y no la cuenta, malo. Si no la tiene y ha lanzado esta liebre, peor.

Sánchez, el rey de la desinformación

El presidente sólo dijo una cosa que es inapelable: el PP lleva seis años negándose a renovar los vocales del CGPJ. Seis años encadenando motivos cambiantes y ventajistas: cuando no es porque se filtra un guasap es porque se oculta una derogación de la sedición, cuando no es porque hay elecciones es porque ya no las hay. Pero lleva seis años el PP bloqueando la renovación del Consejo.

Si de verdad el gobierno no quiere influir en el Poder Judicial lo primero que haría es sacar sus manos, zurdas, de un asunto que no le compete

El resto de lo que dijo el presidente le hace merecedor del título, muy de este tiempo, de rey de la desinformación.

Si fuera verdad que el gobierno no quiere influir en el Poder Judicial lo primero que haría es sacar sus manos, zurdas, de un asunto que no le compete.

Sánchez, presidente invasivo, se ha arrogado una función que no tiene

La matraca de que el gobierno tiene la obligación de actuar si el Consejo del Poder Judicial no se renueva. Digámoslo un día más: no es verdad. El gobierno en esto no tiene arte ni parte. Sólo el Parlamento es responsable de elegir a los nuevos vocales. Es Sánchez, presidente invasivo, quien se ha arrogado una función, y un papel, y una misión, que no tiene. Mucho menos una obligación.

Tampoco es verdad que las vacantes en los tribunales y los retrasos en los juicios sea consecuencia de que el Consejo no se haya renovado. Es consecuencia de la reforma legal que diseñó Sánchez para impedir que estos vocales puedan nombrar jueces del Supremo, o sea, justo lo mismo que él achaca al PP. Feijóo no quiere que un Consejo nuevo, con mayoría de izquierdas, nombre jueces y Sánchez no quiso que este Consejo de ahora, con mayoría conservadora, los siguiera nombrando. Y en efecto, dejó de nombrar. Agravando el estropicio.

Una lucha de poder por asegurarse jueces políticamente afines

Sí, claro que lo puede pensar. Y acertará si lo piensa. Es justamente eso. Y es solo eso. Una lucha de poder por asegurarse jueces políticamente afines. Que apliquen la ley con profesionalidad e imparcialidad, pero que sean zurdos.

Y ahí queda otra pregunta sin responder del presidente: si cambia la forma de elegir a los jueces del Supremo, pero sigue siendo competencia última del Consejo del Poder Judicial, ¿volverá a cambiar la ley para que este Consejo sin renovar pueda hacer los nombramientos que hoy tiene vedados? Exactamente, qué es lo que está proponiendo el gobierno. Lo menos que se puede pedir a un presidente es que se tome su cargo en serio.

Monólogo Alsina 14/06