Víspera de los Santos Inocentes. Y a cuatro días sólo de que se nos termine el año. No es el último programa de Más de uno este 2024 -nos quedan lunes y el martes-, pero sí es mi último día delante de este micrófono, de 2024, quiero decir. Mío y de unos cuantos de los integrantes de este equipo que iniciaremos hoy, con su permiso, unas cortas vacaciones, casi casi testimoniales y es posible que hasta merecidas.
De modo que no es mal día éste para agradecerle a cada uno/una de ustedes/vosotros que nos hayáis aguantando con paciencia todo el año. Sermones, como éste, incluidos. Y a quienes nos habéis empezado a frecuentar en estos últimos meses, y después de probar os habéis quedado, pues mi agradecimiento también, porque hay mucha y muy buena (y sana) competencia en la radio cada mañana.
El año en el que una riada se llevó la vida de más de 200 personas
Se nos termina el 2024. Año en el que sucedieron cosas tan llamativas, pero irrelevantes, como que un presidente de gobierno aparentó una pájara para retirarse a meditar cinco días si le merecía la pena gobernarnos -no está pagado, presidente, no está pagado-; y cosas tan relevantes, y dolorosas, y merecedoras de una meditación en serio, como la riada que en octubre se llevó la vida de más de doscientas personas y quebró las vidas de varias decenas de miles.
El año se acaba con la evidencia de que a la administración le sigue faltando capacidad para acortar los plazos y agilizar las ayudas
El año se acaba con la evidencia de que a la administración le sigue faltando capacidad para acortar los plazos y agilizar las ayudas -el dinero está aprobado, pero el dinero tarda en ser ingresado en las cuentas y cada día sin él es un angustia añadida a toda la angustia que ya se ha vivido, y con la asignatura pendiente de analizar con pausa -o con serenidad, que diría el rey- no qué gobernante ha sido más negligente, que hay poca duda, creo, de quién encabeza ese ránking -es tocayo mío y de Alicante-, sino qué hay que cambiar en los sistemas de medición de fenómenos naturales y de información a los ciudadanos, y qué obras que siguen pendientes ayudarían a paliar los daños ocasionados por los desbordamientos y las inundaciones.
Sánchez no se ha planteado desplazarse de nuevo a Valencia
Va a terminar el año -si la Moncloa no lo remedia- con la constatación de la avería que supone que el presidente del gobierno de España no pueda acudir con normalidad a conocer de primera mano el alcance de las necesidades. Sánchez tuvo reflejos, a su regreso de la India, y organizó para el día siguiente un viaje a Valencia, en la tradición, acertada, de su gobierno de desplazarse a los lugares afectados por una catástrofe como gesto de compromiso con los damnificados.
Regresó aquella misma semana a Paiporta, 3 de octubre, pasó lo que pasó y desde entonces, dos meses casi, ni siquiera se ha planteado -que se sepa- desplazarse de nuevo. Que el presidente del gobierno tema acudir a cualquier lugar del país que gobierna no porque pueda recibir algún abucheo, que eso va en el sueldo, sino porque no esté garantizada su seguridad es una anomalía difícilmente aceptable.
Que el presidente del gobierno tema acudir a cualquier lugar del país que gobierna porque no esté garantizada su seguridad es una anomalía difícilmente aceptable
Que se presta, además, a comparaciones que escuecen. En septiembre de 2021 se produjo la erupción del volcán de La Palma. En los dos meses siguientes, el presidente del gobierno visitó la isla hasta en siete ocasiones. Y él mismo explicó por qué lo hacía: para mostrar su apoyo a los damnificados. Si en su ánimo está regresar a Valencia -que seguro que lo está- el ministerio del Interior debería ser capaz de asegurar las condiciones para ese regreso se produzca con normalidad. Es Valencia, no Ucrania.
La defenestración, el repudio y el extrañamiento para con Ábalos
El año se va a acabar en el Congreso iniciando el procedimiento para levantar la inmunidad a uno de sus trescientos cincuenta diputados. ¿Su nombre? José Luis. José Luis Ábalos. En el Congreso vivió sus mayores tardes de gloria, cuando a cuenta del procés hizo aquellos discursos tan vehementes y beligerantes contra la embestida de los independentistas contra el resto de los españoles; en el Congreso se tragó sus escrúpulos anteriores para aceptar que el independentismo le apoyara la moción de censura que hizo presidente a Sánchez; en el Congreso comprobó el afecto de sus camaradas incluso cuando ya había cesado como ministro; y en el Congreso sufrió este año la defenestración, el repudio y el extrañamiento, de aquellos que, Koldo mediante, pasaron a tratarle como un apestado. Porque la UCO había detenido a Koldo por corrupción. Y porque la ejemplaridad exigía que aquel que lo tuvo de escudero renunciara a su acta.
Qué diferencia de trato con el fiscal general, que imputado y todo, dice el gobierno que por supuesto, se quede. Como un ministro más
Aún no se dedicaba entonces el gobierno a examinar el material incorporado a la causa para establecer si era sólido o desechable, si debía ser tenido en cuenta o despreciado. Aún defendía entonces el gobierno que Ábalos debía irse aunque ni siquiera estuviera imputado.
Qué diferencia de trato con el fiscal general, que imputado y todo, dice el gobierno que por supuesto, se quede. Como un ministro más. Resistiendo la conjura jurídico-mediática.
El fiscal general estrena el año pendiente de declarar en el Supremo
El fiscal general del que se apropiado el presidente, hurtándoselo a la sociedad, es decir, al Estado, estrenará el año pendiente de una citación para declarar en el Supremo. Sobre la filtración de un documento confidencial y el borrado de sus mensajes de móvil.
Borrarlos no presupone que incluyeran pruebas de la comisión de un delito. Si acaso lo que permite suponer es que había ahí mensajes que el fiscal general, y sus interlocutores de aquellos siete días de marzo, prefieren que no se conozcan. No hace falta haber incurrido en delito para que algunas conversaciones resulten embarazosas para quienes las han mantenido.
Érase un presidente mirándose al espejo
El presidente, en la misma rueda de prensa en la que se apropió de un fiscal general, demostró una vez más su aptitud para achacar a los demás lo que él practica. El último ejemplo son los informes de la UCO.
Érase un presidente mirándose al espejo. Ley del embudo, dice. Según Sánchez, como la UCO ha dicho que hay cero mensajes en el móvil del fiscal general hay que proclamar ya su inocencia y pedirle perdón por haber dudado.
Según Sánchez, como la UCO ha dicho que hay cero mensajes en el móvil del fiscal general hay que proclamar ya su inocencia
Ocurre, presidente, que es un informe de la UCO el que señala la participación preeminente del fiscal general en la filtración del documento. Y ocurre, presidente, que es un informe de la UCO el que sitúa en la fiscalía general la filtración no del correo del abogado, sino del caso entero del contribuyente González Amador, presentado a los lectores como la pareja de Isabel Díaz Ayuso porque de eso se trató siempre, no del interés que tuviera él sino del interés que despertaba su novia.
Cuando la UCO señaló la participación preeminente del fiscal general no vio el presidente necesidad de sacar conclusión alguna. Cuando la UCO dijo, sin desdecirse de lo anterior, que en el móvil había cero mensajes, el presidente instó a pedir perdón a su fiscal general.
Cuando la UCO señaló la participación preeminente del fiscal general no vio el presidente necesidad de sacar conclusión alguna
Y tanto. Dime de qué presumes y te diré quién ha hecho del embudo su adn.