¿Es limpieza o es mordaza? ¿Punto y aparte o punto en boca, presidente? ¿Juego limpio para todos o usted se exonera a sí mismo de no chapotear en el barro?
Esperaban más de usted, presidente
Un suspiro de alivio recorrió despachos de ministerios, sedes del PSOE y redacciones de medios afines. Repuestas del sofoco las viudas y los viudos preventivos que durante cinco días se dolieron del vacío que, sin Sánchez, se les abría; comprobado que la pájara le duró poco, si es que alguna vez hubo pájara; confirmado que el país sigue siendo el mismo que era el miércoles pasado y que la crisis la creó y la despachó el presidente consigo mismo -yo me lo guiso, yo me lo como-, el alivio pronto dio paso a la insatisfacción de sus más cafeteros. Esperaban más de usted, presidente. Esperaban que, por el amor de una mujer, anunciara ya cómo va a meter en vereda a los jueces insidiosos y cómo va a arrancar de raíz los bulos (sólo los que le afecten a usted, a su familia, a su gobierno y a su partido, se entiende; el resto, aunque también sean bulos, no pasa nada porque se aireen).
Entenderá el presidente que haya quien ponga en duda la pájara y concluya que el bulo, en realidad, era que estuviera decidido a irse
Entenderá el presidente que, visto el desenlace -una declaración para decir que sigue en lo que estaba y que la escuálida movilización social del fin de semana ha convertido el dolor inasumible del miércoles en un elemento secundario y perfectamente llevadero-, entenderá el presidente que haya quien ponga en duda la pájara y concluya que el bulo, en realidad, era que estuviera decidido a irse.
Dijo bien un comentarista, y empresario, visitador de la Moncloa: si uno está decidido a irse, se va, no difiere cinco días su decisión. Gran verdad. El mismo comentarista empresario proclamó ayer que estamos ante el líder de izquierdas más importante ¡del mundo! Alabado sea.
No hubo conmoción nacional
Le falló al diseño presidencial la movilización masiva con que la que contaba y que nunca se produjo; la sociedad en shock ante un presidente desfondado por la máquina del fango saldría a las calles a hacer suya la denuncia provocando un terremoto social, una catarsis, un punto y aparte. Pero la movilización se redujo a doce mil militantes socialistas, no hubo conmoción nacional, el personal hizo vida corriente el fin de semana en la seguridad de que nada grave pasaba. Y por ahí renquea todo el relato.
Sánchez disuadido de dimitir al ver que el país se levantaba para protestar a su lado contra el fango. El país no se levantó y por eso le ha quedado regulero atribuir a esa movilización -un par de manifiestos, una quedada de artistas y sindicatos- el aval que requería para quedarse y liderar la purificación de España.
El país no se levantó y por eso le ha quedado regulero atribuir a esa movilización -un par de manifiestos, una quedada de artistas y sindicatos- el aval que requería para quedarse y liderar la purificación de España
Entenderá el presidente que, visto lo visto se dén la razón quienes el miércoles se maliciaron que justo esto, y ninguna otra cosa, era lo que motivaba su maniobra. La operación era política, calculada y tácticamente ejecutada. Lo prueba la teatralidad de la comparecencia de ayer, en plasma y sin preguntas (marca de la casa), difiriendo artificialmente el anuncio, pausa dramática de por medio, hasta el minuto seis de una declaración de diez minutos. Lo prueba el afán de prolongar ficticiamente el suspense cuando el discurso -éste no lo escribió sólo él- llevaba horas escrito y ensayado.
Si uno contempla el sábado la desolación de su partido, ve al pueblo movilizarse (aunque sea en cantidad minúscula) y, hondamente emocionado, resuelve que lo suyo es quedarse, llama de inmediato a su equipo para liberarse de la angustia y decirle que esté tranquilo, que sigo. Y hace un tuit para que el pueblo español descanse y pueda disfrutar sin ahogo del domingo. No fue eso lo que sucedió, claro.
Apurar la intriga revela que ése era el objetivo, multiplicar el impacto de un desenlace que resultó fallido: ni impactó, ni sorprendió, ni conmovió
Moncloa no comunicó cuándo comparecería el presidente hasta bien entrada la mañana. Los ministros decían no saber, o es que verdad no sabían, lo ignoro. Ni una pista. Ni media filtración. Nada. Se informó de que había ido a ver al rey a comunicarle su decisión. Ah, majestad, que me quedo. Pues muy bien. Apurar la intriga revela que ése era el objetivo, multiplicar el impacto de un desenlace que resultó fallido: ni impactó, ni sorprendió, ni conmovió. No se recuerda un final tan criticado por partidarios del serial y detractores desde que acabó ‘Perdidos’.
El presidente se queda para limpiarnos España, alabado sea
La ejecución del episodio refuta la afirmación de que no era cálculo sino dolor enamorado. La campaña contra mi esposa va a seguir, pero ahora ya me merece la pena gobernarles a ustedes aun sabiendo que ella sufrirá porque vamos a ser el faro de regeneración que ilumine el mundo. El presidente se queda para limpiarnos España, alabado sea.
Tienen razón sus socios. Si la pájara sobreactuada tenía como objetivo crear el marco para convertir el barro (perdón, la máquina del fango) en el principal problema de la vida pública española, concrete en qué va a consistir su operación limpieza. Y empiece por admitir que sólo cuando ha aparecido Begoña Gómez en los papeles ha abierto los ojos el presidente a la imperiosa necesidad de cambiar la vida pública española. Proyecta el presidente sobre la sociedad su tribulación personal.
Ahora ya no es el amor lo que le mueve, es la determinación a combatir la ola reaccionaria. O sea, lo que ya había
Ahora ya no es el amor lo que le mueve, es la determinación a combatir la ola reaccionaria. O sea, lo que ya había. Lo que ya dijo cuando perdió las elecciones autonómicas de hace un año. Que si el trumpismo, que si los bulos, que si la antipolítica. Ha remozado su discurso de entonces para servirlo como una operación de regeneración social ambiciosa. Pero es su mismo discurso de entonces tuneado con este nuevo elemento argumental que es su esposa. En la misma frase es capaz de meter el acoso a su familia con el movimiento antivacunas y la negación del cambio climático.
Concrete, dicen sus socios. Dé el paso.Hable claro y diga que hay que meter en vereda a los jueces y las webs de derechas.
La forma más eficaz para acabar con el barro es no sembrarlo
Ésta es la cuestión ahora. ¿La operación limpieza hay que entenderla en los términos que expresan Illa, Barbón, Lobato? ¿La nobleza en la política, reconocer los aciertos del adversario, no pretender aniquilarlo? Porque si es eso, lo primero es aplicarse el cuento uno mismo. Dar ejemplo. Anunciar que no volverá a llamar corrupta a la presidenta de una comunidad autónoma que ni siquiera ha sido imputada. Dejar de alimentar sospechas y atribuir comportamientos ilícitos usando insinuaciones, medias verdades y mentiras completas. Responder en las sesiones de control a lo que se le pregunta. Felicitar con deportividad a quien gana las elecciones.
Igual que la forma más eficaz de combatir un bulo es no propagarlo, la forma más eficaz para acabar con el barro es no sembrarlo. El presidente debe de sentirse limpio de polvo y paja para verse como el hombre indicado para purificar la política patria. Pero no lo está. Anoche citó casos de políticos damnificados por noticias falsas. Todos los que se le ocurrieron eran de izquierdas.
Dar ejemplo. Anunciar que no volverá a llamar corrupta a la presidenta de una comunidad autónoma que ni siquiera ha sido imputada
La autocrítica fue severísima, como se ve. Esto, me temo, no va a ir de autocrítica. Va a ir de conseguir que el debate público verse sobre lo que el presidente desea que verse. Y desaparezca del debate público aquello que él entiende que no procede. Anoche, Sánchez en Televisión Española.
Diluir la diferencia entre un bulo y una información que no te gusta
Esto conecta con aquello del mes de junio: periodistas afines sublevados porque al presidente se le preguntara, aquí, por sus cambios de posición y sus mentiras en lugar de preguntarle por la inflación. Esto conecta con aquel empleado del partido gubernamental irritado porque en el discurso de un premio periodístico el premiado hablara de los cortejos periodísticos y no de lo que él hubiese querido que se hablara: las webs de ultraderecha. Y esto conduce a diluir la diferencia entre un bulo y una información que no te gusta. No son lo mismo. Que Begoña Gómez esté involucrada en negocios ilegales en Marruecos es un bulo. Que Begoña Gómez escribió dos cartas de recomendación para una consultora que se presentó a un concurso público es una información. Que Víctor de Aldama se vió con Hidalgo y con ella es otra información. Que el presidente habría querido que no se publicara, es verdad, e hizo lo que pudo para conseguirlo, sin éxito. Pero no todas las informaciones que incomodan al gobierno son bulos.
No todas las informaciones que incomodan al gobierno son bulos
En España existe libertad de expresión y no existe libertad de difamación. Existe el Código Penal, bien lo sabe el presidente, que empezó como legislador (o sea, diputado) hace quince años. Existen los delitos contra el honor: calumnia, injuria, difamación. Begoña Gómez está en su derecho -diría que en su obligación- de presentar las querellas que crea oportunas contra quienes mientan para perjudicarla.
A la pregunta de qué es exactamente lo que tiene en mente el presidente cuando habla de limpieza respondió anoche de forma difusa.
Tezanos ha abierto camino
Tezanos sí ha abierto camino. En su línea, plantea una situación que, en realidad, no se ha producido para ir a donde quiere ir. ¿Cree que la apertura de una causa judicial contra la mujer de Pedro Sánchez está justificada o sólo busca meterse con él?, ha preguntado. Puede que sea la primera vez que el CIS pregunta por una causa judicial con nombres y apellidos, lo que pasa es que aún no hay causa alguna contra Begoña Gómez, hay unas diligencias previas sobre una denuncia. A Begoña Gómez nadie, ningún juez le ha imputado nada. Y si algún día lo hace tampoco significará que sea culpable, ahí está la infanta Cristina como precedente. O Rita Barberá. O Mónica Oltra. O Lucía Figar.
Pero Tezanos, en sintonía con su jefe, sabe a dónde va. La pregunta clave es la siete. Tal como está la justicia, usted cree que es necesario reformar su situación o no. Ahí vamos, José Félix. A demostrar que el país reclama una reforma de la situación de la justicia. Lástima que justo ahí se acabe la encuesta flash y nos quedemos sin saber qué reforma es ésa que el pueblo demanda.