Es la hora. La hora de empezar a predicar. Aquí estamos. Y no es la hora. No ha llegado aún la hora en la que el presidente en funciones comparezca ante la sociedad para decir ‘he vuelto a cambiar de opinión, ciudadanos, lo he vuelto a hacer’.
¿Os acordáis cuando decía que Junts era lo peor de lo peor, xenófobos, populistas, enemigos del diálogo? Pues he cambiado de opinión y ahora los veo como un modelo de progresismo. ¿Os acordáis cuando os explicaba que la Constitución española hace imposible una amnistía y un referéndum? Pues he cambiado de opinión y ahora sólo hace imposible lo segundo. Acompañadme en este nuevo viraje con generosidad y valentía.
Acompañadme en este nuevo viraje con generosidad y valentía
Hoy están de enhorabuena los diputados socialistas, los ministros, los dirigentes provinciales, los editorialistas amigos y los comentaristas afines. Ya tienen un par de ideas con las que empezar la siembra. Tienen que decir muchas veces… diga usted la palabra, presidente.
Eso es, generosidad. Esdrujuleando, que así tiene más empaque. Repita conmigo, génerosidad. ¿Y qué más, presidente? Sólo con generosidad no se llena un editorial. Compromiso con el país, convivencia, ¿no?, convivencia, concordia… Y liderazgo, ahí estamos. Hay que liderar. ¿Resumen?
Apóstoles, discípulos, evangelizadores todos, id y predicad la palabra de Sánchez. No, amnistía no digáis todavía porque el presidente no la ha dicho
Pues con esto ya tienen para ir tirando. Apóstoles, discípulos, evangelizadores todos, id y predicad la palabra de Sánchez. No, amnistía no digáis todavía porque el presidente no la ha dicho. Pero todo esto otro, compromiso, progreso, generosidad, liderazgo metedlo en cada declaración, cada página, cada tertulia como si no hubiera un mañana. No es broma.
Esto no es generosidad, presidente, son negocios
Llamadle generosidad a negociar un precio y, por alto que resulte, pagarlo. Qué generoso, dijo Shylock cuando el mercader Antonio le ofreció una libra de carne, qué generoso. Esto no es generosidad, presidente, son negocios. Políticos, claro, envueltos en el interés general y el recurrente reencuentro entre catalanes, pero negocios.
En rigor, la generosidad que invoca el presidente es la de los votantes. No con Puigdemont, sino con él. Sed generosos, votantes míos, y aceptad que no os podía decir antes del 23 de julio lo deseable que es amnistiar el procés porque no lo habríais entendido. Sed generosos y disculpadme que ocultara este pequeño detalle de mi proyecto para España. Sed generosos y no me tengáis en cuenta que evite concretar dónde está el clamor social que reclama una amnistía. Porque es mi hora, sí, pero aún no es hora de llamar a las cosas por su nombre.
Que por qué no pronuncia usted la palabra amnistía, le preguntaron ayer al presidente. Y él no respondió. Y no la pronunció. Pero sí dijo que tenemos que estar tranquilos porque lo que no habrá será referéndum de autodeterminación. Lo descartó con los mismos argumentos con que hasta hace dos meses descartaba la amnistía. No es broma.
Descartó el referéndum con los mismos argumentos con que hasta hace dos meses descartaba la amnistía. No es broma
Cada vez que el presidente dice esta frase ‘lo que yo he defendido siempre’ tiemblan las paredes en la Moncloa. Ha defendido tantas cosas… Ha defendido tantas veces una cosa para acabar haciendo la contraria que entenderá la inquietud que hoy genera escucharle decir que no hay referéndum posible.
Sánchez avanza a paso firme hacia su nueva investidura
Sánchez ya está en marcha, con la encomienda del rey, y avanzando a paso firme hacia su nueva investidura. Lo que Feijóo nunca estuvo en condiciones de reunir, una mayoría parlamentaria, está en condiciones de lograrlo Sánchez. Todos los grupos parlamentarios que están por la autodeterminación, y por hacer pasar la autodeterminación por un derecho fundamental, le prefieren a él. Suman. Por la mínima, pero suman.
Todos los grupos parlamentarios que están por la autodeterminación, y por hacer pasar la autodeterminación por un derecho fundamental, le prefieren a él
Y a eso le llama el presidente, eficaz autor de frases redondas, entender la diversidad territorial del país. Bien es verdad que cuando habla de diversidad territorial se está refiriendo sólo a Cataluña, el País Vasco y Navarra. Es decir, al nacionalismo y el independentismo. Nunca al resto de los territorios, que deben de ser mayormente uniformes, y en la mayoría de los cuales hay más votantes de derechas que de izquierdas.
La pluralidad y la diversidad de España incluye, presidente, que doce de las diecisiete comunidades autónomas están gobernadas hoy por la derecha. Trece, con Ceuta y Melilla.
Hoy cabe preguntarse si la generosidad que invoca el presidente la va a tener también con el 49% de los diputados que representan a los votantes de derechas. Si cuando dice esto tan aparentemente elevado… se lo aplica a sí mismo. Si en esta nueva legislatura, en fin, hará algún esfuerzo el presidente por entenderse con los once millones de españoles que no le han votado ni a él ni a su constelación de socios.
Predicad la palabra de Sánchez sin pronunciar aún la palabra amnistía
Apóstoles, evangelizadores, catequistas, id y predicad la palabra de Sánchez sin pronunciar aún la palabra amnistía. Mucho menos, quietos paraos, referéndum. Consulta tampoco, Óscar Puente, consulta tampoco… todavía. Tiempo habrá.
Ilusionado, pleno de ganas, emocionado incluso salió Sánchez de la Zarzuela con su encargo regio bajo el brazo. De aquí a la fecha de la investidura, aún incierta -tú ya me avisas, Pedro, le ha dicho Francina-, el candidato se envolverá en buenas palabras y hará por aparecerse ante los españoles como el profeta de la tolerancia, el juego limpio y el respeto al adversario. Éste fue el momento más embarazoso de su comparecencia.
El presidente cuyo gobierno llamó golpista a Aznar hace dos semanas, cuyo grupo parlamentario llamó a Feijóo mentiroso e insolvente, propone que la discrepancia no suponga perderse el respeto
El presidente cuyo gobierno llamó golpista a Aznar hace dos semanas, cuyo grupo parlamentario llamó a Feijóo, hace una, mentiroso, insolvente, desleal, ultra, soberbio y pirómano, el presidente cuyo partido tachó de desleales a Felipe y Guerra, cuyo grupo parlamentario imputó a Aznar haber instigado los atentados del PP, identificó al PP gallego con el narcotráfico y sugirió que hay dirigentes del PP implicados en malversación, ese presidente se propone que la discrepancia no suponga perderse el respeto.