OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Tregua con pinzas"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la tregua y el intercambio de rehenes y presos entre Israel y Hamás, que se retrasa previsiblemente hasta mañana.

Carlos Alsina

Madrid | 23.11.2023 08:49

Hoy podría ser el primero de los cuatro días -vamos a ver si aguanta cuatro días- de esta tregua con alfileres que han pactado Ismael Haniya y Benjamin Netanyahu, el líder de la organización terrorista Hamás y el primer ministro del gobierno de Israel.

Casi cien horas de no matarse

Estaba previsto que comenzara en una hora pero anoche hizo saber el gobierno israelí que por incumplimiento de Hamás se retrasaba. Veremos cuánto. Si se confirma del todo tendrán por delante ambas partes casi cien horas de no matarse. Hay poca duda de que cada una intentará aprovechar este periodo para reforzarse cara a la reanudación del choque violento que vendrá luego, pero al menos en estos cuatro días las ONG podrán entrar y salir de Gaza, y trabajar en Gaza, sin miedo a que les caiga encima un misil o les explote un cohete.

Naciones Unidas está pidiendo ya más tiempo, no bastan cuatro días de tránsito de camiones con alimentos, fármacos y combustible, para atender todas las necesidades de la franja, dice, pero si algo está claro a estas alturas, casi cincuenta días ya desde los atentados del siete de octubre, es que lo que diga Naciones Unidas le afecta bien poco tanto al gobierno Israelí como a la cúpula de la banda islamista. Aquí quienes están demostrándose como útiles mediadores son Estados Unidos, de una parte, y Catar, de la otra.

El precio que va a pagar Israel por recuperar con vida a 50 rehenes

Está previsto que cuando arranque la tregua se proceda, también, al primer intercambio de personas. El precio que pagará Israel por recuperar con vida a cincuenta rehenes (cincuenta de los doscientos cuarenta que mantiene secuestrados Hamás no se sabe ni dónde ni en qué condiciones) será la puesta en libertad de ciento cincuenta reclusos palestinos, mujeres y menores de edad en su mayoría.

Si algo está claro a estas alturas es que lo que diga Naciones Unidas le afecta bien poco tanto al gobierno Israelí como a la cúpula de la banda islamista

En Israel, donde hay tradición ya de este tipo de intercambios, se subraya estos días que el precio, por llamarlo así, es inferior al que hubo que pagar por la libertad del soldado Gilat Shalit en 2011: entonces fueron mil reclusos por un rehén. El gobierno israelí necesitó este miércoles ocho horas de reunión para vencer la resistencia de algunos ministros. Es un gobierno multipartidista, ahí hay de todo, y hay quien cree que está faltando contundencia militar y está sobrando afán por entenderse con los terroristas.

A la vez, encaja el primer ministro la presión de las familias de los secuestrados, que lo que quieren es su liberación, lógico, y la presión de Biden, que tiene su propia presión en casa porque también allí hay un sector de la población que le reprocha haberse abrazado a Netanyahu sin insistir lo suficiente en los derechos de la población de Gaza.

En el lado palestino cabe pensar que Hamás también estará sufriendo alguna presión, dada la cada vez más precaria situación en que se encuentra Gaza. Aunque de las deliberaciones dentro de la organización terrorista, si es que la hay, se sabe bien poco.

Sánchez viaja hoy a Israel

Hoy viaja a Israel el presidente del gobierno de España, cuya posición, la del presidente, ha sido clara desde el primer día: repudio del terrorismo de Hamás y llamamiento al Estado de Israel para que su derecho a defenderse lo ejerza proporcionadamente, sea lo que sea la proporcionalidad en un asunto como éste. La posición de España sigue siendo la de abogar por los dos Estados, israelí y palestino, que convivan pacíficamente. A sabiendas de que, ahora mismo, ese objetivo está casi tan lejos como en los peores momentos de este conflicto que se prolonga desde hace ochenta años.

Sánchez es presidente de un gobierno que lleva dentro a una vicepresidenta segunda que imputa a Netanyahu crímenes de guerra

Pero ocurre que Sánchez es presidente de un gobierno que lleva dentro a una vicepresidenta segunda que imputa a Netanyahu crímenes de guerra, a dos ministros recién nombrados que no condenaron los atentados de Hamás en el Parlamento Europeo y a una coalición de partidos, Sumar, que ha pedido la ruptura de relaciones de España con Israel, volver al veto que con tanto gusto cultivó, por cierto, el franquismo. Es natural que Sánchez, de todo esto, prefiera no comentarle nada al israelí. Incluso que el israelí prefiera no darse por enterado.

Sánchez al cumplimiento de la palabra dada

Se ha estrenado el nuevo gobierno confirmando en el cargo al fiscal general del Estado, como anticipamos ayer aquí, y con un hermoso canto del presidente Sánchez al cumplimiento de la palabra dada, manda huevos. Eso les dijo a sus ministros, que honren la palabra y cumplan los compromisos. ¿Es o no es maravilloso?

Buen estreno de la ministra portavoz para lo que va a ser su cometido: alternar el autoelogio gubernativo con la reprobación del PP

Se estrenó la ministra portavoz ensalzando la voluntad de trabajo del nuevo ejecutivo y reprochando unas declaraciones a Feijóo. Buen estreno para lo que va a ser su cometido: alternar el autoelogio gubernativo con la reprobación del PP. Todo en orden.

El rosario completo de salmos gubernamentales en el Parlamento Europeo

Los de Feijoo tenían grandes esperanzas puestas en el debate sobre la amnistía del Parlamento Europeo. Porque iba a hablar el primero el comisario Reynders, que ya se habrá leído el proyecto legislativo y tendrá opinión formada de lo que dice. Pues decepción. El comisario dijo que sí, que estarán atentos, pero que no, que de momento no va más allá.

Hay un grupo de eurodiputados que ahora está en la posición contraria a la que tenía cuando Sánchez no necesitaba completar su corto número de escaños con los siete de Junts

Tampoco iba a pegar un bocinazo el belga sabiendo que tiene a Bolaños de visita la semana que viene. Sirvió el debate para constatar que hay muchos eurodiputados que se mantienen coherentes con lo que siempre han mantenido, los del PP, los de Ciudadanos, los de Sumar, los de Vox, los independentistas catalanes; y que sólo hay un grupo de eurodiputados que ahora está en la posición contraria a la que tenía cuando Sánchez no necesitaba completar su corto número de escaños con los siete de Junts per Cataluña. Es decir, el grupo del PSOE.

Iratxe García es una soldado. Toca lo que toca

Dejó Iratxe García esta declaración grabada en piedra a la altura de la de su jefe instando a honrar la palabra dada. Es breve, adelante, Iratxe.

Qué me dice. Entonces era mentira que Puigdemont es un prófugo o, en efecto, lo es. Recurrió la portavoz socialista al rosario completo de salmos gubernamentales de estos días para evitar explicar lo suyo: su propia, personal e intransferible conversión de látigo de Puigdemont a avalista de su relato fake.

Pero ya dijimos ayer que Iratxe García es una soldado. Toca lo que toca. Esto de que mentir no está bien se lo dijo a Manfred Weber. ¿Y éste quién es? Pues el presidente del PP Europeo, grupo más numeroso del Parlamento porque la sociedad europea, aunque Calviño no quiera saberlo, vota mayormente a partidos conservadores.

Weber fue el más duro con Sánchez y contra Weber dirigieron sus ataques

Weber fue el más duro con Sánchez y contra Weber dirigieron sus ataques, o contrataques -en sintonía- los portavoces del PSOE, Sumar y el independentismo. Ahí subió Comín a la tribuna a proclamar que su compadre Puigdemont es un represaliado al que ahora, por fin, se le empieza a hacer Justicia.

La izquierda española le tiene puesta la proa al alemán Weber porque le ven como blanqueador de los pactos con la ultraderecha

La izquierda española le tiene puesta la proa al alemán Weber porque le ven como blanqueador de los pactos con la ultraderecha -paradójicamente, su partido en Baviera mantiene el cordón sanitario a la ultraderecha alemana, pero esto no se le va a tener en cuenta-.

Para la izquierda española, y sus comentaristas de cabecera, la derecha buena es la que encarna Donald Tusk, el polaco que no quiere saber nada de ultraderechistas y que aún confía en volver ahora al gobierno de su país. Bien, el eurodiputado Halicki, que es del partido de Donald Tusk, la derecha serena, dijo esto en el pleno de ayer.

Monólogo 23/11/2023