OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Trump escoge a un converso"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la reaparición de Donald Trump en una convención del Partido Republicano con la oreja vendada y tan sólo 48 horas después de sufrir un intento de asesinato durante un mitin.

👉 Trump reaparece en la convención republicana con la oreja vendada tras el intento de asesinato

Carlos Alsina

Madrid | 16.07.2024 08:48

El primero de los días de descanso que se han ganado a pulso De la Fuente y sus jugadores. Al cabo de un mes de competición, y de toda la liga que hubo antes, al cabo de la fiesta del domingo por la noche y de la cabalgata festiva de la tarde de ayer -que si Zarzuela, que si Moncloa, que si Cibeles-, hoy, por fin, descansar. Y a teñirse el pelo de rojo o lo que cada uno hubiera prometido si la Copa se venía para España.

Trump, revitalizado y reaparecido

Aquí, el que no para en la carrera que, salvo sorpresa, le llevará de regreso a la Casa Blanca es el redivivo Donald Trump, superviviente de un atentado y reaparecido esta madrugada ante los miles de delegados del Partido Republicano en la convención de Milwaukee.

Es el nuevo lema de campaña: Fight, lucha, la palabra que escogió Trump al levantarse del suelo tras el intento de asesinato.

El impacto de las causas judiciales en las expectativas electorales de Trump es ninguno

Trump, revitalizado, dice él, tras sobrevivir al atentado y aliviado en una de las causas judiciales que tiene abiertas: los cientos de documentos clasificados que se llevó a su casa de Florida. La jueza que lleva el caso lo desestima por un defecto de forma: entiende que la designación del fiscal especial que lleva la investigación fue irregular y que eso contamina toda la causa. Es verdad que el impacto de las causas judiciales en las expectativas electorales de Trump es ninguno. Condenado y todo, le saca entre dos y siete puntos a Biden en los estados más volubles.

JD Vance: hombre, blanco, joven, antiaborto y contrario a la energía solar

Antes de iniciarse esta convención había desvelado Trump quién será su vicepresidente en caso de que gobierne de nuevo. Tampoco es que Trump haya necesitado nunca ni de vicepresidentes ni de vice nada, pero la candidatura requiere de un segundo y Trump ha escogido. Ha escogido a un hombre, blanco, joven, contrario al aborto, a la energía solar, a subvencionar el coche eléctrico y tan desinhibido como Trump, o casi, en las redes sociales.

Se llama James David Vance, J. D., 39 años, y es un converso. Predicó contra Trump en 2016 porque lo veía como un Hitler en potencia. Ahora está el Partido Demócrata desempolvando sus antiguos tuits y elogiando su buena vista. La de entonces, claro, no la de ahora. Ahora lo que ha tuiteado es que es el Partido Demócrata, la izquierda, quien ha generado el caldo de cultivo propicio al atentado con su retórica, es decir, por describir a Trump como un fascista, que es justo lo que él hacía hace ocho años.

Posible delito de revelación de secretos por parte del fiscal general

En España, a veinticuatro horas de que Sánchez presente al Congreso su esmerado plan para la regeneración democrática -él, que ha situado al frente de cuantas instituciones y empresas públicas que están a su alcance a ex ministros y gente toda de su cuerda- hay novedades en el caso que llevó a Sánchez a encelarse con el estribillo éste de los pseudomedios y la máquina del fango: el caso judicial en el que está investigada su esposa.

Y hay novedades en el otro caso que va de la mano de éste, la presunta revelación de secretos sobre un contribuyente llamado González Amador, novio, para más señas (o como única seña) de Isabel Díaz Ayuso. Sobre el novio de Ayuso se empezó a saber sólo unos días después de que se publicaran las primeras informaciones sobre Begoña Gómez y Air Europa, un episodio de contraprogramación bien poco disimulada.

Es probable que el Supremo encause al fiscal general, no por desmentir un bulo -como dice la desinformación gubernamental aireada por el propio presidente- sino por violar la ley

Lo del fiscal general del Estado ya no es hipótesis sino hecho: en manos del Supremo está decidir si se le investiga por la posible comisión de un delito de revelación de secretos. Había poca duda de que el caso terminaría en el más alto tribunal y eso es lo que ayer confirmó el juez que lo lleva: dado que tanto los fiscales que han declarado -subordinados todos del fiscal general- como en propio García Ortiz en sus declaraciones públicas le han atribuido a él la elaboración y difusión del comunicado objeto de sospecha tiene toda la lógica que sea él, al final, a quien haya que interrogar y, en su caso, pedir cuentas. Y como a él, por el puesto que tiene, sólo puede investigarle -encausarle- el Supremo, pues al Supremo que va.

Si el juez del Tribunal Superior de Madrid hubiera podido imputarle ya lo habría hecho. Pero como no puede, balón hacia arriba y que siga el juego. Es probable que el Supremo encause al fiscal general, no por desmentir un bulo -como dice la desinformación gubernamental aireada por el propio presidente- sino por violar la ley, presuntamente, en su afán de desmentirlo, que no es lo mismo.

Y es probable que, encausado y todo, el fiscal general no encuentre motivos para echarse a un lado y renunciar al cargo. Ya dijo Sánchez, como si tuviera algo que decir en todo esto, que el fiscal no debe dimitir porque cuenta con el apoyo del gobierno. Qué más dará que cuente o que no cuente si no es un caso de desconfianza sino de todo lo contrario: de haberse confiado en exceso.

Declaró el empresario Barrabés como testigo

Sobre Begoña Gómez -el caso que envenena los sueños del presidente-, declaró el empresario Barrabés como testigo y, después de escucharle, las acusaciones particulares piden que se le impute. Por haber admitido que visitó la Moncloa hasta en ocho ocasiones para verse con Gómez y que en dos de ellas se personó en la reunión el marido, Pedro Sánchez.

Las citas las organizaba ella pero en dos se dejó caer él, según lo que ha trascendido de su declaración. No es un delito pasarte a saludar a empresarios convocados por tu esposa para un asunto particular suyo, es verdad, pero en una investigación sobre tráfico de influencias precisamente por ser la esposa de quien es, un presidente, digamos que la imagen de Sánchez interesándose por saludar a los empresarios que la patrocinan a ella resulta incómoda.

Más desinformación oficial

Casi tanto como el papel que la dirección del PSOE le ha adjudicado a la disciplinada Esther Peña, portavoz esforzada en comentar en directo lo que se iba sabiendo ayer de la declaración judicial de Barrabés sólo para insistir en el raca raca de que el caso debe archivarse

Más desinformación oficial: la UCO no está para decir lo que debe o no archivarse. La UCO presenta sus informes y el juez decide. Embarazoso, digo: la portavoz del PSOE en su papel de portavoz personal de Begoña Gómez. En realidad, Peña dice lo que le dicen que diga pero sabe lo mismo que usted y que yo de Barrabés y de las actividades de Begoña Gómez.

La portavoz del PSOE en su papel de portavoz personal de Begoña Gómez

Claro que no hay nada de raro en que un presidente se reúna con empresarios… cuando los ha convocado él. Que se aparezca ante los empresarios de su esposa ya es más fastidioso. Porque, al final, la anomalía que ya está acreditada, al margen del procedimiento judicial, es que la esposa del presidente tenía una actividad profesional propia -bien está- pero la ejercía en las instalaciones de la presidencia del gobierno.

Si la actividad es profesional, o privada, y nada tiene que ver con el gobierno, lo suyo es que se realice al margen de cualquier dependencia del gobierno. Dices: es que la familia Sánchez reside allí. Bueno, pues que la esposa salga a trabajar por las mañanas y cite a sus empresarios en la universidad, o en un despacho alquilado.

Que Sánchez haga pública toda su agenda

Y si las reuniones del presidente son tan reveladoras como dice la señora Peña de la salud democrática del país, que se anime la Moncloa a dar el paso de que la agenda del presidente, toda su agenda, sea pública. Un registro de visitas a la presidencia del gobierno accesible para quien quiera consultarlo y que refleje con quién se ha visto el presidente cada minuto del día y para qué. No es una marcianada.

En la Casa Blanca existía la obligación de informar de todas las actividades oficiales del presidente, a quién recibía y para qué, hasta que llegó un presidente que la eliminó con el argumento de que su actividad no tenía por qué ser enteramente transparente. Ese presidente se llamaba, o se llama, Donald Trump. Y tiene sus propios planes para la regeneración democrática de la prensa de los Estados Unidos.

Monólogo 16/07/2024