OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Descabalgar a Zelenski"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre los planes entre Donald Trump y Vladimir Putin para rediseñar el mapa de Ucrania, rehabilitando al mandatario ruso como coautor del nuevo orden mundial.

👉 Estados Unidos y Rusia pactan seguir negociando para poner fin a la guerra de Ucrania "lo antes posible"

Carlos Alsina

Madrid |

Fue un dieciocho de febrero, o sea, ayer -dejemos constancia de la fecha- cuando Donald Trump blanqueó definitivamente a su compadre Putin y lo rehabilitó no sólo como interlocutor de los Estados Unidos sino como coautor del nuevo orden mundial.

Putin, socio necesario para rediseñar el mapa de Ucrania

En Arabia Saudí, paradigma de la ausencia de libertades, la violación de los derechos humanos y la persecución de los disidentes -la próxima vez que venga Bin Salman a España que le hagan todavía más la pelota nuestras instituciones, si puede ser-, el nuevo gobierno estadounidense concedió al régimen ruso el papel de socio necesario para diseñar el mapa de Ucrania y el mapa y extensión de la OTAN: quién puede pertenecer y quién no.

Trump blanqueó definitivamente a su compadre Putin y lo rehabilitó como coautor del nuevo orden mundial

Sin esperar a que Putin deje de lanzar bombas, sin reclamarle un solo gesto hacia el país que tiene invadido, el presidente Trump ha entregado al caudillo ruso su primera victoria. Premio a su perseverancia en la agresión militar (y no sólo militar, cómo olvidar al grupo Wagner) al pueblo de Ucrania.

Vladimir Putin, al que Biden consideraba un asesino, al que Europa considera un criminal, a quien hay orden de arrestar emitida por el Tribunal Penal Internacional, es, desde ayer, la contraparte de los Estados Unidos para superar este obstáculo llamado Ucrania, este estorbo llamado Zelenski y a esta gente tan molesta, y tan correosa, que gobierna la Unión Europea.

Sólo falta que Europa, y la OTAN, tenga que pedirle perdón a Putin. Tiempo al tiempo. Esto acaba de empezar

Con Putin ya se negocia. Con la Unión Europea, de momento, no hay nada que negociar. Y con Ucrania… ya se le dirá a Ucrania lo que tiene que hacer cuando los dos amos se hayan arreglado entre ellos. Sólo falta que Europa, y la OTAN, tenga que pedirle perdón a Putin. Tiempo al tiempo. Esto acaba de empezar.

Función dramática en el Congreso

Mientras el mundo asiste a la mutación acelerada de las alianzas y las reglas, el Congreso de los Diputados de España ofrecerá esta mañana una nueva entrega de su conocida función dramática juicio a la oposición, que consiste en que al gobierno se le hacen preguntas y él responde imputando a la oposición su falta de respuestas.

Raro será que el presidente no entone esta mañana sus salmos más conocidos sobre la decepción enorme que tiene con Feijóo, su liderazgo naufragado, su oposición destructiva, la coalición negacionista y, novedad de la última semana, su falta de postura respecto de Trump. De momento, Puigdemont no le ha puesto deberes a Sánchez en política exterior. Porque el día que se los ponga, igual letoca peregrinar a Jerusalén a hacerse perdonar por Benjamín Netanyahu.

Con la negociación a perpetuidad que mantiene el gobierno con Waterloo en el empeño por anclar la legislatura, el segundo mes del año va encarando su recta final sin que la vicepresidenta uno, felizmente sanada de la gripe que la tuvo k.o. la semana pasada (y de la que se restableció a tiempo para dedicar el viernes a un acto de partido, ésta debe de ser la famosa semana ministerial de cuatro días), haya presentado a las Cortes el proyecto de Presupuestos que le debe desde hace cinco meses. Cinco meses de retraso. Cinco meses de incumplimiento.

Cabe pensar que hoy las vicepresidentas uno y dos exhibirán el amor fraternal que se profesan de manera más sobria

No es probable que las vicepresidentas uno y dos repitan hoy, ante la prensa parlamentaria, la embarazosa sobreactuación de anteanoche en un photocall, donde se abrazaron con tanta vehemencia que más que fundirse pareció que trataran de derribarse la una a la otra. Visto lo poco convincente que resultó la escena (o escenita), cabe pensar que hoy exhibirán el amor fraternal que se profesan de manera más sobria.

Llega el gobierno de coalición a la sesión de control de hoy habiendo renunciado al autocontrol y habiendo hecho saber al mundo que si Yolanda Díaz en ocasiones ve neoliberales y María Jesús Montero no deja de ver populistas, Urtasun ve esquilmadores fiscales de las rentas bajas y Patxi ve demagogos.

Una legislatura estupenda para el gobierno de coalición

Se está quedando una legislatura estupenda para el gobierno de coalición. Cuando no es por la inversión en Defensa -qué tiempos aquellos en que Belarra llamaba al PSOE partido de la guerra- es por el mínimo exento del IRPF. Sólo el grupo socialista predica la bondad de que el salario mínimo tribute. Y bebe Patxi de su propia medicina, claro. Cuántas veces no habrá dicho él en el Congreso que el PP está más solo que la una, que no tiene con quién pactar, que nadie le quiere. Hoy que es él quien está como Fonseca, triste no pero sí solo, presume de tener, en solitario, la razón.

El grupo socialista mantendrá la posición mientras Sánchez no ordene replegarse y darle la vuelta al argumentario

A solas con su razón, Patxi-pedagogo. Es sabido que el grupo socialista mantendrá la posición mientras Sánchez no ordene replegarse y darle la vuelta al argumentario. Y si ese momento llega -que igual llega- el soldado López será el primero en predicar la nueva fe e invocar lo saludable y reparador que es abrazar la postura de los demás grupos del Congreso.

Si tan incómodo se encuentra, ¿por qué no se va?

He aquí un hombre atrapado. No por un juez, o por la UCO, sino por el destino. Álvaro García Ortiz desearía coger la puerta, eso dijo ayer. Sufre en la situación inédita en que se encuentra: fiscal general en ejercicio e imputado (o investigado) por el Supremo con riesgo cierto de acabar procesado y juzgado. Si tan incómodo se encuentra, ¿por qué no se va?

He aquí un hombre atrapado por su entrega a la institución de la que es cabeza visible

He aquí un hombre atrapado por su entrega a la institución de la que es cabeza visible. Si no se aparta, imputado y todo; si no se aparta, obligada la teniente fiscal, subordinada suya, a ejercer de abogada defensora; es por el bien de la fiscalía para proteger a quien habría de sustituirle.

Sostiene García Ortiz que si él se va, el siguiente fiscal general sería más débil. Es una tesis discutible, claro. Incluso muy discutible. Si él se va, Sánchez elegirá a otro que será de la misma cuerda que él pero sin un procedimiento judicial abierto. Y sin haberse negado a responder a las preguntas de un juez. Y sin haber borrado sus mensajes del móvil. Y sin tener a la abogacía del Estado ejerciendo de abogada defensora. Y sin tener a los ministros sacando la cara por él a diario. Se duele el fiscal general de que lo fácil que es meterse con él.

Hasta un niño de cuatro años puede hacerlo. Esto es de Sopa de Ganso, la película de los hermanos Marx.

Quien desempeña un puesto público es susceptible de ser fiscalizado

Ni los niños de cuatro años dedican su tiempo a meterse con el fiscal general, ni meterse (o criticar) al fiscal general es más grave que meterse con el juez Hurtado, o con el juez Peinado, o con el presidente del Constitucional o con cualquier responsable de una institución. O con el rey.

Está perdiendo una ocasión magnífica el fiscal general para hacer, como se dice ahora, pedagogía y aclarar que estar investigado por un juez no equivale a ser culpable de nada

Quien desempeña un puesto público es susceptible de ser fiscalizado. Y es susceptible de ser investigado si un ciudadano lo denuncia porque entiende que ha vulnerado sus derechos. Está perdiendo una ocasión magnífica el fiscal general para hacer, como se dice ahora, pedagogía y aclarar que estar investigado por un juez no equivale a ser culpable de nada. Como estar investigado por un delito fiscal no equivale a que tu novia sea corrupta.

Está perdiendo la ocasión el fiscal general y la cohorte de ministros que velan por él, como si fuera, qué te digo yo, un niño de cuatro años.

Monólogo de Alsina 19/02/2025