A nuestros oyentes juguetes les recuerdo que están convocados a la huelga este domingo. Para protestar contra los estereotipos sexistas. Es una campaña bien original ésta que se ha inventado el ministro Garzón en su afán de enseñar a los reyes magos, a papá noel, a los padres y a las madres que hay que elegir los juguetes que le gusten al niño o a la niña y olvidarse ya de aquello de que hay juguetes de niña y juguetes de niño. O en realidad, conseguir que un niño no deje de pedir a los reyes una muñeca porque a su alrededor todo el mundo diga que eso es de niña, o una niña se inhiba de pedir una equitación de fútbol porque le hayan dicho que es de niño. Mira el Barça de mujeres, que ayer le metió cuatro goles al Arsenal en Londres, Liga de Campeones. Dile tú a Jennifer Hermoso que un pantalón de fútbol es de niños.
La campaña de los juguetes huelguistas ha tenido tanto impacto que hay que animar al ministro a que el domingo informe del grado de seguimiento. Por sectores, si quiere. O por territorios. El riesgo, naturalmente, es que los juguetes se vengan arriba y después de la huelga del domingo convoquen un paro indefinido. Pobres críos. Y pobre ministro, que tendría que crear una mesa de negociación con el Pepe Álvarez y el Unai Sordo de los sindicatos juguetistas para pactar el convenio colectivo y la jornada laboral de los muñe-cos. Por cierto, para estereotipo sexista el de los líderes sindicales: siempre son dos señores. Parecen el PP y el PSOE. O la Conferencia Episcopal.
En rigor, los juguetes ---criaturillas--- no tienen voluntad propia. Son como los diputados, están en manos de sus dueños que son los niños. Ya me dirás qué criterio propio puede tener un balón. O una mochila de Hello Kitty. O Mertxe Aizpurúa. No se ha lanzado el ministro a llamar la huelga de niños porque eso sí que habría provocado una revuelta familiar. Convocados, los juguetes. Que, además, tienen la ventaja de que no son ni juguetos ni juguetas: ellos se adelantaron varias décadas al lenguaje inclusivo de Irene Montero, con la ‘e’, juguetes. Bien por el ministro.
Fin de semana de acontecimientos nunca antes vistos
Va a ser un fin de semana de acontecimientos nunca antes vistos. Porque antes de la huelga juguetera tenemos el viaje de Yolanda Díaz al Vaticano. A cambiar impresiones, sobre los desafíos de la Humanidad, con el papa Francisco, de humilde a humilde. Sabiendo de los antecendentes de la vicepresidenta, es probable que vaya a hacer este viaje sin haber querido hacerlo nunca. Si fue ministra sin quererlo y es vicepresidenta sin haberlo querido, igual va a ver al papa sólo porque no le ha quedado más remedio.
En El Periódico de España dicen que va a la caza de trece millones de católicos no practicantes. Porque es una bolsa electoral muy golosa. A los católicos practicantes debe de ser que los da por perdidos, como votantes. Suyos. O que como son menos, no compensa estar haciendo gestos para ellos. Naturalmente en el equipo de la vicepresidenta se afirma que nada más lejos de su ánimo que estar pensando en los votos, las urnas y las próximas elecciones generales. Que su único interés es intercambiar impresiones con este papa tan abierto. Asuntos tiene para una charla amable. La igualdad entre el hombre y la mujer, que es un asunto del que hace bandera, y hace bien, la señora Díaz. La brecha salarial en la iglesia, es otro tema posible. Las amenazas que sufre la democracia, que es un tema sobre el que se ha mostrado preocupado Francisco, las amenazas a la democracia allí donde existe la democracia, se entiende, que no es el caso del Vaticano. En fin, tienen para una conversación larga. La fascinación que siente la nueva izquierda española por el papa Bergoglio hace que olvide de golpe el ‘no es no’ del Pontífice al matrimonio igualitario, o a la interrupción del embarazo, o al divorcio, o al cambio de sexo que en boca de cualquier otro líder le parecerían a la vicepresidenta Díaz anatema. Pelillos a la mar en aras de obtener una foto vistosa con el papa.
Hoy cuenta El Confidencial que la audiencia no la ha gestionado la embajada española, ni nadie del gobierno, sino que es fruto de gestiones privadas. De Manuela Carmena, se dice. Y que la Moncloa, que estaba a por uvas, al enterarse aceleró el anuncio de que Isabel Celaá será la nueva embajadora ante la Santa Sede, una forma de contraprogramar a la vicepresidenta cuya labor de autopromoción escama más cada día que pasa.
"El gobierno, entretanto, confía en poder desactivar en las próximas horas la amenaza de Esquerra de torpedearle a Sánchez los Presupuestos del Estado"
Nadie ha creído nunca que Junqueras vaya a llevar hasta el final la operación derribo, pero por si acaso se busca la manera de darle lo que pide, que es ¡que Netflix se rinda! Se empeñaron tanto algunos ministros, Calviño sobre todo, en explicar que la norma europea no permite imponer a plataformas extranjeras una cuota de su catálogo en catalán que como al final sea eso lo que pase, que se le imponga, van a tener dificultades para explicar cómo lo que era imposible ha dejado de serlo. Y en eso están, según El Periódico de Cataluña, en negociar el porcentaje, o la cuota, que tendrían que tragarse Netflix, la HBO y compañía.
Esquerra lo que hizo ayer fue presentar enmiendas a los Presupuestos en el Senado no porque quieran cambiarlos de verdad, sino sólo para mantener abierta la posibilidad de que tengan que volver a debatirse y votarse en el Congreso. Y sin disimular que es para eso para lo que presentan las enmiendas, sean éstas cuales sean. Lo que toda la vida se llamó una trapaza. O trapacería. El ardid, el fraude. La trampa.