En capilla, el comisario Villarejo, camino de la Audiencia Nacional para estrenarse como procesado en el rosario de juicio que le esperan por sus trabajos parapoliciales.
Un hombre que ha dedicado su vida a la justicia. Emociona sólo decirlo. Un hombre con su grabadora a cuestas, compaginando su condición de policía con la de maniobrero a sueldo. Cobrando sus servicios lo mismo para el espionaje industrial, presuntamente, que para extorsionar a competidores, presuntamente, que para sabotear investigaciones judiciales, presuntamente también. Todo presuntamente hasta que los tribunales vayan emitiendo sentencias.
Las causas derivadas de la operación 'Tándem' son treinta y hoy empiezan a juzgarse tres. Las tres primeras. En febrero se dijo que haberlas agrupado había retrasado el juicio y permitido que el comisario saliera de prisión preventiva sin haber empezado a ser juzgado. Se temió que el pájaro volara, pero no ha ocurrido.
Tantos años amenazando con que el sistema se desmoronaría si él sacaba a la luz toda la munición y ya lo ve: el sistema aguanta
Veremos que suerte judicial corre el comisario. El primer juicio lo ganó, acuérdese. Se lo ganó al ex director del CNI, Sánz Roldán, que le denunció por calumnias. Salió airoso Villarejo porque le respaldó Corinna. Esto que viene ahora es distinto: se juzgan algunos de los trabajitos que le hicieron de oro. Tanto años amenazando con que el sistema se desmoronaría si él sacaba a la luz toda la munición que había ido atesorando y ya lo ve: el sistema aguanta. Se tuvo que jubilar el rey que había antes, están en apuros algunos altos cargos del Gobierno Rajoy, hay empresas del Ibex salpicadas, pero el sistema sigue. Ha demostrado ser más sólido de lo que el comisario pensaba.
El PNV pide menos demagogia y más dar solución al encarecimiento de la energía
Al Congreso de los Diputados vuelve hoy el debate eléctrico. Aprovecha el PNV la sesión de control para apretar a Sánchez y hacer méritos ante la industria vasca y las eléctricas. Sobre todo, una. Ayer, en este programa, la consejera de Industria del Gobierno Urkullu marcó el camino: menos demagogia y más dar solución al encarecimiento de la energía que está comprometiendo la actividad de la siderurgia. El decreto de hace un mes se ha demostrado insuficiente y en algunos aspectos, mal planteado. Urge, dijo, recomponer relaciones.
La vicepresidenta Ribera recibe hoy al presidente de Iberdrola. Al sector morado del Gobierno le saldrán ronchas al comprobar que la vicepresidenta suaviza el tono
En la tarea de revisar el decreto y reconciliarse con las compañías, la vicepresidenta Ribera recibe hoy al presidente de Iberdrola, Galán, que no consta que vaya a hacerse acompañar de Antonio Miguel Carmona. Es probable que al sector morado del Gobierno, Belarra, Garzón, Irene Montero, les salgan ronchas al comprobar que la vicepresidenta suaviza el tono en lugar de abroncar al malvado consejero delegado por chantajear al Estado, vaciar los embalses, hacer sufrir a las personas y poner en jaque la democracia, que todo eso ha hecho Galán en opinión de Podemos. Que no es Yolanda.
"Aún estamos a mitad de octubre y nadie da un duro porque el compromiso se cumpla"
Se busca la paz eléctrica por la vía airosa, que es que plieguen velas todos. Cada uno, un poco. Incluido Sánchez, que fue ---como contaron las crónicas entusiastas de hace un mes--- quien llamó a la vicepresidenta Ribera para echarle la bronca porque se había quedado corta en el hachazo a las eléctricas: más madera, dijo el presidente, y desató un incendio. Su compromiso con los consumidores españoles es que no pagaremos este año por la electricidad más de lo que pagamos en 2018. Aún estamos a mitad de octubre y nadie da un duro porque el compromiso se cumpla.
Ahora la esperanza gubernamental está puesta ---y cuándo no--- en Bruselas. En la Unión Europea que nos va a sacar de la crisis con la lluvia de miles de millones en transferencias y a la que intenta persuadir Sánchez para que revise todo el modelo eléctrico y abra camino a la compra conjunta del gas, todos a una para que, comprando más, nos lo dejen a buen precio y asegurando el suministro. Macron está con Sánchez en esto pero Alemania, no. Y Alemania, aunque Merkel esté de salida, sigue siendo Alemania. Hoy tiene anunciado la señora Von der Leyen, alemana, conservadora, presidenta de la Comisión Europea, el conjunto de medidas que propone la comisión para aliviar la presión del precio de la energía sobre todos los demás precios. Paquete de medidas, como gustan de decir los gobernantes.
"El ciudadano tiene derecho a abuchear a aun gobernante, pero es una falta de respeto"
Todos los años, después del 12 de octubre, les digo lo mismo: el ciudadano tiene derecho a abuchear a un gobernante, y a insultarle en la calle y a ponerse pegar gritos a su paso. Pero es una falta de respeto. Una descortesía. Un comportamiento muy grosero, más aún si se produce en los actos institucionales que celebran el día de España. La afinidad ideológica es una cosa y el respeto a las instituciones y quienes las encarnan es otra. Pedro Sánchez en el desfile del 12 de octubre no es Pedro Sánchez, es el presidente del Gobierno de España. Como lo era Rajoy, y como lo era Zapatero y como lo fueron Aznar y Felipe, que también recibieron lo suyo en visitas y actos oficiales.
Y por cierto, si todo lo que son capaces de hacer quienes sueñan con un cambio de régimen en España es celebrar que la patrulla Águila pintó el cielo de Madrid con lo que parecían los colores republicanos, Felipe VI puede dormir tranquilo. Incluso Leonor. Digo los colores republicanos porque en la bandera de la República ---en rigor, de la II República--- las tres bandas tenían el mismo ancho, o sea, que lo de ayer no era.
La única conclusión que se puede sacar de los abucheos de ayer a Sánchez es que los partidarios de Sánchez o no asisten al desfile o no se ubican en la parte más próxima a las autoridades. Y ya.
Lo de Iglesias es su viejo empeño en identificar a la corona con las derechas y a la República con la izquierda o la extrema izquierda
El emérito de Podemos, que es Iglesias, ahora recolocado como presidente de la Fundación morada Instituto 25M (el cargo es el cargo) sostiene que al rey sólo le aplauden los españoles de derechas. Pues hombre, para saberlo habría que separar al público en razón de su voto (¿y tú de quién eres? Yo, de Belarra. Pues a este lado. ¿Y tú? Yo, de Yolanda. Pues a este otro) y luego hacer pasear al rey a ver quién aplaude y quién no. Con aplausómetro.
Lo de Iglesias, por supuesto, no es una descripción, es su viejo empeño en identificar a la corona con las derechas. Tan viejo que tiene cien años. Y que a la vez es el empeño en identificar la República con la izquierda o la extrema izquierda, o en apropiarse del régimen republicano para la izquierda, grave error histórico que antes que él cometieron otros y del que se estuvieron arrepintiendo el resto de su vida.