Tantas veces le enterraron que cada nuevo día en el cargo es un triunfo. Boris survivor Johnson, el party minister del gobierno del Reino Unido, aún aguanta. La primera entrega del informe de asuntos internos confirma que las normas sanitarias que regían para toda la sociedad británica durante el confinamiento no se respetaban en la sede del gobierno, que es a la vez residencia del primer ministro, La Moncloa, para entendernos, de la calle Downing.
Tratándose de Boris Johnson, cuya carrera, primero como periodista-activista y luego como propagandista del Brexit, le retrata como un pertinaz tergiversador de la realidad, tratándose de Boris Johnson pretender que vaya a caer por haber sido cazado en una mentira es no vivir en este mundo, pero este anticipo oficial de que su equipo aprobada unas medidas y se aplicaba a sí mismo otras es munición para la revuelta interna que sigue declarada en el Partido Conservador. Si la pregunta es cuánto le queda a Boris Johnson, la respuesta es que ni él lo sabe. En el Parlamento británico, territorio propicio para el griterío y la bronca, entonó Boris ayer su versión del ‘yes, we can’. Lo que aquí traduciríamos como podemos.
Y mientras él hacía suyo el 'yes, we can', en uno de los escaños de detrás asomaba la cabeza la mujer a la que él descabalgo de la presidencia organizándole una conjura interna. Theresa May. Compañera de partido y acérrima adversaria, en la hora del desquite.
Festival de Eurovisión
Disculparán ustedes que hayamos mirado un minuto al Reino Unido, en este segundo aniversario del día en el que este país dejó de ser miembro de nuestra Unión Europea. Sin dejar de ser miembro de Eurovisión. El festival que en España, quien lo habría dicho hace veinte años, despierta una pasión inusitada. Una pasión política inusitada.
Puede que sea la primera vez en la historia que dos diputados piden explicaciones en el Parlamento por la forma en que Radio Televisión Española ha escogido a su representante en el festival. Ni media broma con esto, dice el Bloque Nacionalista Galego, que venga el señor Tornero a dar la cara. ¿Quién es el señor Tornero?, se preguntará usted. Pues Pérez Tornero, presidente reciente de la empresa pública y carne de hoguera para el Bloque y para el diputado de Galicia en Común, Gómez Reino.
El público quería a las Tanxugueiras, que son gallegas, pero ganó Chanel, que no lo es
Corrupción, sugiere el diputado gallego, pucherazo, tongo. Porque el público quería a las Tanxugueiras, que son gallegas, pero ganó Chanel, que no lo es. El diputado vela por la limpieza del concurso, eh, no es por hacer patria, seguro que habría dicho lo mismo si las artistas derrotadas no hubieran sido de su tierra. Es democracia, oiga, no chovinismo. Y como Gómez Reino, que fue candidato a la presidencia de la Xunta en 2020, cero escaños, es persona muy próxima a Yolanda Díaz, cabe concluir que dentro del gobierno tenemos a Yolanda Díaz que va con las Tanxugueiras, Irene Montero y Ione Belarra que van con Rigoberta y Margarita Robles que va... con Rafa Nadal.
Ah, y me falta CCOO. Que también ha terciado en la cosa eurovisiva y pide que se deje sin efecto la votación. Dices: ¿también en esto coincide Unai Sordo con Yolanda? A ver, no es que sea en esto. Es que Comisiones Obreras es Yolanda. La vicepresidenta no tiene partido (el PCE no cuenta ya como partido) pero sí tiene una formidable estructura sindical detrás. Y nada se parece más a un partido político que un sindicato (político, valga la redundancia).
Yolanda Díaz que va con las Tanxugueiras, Irene Montero y Ione Belarra que van con Rigoberta y Margarita Robles que va... con Rafa Nadal
Reforma laboral
De manera que cuando estos días decimos que Yolanda Díaz mete toda la presión posible a Esquerra Republicana para que salve su reforma laboral de caer en manos de Ciudadanos, vade retro, decimos también que Unai Sordo está clamando para que la reforma laboral que él ha pactado no acabe pareciendo conservadora.
Bueno, Unai, es así pero no es así. Claro que si no se convalida el cambio de legislación que el gobierno pactó con los sindicatos y la patronal el decreto decae, pero eso no singifica que no haya alternativa. La alternativa es que el Parlamento haga su propia reforma por la vía tradicional, que es un proyecto de ley que se debate, se modifica y si tiene apoyo suficiente, se aprueba. Tan cierto como que la reforma ha sido pactada con patronal y sindicatos es que no ha sido pactada con ninguno de los grupos que representan a los ciudadanos votantes. Están en su derecho los grupos políticos a recordar que son ellos los competentes para cambiar las leyes. Y en rigor, nadie les ha dado más vela en este entierro que la de decir amén a lo que les ha llegado hecho.
A dos días de que el Parlamento se pronuncie, Esquerra permanece en el no y Ciudadanos permanece en el sí. Por más que Yolanda, como dijo ayer Ione Belarra, siga trabajando.
Con discreción. Tanta que donde Podemos ve avances en la negociación, en Esquerra y en el PNV no ven ná. A dos días de que Congreso se pronuncie, Esquerra permanece en el no y Ciudadanos permanece en el sí. Continuará.