En el trigésimo cuarto día de bombas rusas sobre Ucrania, el Gobierno de España aprueba hoy, en Consejo de Ministros, sus primeras medidas económicas no para frenar la subida de los precios sino para aliviar en veinte céntimos por litro el coste de llenar el depósito. El depósito del coche y el depósito de la calefacción, quienes la tengan de gasóleo.
Subvencionar en 20 céntimos el litro de gasolina
Se entiende que el precio que marque el surtidor llevará ya incluido ese descuento del que se hacen cargo el Estado y las petroleras... obligadas por el Estado.
En lugar de entregar a cada conductor un bono de veinte céntimos (el bono gasolina lo podrían haber llamado) se le aplica el descuento al surtidor. Pero la idea es la misma. Subvencionar el consumo en una cantidad fija.
Si el petróleo sigue subiendo y el litro de gasolina se pone en los dos euros y medio, los veinte céntimos nos cundirán menos
Si el petróleo, ojalá, se abarata en el mercado internacional, los veinte céntimos nos cundirán más. Si el petróleo sigue subiendo y el litro de gasolina se pone en los dos euros y medio, los veinte céntimos nos cundirán menos. Porque seguirán siendo veinte céntimos.
Y puede ocurrir, como admitio anoche la vicepresidenta Ribera en La Brújula, que el petróleo siga encareciéndose.
"En eso consiste gobernar, en sopesar consecuencias"
Como ocurre con cualquier medida económica, hay pros y hay contras. En eso consiste gobernar, en sopesar consecuencias.
¿A favor? El alivio de quien pone gasolina y ve que le cuesta menos que estos días atrás. ¿En contra? Que los precios, en realidad, no bajan. No es que el producto cueste menos, es que te dan una ayudita para que puedas pagarlo.
La inflación, que es la nueva bestia negra de la recuperación económica, no remite. Y en el peor de los casos, subvencionando al consumidor para que pueda pagar los precios elevados puede ocurrir que sigan subiendo. Gobernar es un infierno, amigo mío.
Tope a la subida de los alquileres. No podrán actualizarse con la inflación, sino sólo en un 2%. Medida que protege al inquilino y perjudica al propietario
Ayuda para el combustible y tope a la subida de los alquileres.No podrán actualizarse con la inflación, que está en el 7,4 %, sino sólo en un 2%. Medida que protege al inquilino y perjudica al propietario: el primero sabe que su alquiler no podrá encarecerse más de lo que está previsto que suban los sueldos; el segundo sabe que le sacará menos partido a la vivienda porque su renta subirá un 2% mientras los precios suben un 7%. Pros y contras.
El Gobierno espera que los salarios no suban más del 2%
El hecho de que el Gobierno haya fijado este tope, el 2%, da idea de que eso es lo que espera que salga del famoso pacto de rentas. Salarios que no suban más del 2% para evitar que la inflación se alimente de más inflación.
Si podemos pagarlo todo a un precio cada vez más caro, los precios siguen subiendo. No hay políticas inocuas. Todas tienen su ventaja y su inconveniente.
Dices: ¿y para hacer todo esto hacía falta la bendición europea? Respuesta: no. Para estas medidas que hoy se aprueba, no. En rigor, ni el bono gasolina, ni la extensión del bono social eléctrico, ni el tope de los alquileres guarda relación con la épica batalla que, según el Gobierno, se libró el viernes en el Consejo Europeo.
Lo que dice la oposición a este respecto es verdad. Por eso al Consejo llegaron los Macron, los Draghi, los Schloz, con medidas similares a éstas en sus respectivos países ya anunciadas.
Ponerle tope al gas y, de rebote, al megavatio
Lo que Europa tenía que bendecirle a Sánchez era el desenganche del sistema de precios de la energía. Para poder ponerle aquí tope al gas y, de rebote, al megavatio hora. El presidente logró esa carta blanca de sus colegas, pero ahora falta que ponga en un papel lo que pretende hacer y se lo envíe a Úrsula y a Gentiloni para que se lo sellen.
Sánchez pedirá en el Congreso que, el día que toque convalidar lo que el Gobierno aprueba por decreto, hagan el favor de cerrar filas porque la crisis que tenemos merece que se le dé un voto de confianza
Salvo grandísima sorpresa, se lo sellarán, pero hágase a la idea de que entre unas cosas y otras nos pondremos en mediados o finales de abril antes de que pueda entrar en vigor. Hasta entonces, ahí sigue el megavatio, en los 248 euros de media para hoy.
Mañana, el presidente estará en el Congresopara informar a los diputados de lo que estos, para entonces, ya habrán leído en la prensa. Y para pedirles que el día que toque convalidar lo que el Gobierno aprueba por decreto -nueva lluvia de decretos- hagan el favor de cerrar filas porque la crisis que tenemos, y la crisis aún mayor a la que vamos si en Ucrania la guerra se prolonga, merece que se le dé un voto de confianza al Gobierno.
El dèjá vu del Sánchez de la pandemia
Estamos ante un déjà vu. Un ‘esto ya lo hemos vivido’. La apelación del presidente al patriotismo y al acuerdo de todos los grupos ante una situación de crisis muy grave es una reedición del primer Sánchez de la pandemia. Aquel que en marzo de 2020 evocaba los pactos de la Moncloa del 77 y se ofrecía como arquitecto de la cohesión nacional entre ideologías distintas.
La apelación del presidente al patriotismo y al acuerdo de todos los grupos ante una situación de crisis muy grave es una reedición del primer Sánchez de la pandemia
Aquello, como tantas otras cosas, se quedó en nada. A lo más que llegó el pacto de Estado, y sólo por el vértigo de los primeros días, fue a la (casi) unanimidad con que salieron adelante el primer estado de alarma y el ingreso mínimo vital.
Todo lo demás acabó siendo confrontación, discordia y acusaciones del Gobierno a la oposición y de la oposición al Gobierno. El agotador tuya mía que se trajeron durante meses Sánchez y Casado. El primero cargando sobre el segundo la responsabilidad de que no se alcanzaran pactos y el segundo acusando al primero de rechazar por sistema la mano tendida.
En este marzo del 2022 la diferencia se llama Núñez Feijóo
En este marzo de 2022 la diferencia, aparte de la guerra en Europa que se añade al destrozo causado por la pandemia, se llama Alberto Núñez Feijóo, el nuevo liderazgo en el PP. A Feijóo lo coronarán con toda la liturgia propia de estos actos el sábado en el Congreso Extraordinario. Pero, de hecho, viene ejerciendo de líder del PP desde hace dos semanas.
Si esta vez, a diferencia de 2020, el pacto de Estado pasa a ser un ejercicio serio de entendimiento entre adversarios
Mañana, en el Congreso, Feijóo hablará por boca de Cuca Gamarra. Lo que el grupo parlamentario popular diga en respuesta a la invocación de patriotismo y apoyo al Gobierno que, sin duda, hará Pedro Sánchez será lo que Feijóo haya dicho que toca decir.
Y eso dará la medida de si esta vez, a diferencia de 2020, el pacto de Estado deja de ser un recurso en el que no cree ni quien lo propone y pasa a ser un ejercicio serio de entendimiento entre adversarios.