EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: Artur Mas nunca bailo la “Yenka”. Cumplió la hoja de ruta

Les voy a decir una cosa.

En la función de anoche el público estuvo frío. Hoy, buscando el aplauso, ha cambiado de público.

ondacero.es

Madrid | 14.10.2014 20:13

Lo que Artur Mas tuvo la gentileza esta mañana de compartir con esa sociedad catalana cuya opinión tanto le conmueve es lo mismo que anoche planteó, en reunión casi clandestina, a sus socios de proyecto, o de proceso. Y lo mismo que ya les había sugerido en la reunión anterior. Que en ausencia de consulta real el nueve de noviembre, él apuesta por celebrar elecciones presentándose juntos en un frente común y soberanista, la lista conjunta. Anoche en café teatro, hoy ya en abierto. Anoche con público frío y disgustado. Hoy con el público mayormente confuso ante el largo preámbulo que se marcó el presidente invocando “marcos legales” indefinidos para anunciar que el nueve de noviembre habrá consulta sin haberla y que, como siempre, lo tiene todo controlado.

En rigor lo que anunció Mas en su perorata de acompañamiento a lo único que, en el fondo, estaba diciendo (que Esquerra tiene que ir a las elecciones a su lado, y con la ANC y el resto de actores invitados), no era una consulta popular sino una nueva manifestación ciudadana. En lugar de convocar a los catalanes a la Diagonal, les ha emplazado a manifestarse ante una urna. En fila de a uno, como la “V” del mes pasado, y metiendo en la caja de cartón una papeleta. No era el presidente autonómico convocando a una consulta, era el portavoz adjunto de Omnium Cultural invitando a participar de la misma manifestación de siempre pero con formato renovado: una cadena humana, una “V”, uno detrás de otro en la urna. Y aunque el profeta se entretuvo, en su prolegómeno, detallando quiénes podrán manifestarse y dónde, aún no cabe tomarse al pie de la letra eso de que el nueve de noviembre pasará algo. Depende. De Esquerra.

Artur Mas -oh capitán, mi capitán- lleva semanas presumiendo de audacia y astucia.  Cuando el astuto capitán se pasa de rosca, deja de ser el Príncipe (o Maquiavelo) para ser visto como un enredante maniobrero. Y los primeros que pueden percibirlo son sus compañeros de barco.

Hasta que el TC suspendió la ley autonómica de consultas, todo -incluida esa suspensión- estaba escrito en el guión previo. Contrariamente a lo que interpretaron algunos comentaristas, nunca hubo ni balbuceos ni cambios de postura en Artur Mas, nunca bailó la yenka. Cumplió la hoja de ruta. Primera fase, que el Parlamento autonómico solicite a las Corte la competencia para convocar una consulta sabiendo que se le va a decir que no. Así fue.

Segunda fase, que el Parlamento autonómico fabrique una ley de consultas como paraguas para convocar esa consulta, sabiendo que el gobierno central recurrirá y será suspendida. Así ha sido. Es a partir de ese momento, cuando el guión llega a la última página que se había podido escribir, porque las páginas siguientes ya requieren de un acuerdo entre los amanuenses que aún no existía. Empezó, con la suspensión, el terreno inexplorado. Y es en este terreno en el que Mas, complicados sus cálculos, improvisa.

El plan decía que llegados a este punto, la imposibilidad de celebrar una consulta que sea legalmente reconocida, el presidente persuadiría a sus socios para pasar a la fase tres: celebrar unas elecciones que pudieran ser leídas como un referéndum (esto que se da en llamar plebiscitarias). Convocarlas es potestad suya y sólo suya, sólo depende de él. Pero que se conviertan en referéndum no está en su mano, sino en las manos de los otros partidos. Principalmente, o únicamente, Esquerra. Para concurrir juntos, con una misma lista y un mismo programa -el sí sí- hace falta que los dos quieran. Esquerra, anoche, le volvió a decir que no lo ve. Le volvió a decir que, en ausencia de consulta, lo que hay que hacer es declarar en el Parlamento la independencia. Que en lo que a Mas respecta se traduce como “mi plan de plesbiscitarias, por culpa de estos, no cuela”.

Perdido el primer pulso anoche, en la intimidad de la reunión familiar, cambia de foro y lo hace público. Ahora sí, ahora ya toca. Sin dejar de pretenderse audaz y astuto, cuenta ahora abiertamente lo que ya se sabía. Que cuando dijo “esto acaba en votación y votación tendremos” estaba hablando de anticipar (otra vez) las elecciones. Frente común. Mayoría absoluta. Y nuevo parlamento con un único mandato: poner en marcha la negociación con el Estado para la secesión de Cataluña. Y si ahora toca enseñar la cartas es porque, desde ahora, él ya no las reparte. La llave de la lista conjunta la tiene Esquerra.

El destinatario de todos sus mensajes de esta mañana (en resumen, uno) no era la sociedad catalana cuya opinión tanto le conmueve, sino Junqueras y los que acompañan a Junqueras. Esta consultilla de cartón no vale para nada, vino a admitir esta mañana, y por mí convocaría un referéndum envuelto en elecciones ya, pero...si Esquerra no traga con la lista conjunta resígnense a seguir manifestándose eternamente. O sea, que es cosa de Esquerra.

Se dice mucho que es Junqueras quien tiene en su mano a Artur Mas, que él es rehén de Esquerra. Pero ahora mismo es Mas el que intenta marcarle el paso, escribirle el guión, a Junqueras. Y el primer mandamiento de un independentista es no dejar que un recién llegado le diga lo que tiene que hacer. Al menos, aparentar que no se deja dirigir desde fuera.

Resulta interesante que el presidente catalán no haya mencionado esta mañana ni una sola vez al Parlamento de Cataluña. Tantos meses predicando el papel central que ha de desempeñar en el proceso y hoy, desnudando su jugada, ni Parlamento ni decretos ni nada: cómprame el juego, Junqueras, que a eso se reduce todo.

El plan del profeta incluye una lista conjunta que integre a CiU, a ERC, a Omnium Cultural, la Asamblea Nacional Catalana, Miquel Calzada y, si se deja, Pep Guardiola. Y en Convergencia, aparentemente, lo que diga el líder, va siempre a misa. Si hay sector crítico, o discrepante, en el partido cesarista nunca se le ha oído. Pero, como dice Artur Mas, nada hay más democrático que dar cauce a la libre expresión de las opiniones de la gente: la quintaesencia de la democracia, en su discurso, es consultar.

Éste es, president, el momento de dar ejemplo. De reconocerle a la militancia de Convergencia el derecho a decidir si él, llegados a este punto, debe seguir liderando el partido. Y si debe presentarse Convergencia con un programa independentista a las próximas autonómicas. La consulta, como la caridad, cuando está bien entendida empieza por uno mismo. Consulte a su militancia si quiere lista conjunta.

Qué miedo puede tener. Salvo que la respuesta no sea la que él predica.